ii.

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Ataraxia se había sorprendido al ver los ojos ligeramente humedecidos del viejo amigo de Norm y antiguo aliado e integrante de las fuerzas armadas de la RDA.

Su madre le había hablado del legendario Toruk Makto y elegido por la Gran Madre, la deidad del mundo en el que siempre había estado. Pero no se había esperado encontrarse con él, y menos en territorio desconocido.

—¿Jake... Sully? —preguntó algo aturdida por el recuerdo.

—Sí, soy yo —respondió parpadeando un par de veces para eliminar la humedad de sus ojos amarillos.

Ella sonrió un poco, acordándose también de los momentos de los que su madre le había hablado. Las bromas y demás situaciones graciosas que había vivido con ese hombre.

—Ataraxia Hunter —se presentó bajando un poco la cabeza—. Un placer conocerlo señor Sully.

—El placer es todo mío, Ataraxia —dijo extendiéndole la mano.

Ella la sujetó con poca fuerza pues su mano era unas tres veces más pequeña.

—Vaya, ya la conoces —comentó Norm bajando a la arena para quedar un poco por debajo de la altura de Ataraxia.

Jake se levantó, haciendo que ella se diera cuenta de que le llegaba por la cadera y malamente. Nunca había odiado más su metro ochenta.

Sukha le golpeó el brazo con el hocico para ganarse su atención, y una vez la tuvo, señaló hacia la nave. El piloto la llamaba.

Se despidió fugazmente de Jake y Norm y echó una pequeña carrera hasta la nave, donde el piloto le indicó que entrara a la vez que él se encaminaba a la cabina de mando.

Ataraxia subió con una fluidez casi ensayada y siguió al piloto.

—Ese salto es casi tan alto como ella —comentó Jake bajando de la pasarela de tela.

—Sí bueno, antes casi tenían que subirla en brazos, y ella odia que la ayuden cuando cree que puede sola, así que se obligó a ser capaz de hacer ese salto —explicó Norm mirando hacia la compuerta abierta de la nave con una sonrisa de diversión.

—¿No es muy pequeña para ayudar a un piloto? —preguntó siguiendo a Norm, que había empezado a caminar.

—Es una niña muy inteligente, que no te engañe —respondió mirando a su amigo un momento antes de devolver la vista al frente—. La base de los bosques está en el punto de mira de la RDA, y ella ha conseguido que tanto nuestras naves como la base en sí pasen desapercibidas para los radares de la RDA.

—Pero si tiene, ¿qué?, ¿dieciséis años? —inquirió cuanto más sorprendido.

—Diecisiete, y ya te lo he dicho, es muy inteligente, sabe lo que hace —replicó con suavidad—. Estamos tan ocultos que ella sería capaz de reírse en alto de todos los científicos que están al mando de Parker.

—Debería hacerlo —murmuró Jake todavía impresionado.

Norm subió a la nave, seguido de su viejo amigo, encontrándose con una Ataraxia con el ceño fruncido mientras observaba la pulsera que tenía en la mano, o mejor dicho el holograma que proyectaba.

—Y eso sería todo —murmuró pulsando un botón en la pulsera que hizo que el holograma desapareciera.

—Muchas gracias, Ataraxia —agradeció el piloto posando una mano en su cabeza y despeinándola un poco a propósito.

—¿Qué pasa? —preguntó Norm con una ceja alzada.

—Solo que los radares de la RDA han mellado un poco nuestro escudo, tengo que reforzarlo en cuanto volvamos al bosque —explicó bajando de la nave, donde Sukha la había estado esperando tumbada en la arena calentada por el sol.

Ma’Jake —dijo una mujer acercándose a la nave.

Ataraxia se apartó un poco mientras acariciaba a Sukha. La mujer na’vi miró de reojo a la niña albina, encontrándose con alguna similitud entre ella y una vieja amiga de su esposo.

¿Qué pasa, Neytiri? —preguntó Jake, teniendo su completa atención en su esposa.

Kiri ha despertado —explicó, luego ambos se dirigieron hasta su marui, donde, en efecto, la chica que Ataraxia había visto tumbada estaba despierta y algo aturdida.

Norm se encaminó hacia el mismo sitio llevando a una curiosa Ataraxia detrás de él, y aunque ella se quedó en el umbral de la tienda deseando poder entrar, no lo hizo.

La llamada Neytiri miró ceñuda al avatar y un poco a la niña que solo observaba.

Nos quedaremos un tiempo para cuidar que no vuelva a pasarle algo como esto —dijo Norm mirando a Neytiri con la esencia de la duda en los ojos—. Si te parece bien, Neytiri.

La chica, todavía aturdida, miró a su alrededor, encontrándose con unos ojos grises que la miraban con algo de curiosidad. Ella conocía —o la había visto en algún sitio— a esa otra chica albina.

¿Alguna vez nos hemos visto? —preguntó con la voz algo rasgada.

Los tres adultos la miraron algo alarmados, pero también con un deje de curiosidad, y luego dirigieron su vista a la chica albina, que tenía una ceja alzada.

Creo que... no —respondió. Ahora que la veía mejor algo le sonaba de esa na’vi, no sabía el qué, pero ya estaba ansiosa por descubrirlo.

¿Quién te enseñó a hablar nuestro idioma? —inquirió Neytiri mirando con seriedad a la chica, pero se sorprendió al ver que esta no se amedrentaba.

Mi madre lo hizo —dijo poniendo un pie dentro de la tienda y enderezándose cuán alta era —poco en comparación a cualquier na’vi.

Neytiri abrió la boca para preguntar quién era su madre, pero su esposo la detuvo, como diciendo: «Te lo explico después».

Sintió como Sukha le gruñía suavemente a alguien, haciendo que se girara como un rayo.

Había un na’vi joven —aparentemente de su edad— acuclillado a poco más de un metro de la loba, que tenía los labios retraídos para mostrar sus dientes.

—Sukha, quieta —ordenó Ataraxia posando una mano sobre la espalda de su loba, haciendo que ésta se sentara y apoyara su cabeza en el vientre de su ama—. Lo siento mucho —se disculpó bajando un poco la cabeza.

No importa —murmuró algo extrañado todavía mientras entraba en el marui en el que ella había estado con anterioridad.

Norm salió para darle algo de privacidad a la familia y para explicarle a Ataraxia lo que había acordado con los Sully.

—¿Quién era? —preguntó una vez vio al avatar a su lado.

—Lo’ak Sully, el segundo hijo de Jake —respondió mirando hacia atrás como si el chico fuera a aparecer de repente. Ataraxia hizo un sonido afirmativo salido de su garganta.

—¿Qué habéis acordado al final?

—Nos quedaremos aquí durante un mes si los líderes Metkayina lo aceptan, si no vendremos un par de veces cada semana —explicó acuclillándose a su lado para estar más o menos a su altura.

—¿Mamá lo sabe? —inquirió acordándose de lo protectora que a veces era su progenitora.

Norm hizo un ruidito ahogado, recordando que tenía que avisar a la madre de Ataraxia.

—Cierto..., tu madre... —Ella sujetó el puente de su nariz a la vez que Norm agachaba la cabeza.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora