Capitulo 42

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Entre el placer y la obsesión.

Daniel.

-Si se sigue moviendo terminaré pinchandolo con el alfiler. -advierte Mariana, la estilista.

Llevo horas aquí sobre este pedestal, siendo la distracción de un puñado de extraños que trajo mi madre a primera hora, para que todo esté listo para la boda, me toman las medidas en estos momentos para hacer el mejor traje antes visto, el más refinado, el más elegante, el más estúpido para mí, es una boda, es un esmoquin al fin y al cabo, da igual de que marca o diseñador sea.

-Cariño, muestra un poco de emoción y simpatía, en pocos días es tu boda. -pide mi madre entrando a la habitación.

-Resulta que estoy aquí desde las seis de la mañana y lo único que quiero es darme un ducha y beber mi café de la mañana.

Me quejo observando el reloj de la pared que marca las ocho con treinta.

Luego de unos minutos la mujer que me manosea, sin ser de mi agrado, me informa que ya puedo tomar un bendito descanso y la verdad, no espero a que termine de decirlo, me voy directo al baño, ordenandole a la empleada mi café de la mañana.

Preparo la tina que se llena bastante rápido, echándole sales aromáticas y algunas esencias que sé que me relajarán un poco, me meto al agua y me hundo hasta que todo mi cuerpo es cubierto por el líquido, la relajación apareciendo en mi cuerpo al estar solo y sumergido.

A parte de la tensión de la boda está ella, no quiero ni mencionar su nombre, sus aires de grandeza fueron bastante molestos, tuve que disimular bien la rabia que me ocasionaban sus palabras.

¿Resulta que ahora solo fuí el desahogo de ella?

Daniel Frost jamás es el objeto de entretenimiento y experimento de nadie, mucho menos de una fémina, y ahora ella toda altanera, me restriega en mi cara que solo fuí eso para ella, ¿Quien se cree?

Salgo de abajo del agua, las gotas chorreando de mi cabello y la respiración algo agitada por el tiempo sumergido es lo único que se escucha en el baño.

Dejo de pensar en eso, porque si lo sigo pesando acabaré con medio mundo.

Así que me visto con algo ligero y luego de peinarme y empaparme de mi loción favorita, salgo al comedor, Samantha la empleada me coloca la taza de café humeante en la mesa y le doy un sorbo pese a estar caliente, los músculos tensos comienzan a entrar en relajación y sé que el dolor de cabeza va a menguar, porque esto es lo que necesitaba.

La presencia de mi madre me hace rodar los ojos, ella ignora mi falta y toma lugar frente a mí, escuadriñandome con los ojos, viendo el desayuno que me sirvieron hace un rato, sin tocar encima de la mesa.

-¿Se puede saber que le pasa al señor Frost que ni siquiera a tocado el desayuno y tiene un mal genio de los mil demonios hoy?

-No tengo hambre y me sacaron de la cama a las seis de la mañana, eso es todo.

Mi madre suspira cansada ya de la misma conversación, pero es que el cansado aquí soy yo.

-Daniel, sé que no quieres esto, pero es por una buena causa.

Bufo ante sus palabras, ¿Una buena causa? Casarme con la loca de Clara solo para que su abuelo firme un contrato multimillonario con mi padre, el viejo estaba en duda y su nieta obsesionada conmigo y papá vio esa enorme oportunidad para hacerse un poco más rico, así que contactó conmigo, prácticamente me lo impuso, Azael ya se había fijado en Claudia, no iba a servir para esto.

Y ahí fuí yo, pensando que esto sería más ameno, pero es que Clara es insoportable, solo quiero terminar con esta estupidez, ya el contrato está firmado, ¿Por qué no dejarlo ya? Ah no, porque mi padre tiene otro negocio en mente que solo se podrá firmar cuando Clara y yo nos casemos, ya que las acciones están a su nombre.

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