Capitulo 51

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Familia Frost.

Layla.

Estacionamos frente al enorme hospital militar privado donde se encuentran mis compañeros, tomo una enorme bocanada de aire aún en el asiento del copiloto, está siendo difícil, muy difícil.

–Tomate tu tiempo. —aconseja Ian a mi lado.

Y lo hago, respiro varias veces, me doy ánimos a mi misma y permito que Ian me los dé con sus palabras de aliento y sus abrazos reconfortantes, porque necesito fuerzas para esto.

–¿Lista?

–No. —confieso. –Pero ya no voy a dilatar esto mas.

–Bien, vayamos entonces.

Nos adentramos en el enorme hospital con paredes blancas y azules, con el techo alto y lámparas redondas que iluminan los pasillos, todo aquí huele diferente a cualquier hospital mediocre, la higiene del lugar se respira en cuanto pones un pie adentro, me abrazo a mi misma cuando el aire acondicionado me eriza los vellos, vamos, que estamos hablando de una de las clínicas militares mas grandes de Witko.

Nos metemos en el elevador y es él quien presiona el piso a dónde iremos, mis manos nerviosas y sudadas resbalan entre sí cuando juego con mis dedos, Ian lo nota y su mano se entrelaza con la mía dando un apretón reconfortante, un; Todo va a estar bien.

Finalmente la máquina se detiene abriendo sus puertas de metal y no pierdo tiempo para salir y caminar de la mano de Ian por el amplio pasillo con puertas azules, en la parte superior tienen carteles con el nombre del paciente internado y en ninguno diviso los de mi compañeros, así que seguimos avanzando.

Cuando tomamos la primera esquina que nos desvía mis ojos se abren entre la perplejidad y el dolor, porque no esperaba verlos ahí, los Frost y los Lions están devastados en sillones mullidos, mientras lloran desconsoladamente, Azael y Rayneris abrazan a su madre que porta un semblante decaído y sus ojos están muy hinchados.

De pie junto a Sasha se encuentra un hombre, alto, de aspecto rudo, facciones duras y musculoso, a pesar de tener el rostro ensombrecido no deja de intimidar cuando esos ojos hipnóticos encuentran los míos, entonces lo observo, cabello negro despeinado, mandíbula cuadrada, labios anchos, cejas pobladas, cara de pocos amigos, nariz perfilada, es el padre de Daniel.

Y mi mirada pasa al último miembro de la Familia Frost, tan diferente a todos, ¿Un primo tal vez? Su cabello es castaño, casi dorado, sus facciones también son un poco rudas, su complexión es bastante parecida a la de Azael y su padre, pero los ojos, los Frost se caracterizan por ojos azules o negros, no he visto a otro Frost con los ojos diferentes, pero este chico, sus orbes son de color avellana, tan diferente, pero su mirada sigue siendo igual de pesada que los demás miembros de la familia, así que cuando encuentra los míos y me sostiene la mirada lo ignoro y me dirijo hacia los Lions.

–Hola. —digo con un hilo de voz.

–Oh. —Claudia me abraza. –Me alegra saber que estás a salvo.

Nos separamos un poco de los demás, Ian me sostiene de la cintura y observo el panorama con tristeza.

–Quisiera hablar con Clara pero con lo que pasó en su boda, no creo que sea buena idea, pero me gustaría darle mi pésame.

Mis ojos se llenan de lágrimas que limpio con el torso de mi mano, Claudia intercambia miradas con Ian y no entiendo que he dicho mal.

–¿Sucede algo? —inquiero.

–¿Dijiste pésame?

Asiento con lentitud.

–Si... Ya sabes, por lo de... —mi garganta no se atreve a pronunciar el nombre. –Sé que Clara y yo no somos las mejores amigas, ni siquiera llegamos a amigas, pero su esposo murió y...

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