Capitulo 43

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Puntos claves.

Ian.

Las paredes del gimnasio que tengo en casa retumban ligeramente con la música que proviene del estéreo, Samy está sentada sobre una banqueta masticando chicle mientras yo hago flexiones.

Termino la última tanda y me levanto dejando las barras de lado, ella me pasa una botella de agua y una toalla para que me seque el sudor.

–¡Dios! Cómo me ponen los hombres sudados. —gime y le doy un golpe en la frente.

Samy es mi mejor amiga desde que era un crío, a estado para mí en cada momento, ya sea bueno o malo, gris, negro o blanco, ella siempre a sido una chica transparente, que aunque muchos han confundido con mi novia o han insinuado que tiene sentimientos hacia mí, yo solo la veo como esa hermana que no tuve, nuestra relación siempre ha sido de hermanos y de nada más.

–¿Ya viste hoy a tu Dulcinea? —pregunta haciendo una bomba con su chicle.

–Aún no, está en el trabajo.

–Ian, ¿Tú confías plenamente en ella?

Su pregunta me extraña pero no tengo que dudar, claro que lo hago.

–Si, con los ojos cerrados, ¿A qué se debe la pregunta?

–Es que yo no confío en esa chica, no lo sé, siento que te miente.

–Samy, ¿En qué te basas para decir eso? —me siento frente a ella.

–Mi prima Melody, sabes que trabaja en esa Academia, ella me ha dicho que hay rumores sobre esa chica, Layla, que sale con su Coronel, que les han visto muy juntos y a ella muy metida en su oficina.

Sonrío sintiendo la punzada en mi estómago, yo confío en Layla, Daniel no sería el tipo de hombre en el que ella se fijaría, además, es el prometido de Clara, ella no le haría eso a un Lions.

Sacudo la cabeza ante lo descabellado que está diciendo Samy.

–Son simple rumores de Academia, sabes quién es Daniel, ella jamás andaría con él y que los vean muy juntos, es normal, ella es una Teniente y el su superior.

–Yo solo digo. —se encoge de hombros.

Luego de un rato incómodo nos despedimos y me meto a la ducha, para quitar cualquier rastro de suciedad, ni siquiera me llena de dudas sus palabras, porque confío en Layla y sé que ella no sería capaz de lastimar a nadie.

Salgo de la ducha y me visto casual, con una franela blanca, pantalón azul, suelto y unas zapatillas descalzadas, tomo lo que necesito y subo a mi auto, rumbo a la Academia, planeaba ver a Layla hace un rato, la verdad extraño mucho su hermoso rostro.

Llego a la primera reja, ahí examinan mi tarjeta de pase y tras comprobar que es auténtica me dejan pasar, en la segunda entrada es menos complicado y cuando me dan el pase, estaciono frente a los escalones del jardín, subo los peldaños de dos en dos, logrando llegar hasta el interior.

Personas uniformadas van de un lado a otro y me siento bastante fuera de lugar aquí, pero por Layla lo resisto y avanzo hasta encontrarme con un soldado que intercepto.

–¿Sabe dónde se encuentra la Teniente Layla Lombardi?

El hombre me escanea rápidamente y asiente.

–La Teniente Lombardi está en el campo en el entrenamiento del primer pelotón, siguiendo recto, la primera desviación a mano derecha y verá la entrada del campo.

Asiento siguiendo las indicaciones del hombre y ahí veo el campo, el pasto verde recien cortado es iluminado por las gotas de rocío que destellan con la luz del sol.

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