Un paso más lejos de ti.
Layla.
Entro a la cafetería y me dirijo a la mesa de mis amigas, dónde Elena desde su puesto me hace ademanes para que me acerque y no he acabado de pegar el trasero en la silla cuando ya tengo a Anieska pegada a mi lado.
–Necesito hablar contigo, ¿Crees que puedas?
–Ahora mismo no puedo. —me limito a decir tomando mi celular.
–Layla, solo quería hablar de lo que viste ese día, no estuvo bien. —intenta explicar pero ya a mí no me importa nada de eso.
–¿Que fue lo que ví?
Su rostro se torna rojo y se aclara la garganta bajo las miradas curiosas de mis amigas.
–Ya sabes, lo de la oficina y Daniel...
–Anieska, no es mi problema, así que no te preocupes por lo que ví, ¿De acuerdo?
–Es que no me gustaría que tuvieras una idea de equivocada de mí, algo así como una mala imagen, porque no soy así.
Tengo ganas de reírme en su cara pero me las aguanto.
–No soy nadie para juzgarte y jamás lo haría, ni a tí ni a nadie, pero creo que ya es un poco tarde para querer dar una buena imagen, ¿No crees?
–Es que con él es diferente, es tan...
–A ver Anieska. —me sostengo el puente de la nariz porque ya me ha comenzado a doler la cabeza. –Lo que pase con la vida de Daniel y la tuya no esa asunto mío, si aquel día me alteré tanto no fue precisamente por usted, es que considero algo inmoral que el venga a hablarnos de responsabilidad y perder el tiempo cuando quien se supone que debe dar el ejemplo es el primero en perderlo, pero nada personal, así que lo que hagan ustedes con sus vidas no es mi asunto, ni siquiera sé porque estás aquí explicándome cosas que no me interesan.
He hablado un poco es más alto de lo necesario captando la atención de varios y Adriana me hace señas de que me calme, Elena se justifica con que tiene que ir al baño y ambas se van dejándonos sola, Anieska toma lugar a mi lado.
–Sinceramente no sé porque todas aquí me odian. —suspira agotada. –No le he hecho nada a ninguna de ustedes y puedo notar las miradas despectivas, los susurros cuando paso por su lado, como me evitan cuando intento acercarme y la verdad no lo entiendo y todo empeoró cuando me acerqué a Daniel, ¿Es tan malo que me haya enamorado de él?
–Te enamoraste en dos semanas.
Recalco rodando los ojos y estoy siendo hipócrita porque yo me enamoré en poco tiempo también, pero no tengo la culpa que me moleste su cercanía, el que ellos también compartan eso que él y yo una vez compartimos.
–Anieska, no quiero ser grosera, y creeme que soy la persona menos indicada para hablar de Daniel.
–Pero es que necesito hablarlo con alguien y aquí no tengo amigas, Daniel me a hecho sentir como nadie mas en este poco tiempo y siento que me estoy enamorado de él y...
Me levanto de la mesa con la rabia atascada en la garganta.
–Entiende algo, a mí me importa tres hectáreas enorme de estiércol tu relación con Daniel y todo lo que tenga que ver con el, no me interesa hablar de como te enamoraste o que hay entre ustedes, no somos amigas y yo no quiero hablar contigo de Daniel, ¿Quedó claro?
No doy tiempo a respuesta, salgo de la cafetería arrollando todo a mi paso, porque me molesta tanta insistencia con Daniel, porque no tengo la tolerancia para sentarme a hablar con su nueva amante de cuántos orgasmos la hace tener o de lo bien que se lo pasan juntos, no, prefiero ser grosera hasta que entienda de una buena vez que no me interesa tocar el tema de Daniel con ella.
ESTÁS LEYENDO
Placer y Obsesión
Novela JuvenilLayla regresa a Witko finalizadas sus vacaciones en Hawaii la tierra donde reside su padre. En su regreso al trabajo en la Academia Pembrook, unidad militar que pertenece a su apellido, una Academia que recluta y prepara soldados para la disposición...