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Ataraxia no sabía que decir o hacer. Parker se había preocupado por ella. ¿Estaba soñando? ¿Acaso estaba inconsciente mientras seguían intentando curarla y esto era solo una creación de su cabeza?

Aunque rechazó todas las preguntas que se acababa de hacer al ver la sonrisa aliviada de Parker. De verdad se había preocupado por ella. Pero lo había traicionado, ¿cómo podía estar preocupado?

—Sí —murmuró—, sí, estoy bien.

Su madre la miró con algo similar a la ira y la sorpresa juntas, ella solo se encogió de hombros. Le había respondido sin pensar.

—¿Por qué te has preocupado por mí? —preguntó finalmente.

—Lo de querer un hijo no era broma —respondió cambiando a una mueca de seriedad. Luego miró a Emrey—. ¿Por qué no le contaste que yo te busqué?

—Porque no sabía que lo habías hecho, creí que era la primera persona con la que te habías topado —replicó la mujer, su hija la miró con algo similar a la sorpresa.

Ataraxia retrocedió un paso.

—Mientras vosotros aclaráis esto, yo... voy a ver a Sukha —se excusó, luego se alejó con Lo’ak pisándole los talones. Lo había oído todo.

—¿Estás bien? —preguntó, la albina tragó saliva con fuerza, se había olvidado de que él estaba ahí. Con ella.

—Sí. —Aunque en realidad no lo sabía—. Voy a hacer que metan a Sukha en su avatar, a ver que tal va —dijo antes de meterse en la base, Lo’ak se quedó fuera.

Ataraxia se acercó casi corriendo a Norm, mientras su loba iba hacia ella, pidiendo que le diera atención. La humana se detuvo para abrazar a Sukha y acariciarle la cabeza.

Oh, cuanto la había echado de menos.

Le hizo un gesto a la loba para que la siguiera hasta donde estaba Norm, preparando el avatar de Sukha.

—Lia —llamó el científico.

—Voy, voy —dijo acercándose hasta estar en frente de la cápsula que tenía el avatar de su loba.

Era de un color negro que daba la sensación de que era pegajoso, tenía un par de blindajes en la cabeza, como los thanator, se dio cuenta la albina, seis patas —como casi todo animal terrestre de Pandora— y dos colas neuronales que salían de los laterales de su cabeza.

—Parece una mezcla entre un thanator y un viperlobo —comentó Ataraxia por fin—. ¿Sus ADN son compatibles?

—Sorprendentemente sí —respondió.

—Vas a ser fuerte aquí, mi Sukha —le dijo acariciando su cabeza mientras la cola del animal se movía de un lado a otro, como un perro.

Norm sonrió enternecido por la escena mascota-dueña que tenía delante, desde luego no había mejor amo para Sukha que Ataraxia, ni siquiera él mismo. Ella descolocaba su día entero solo para poder estar con su loba.

—¿Puede probarlo ahora? —preguntó mirando de nuevo al científico.

—Claro. —Ataraxia sonrió.

𓏲᭄

Ataraxia, metida en su avatar, esperaba un poco impaciente a que Sukha saliera de la misma cámara blanca en la que había estado ella cuando se metió por primera vez en su avatar.

No tuvo que esperar mucho cuando la puerta se abrió y dejó ver a Sukha en un cuerpo algo menor que la mitad de un thanator, pero más grande que el cuerpo de un viperlobo. Le llegaba al avatar de Ataraxia por las costillas.

Se acercó acuclillada hasta ella, quién levantó los blindajes de su cabeza para verla mejor, aunque no le sacó los dientes estaba casi en pose de defensa.

—Hola —saludó Ataraxia con una sonrisa.

Entonces Sukha asoció y saltó encima de su ama, quién se levantó para no terminar en el suelo, como a su mascota le encantaba hacer siempre que podía, ya fuera porque quería jugar o solo quería mimos.

Con las patas sobre sus hombros, Sukha intentó por todos los medios lamerle la cara a su ama, mostrando lo feliz que estaba de poder ir con ella a donde quisieran sin que ninguna tuviera que temer por la otra.

Ataraxia estalló en carcajadas mientras dejaba a su mascota en el suelo, que movía su cola con énfasis. Cuando la ahora-no albina dejó de reír pudo escuchar otro par de risas cerca de ella.

Los reconoció antes siquiera de verlos: Lo’ak y Kiri. Sukha se sacudió, más feliz todavía al ver a gente conocida. Ataraxia sonrió ampliamente al oírlos reír a ambos y al escuchar a su mascota removerse en su sitio con alegría.

Eso ha sido buenísimo —dijo Kiri entre risas.

Así es la felicidad de un animal —respondió Hunter levantando un poco las manos.

Ahora, a lo que vinimos —habló Lo’ak todavía sonriente—, mamá quiere hablar contigo.

—¿Sobre...?

—Ni idea, solo nos pidió llamarte —negó Kiri cruzándose de brazos.

Lástima, voy a avisar a mamá —anunció caminando hacia la parte trasera de la base.

𓏲᭄

Los tres na’vi caminaban por el bosque, seguidos de una medio thanator medio viperlobo que les pisaba los talones.

Una atokirina pasó volando por el lado de Ataraxia, rozándole un poco la oreja, que bajó al notar que había sido tocada por algo ajeno a ella, aunque la levantó poco después al ver lo que era.

Vio que había muchas más pululando por las ramas de los árboles, alguna parecía estar bajando.

Lo’ak se detuvo al no notar los pasos de Ataraxia detrás de él, aunque se relajó un poco al verla admirando las atokirina que volaban por aquí y allá.

Vamos, Da... Ataraxia —dijo volviendo a caminar.

Ella sonrió un poco al ver que había estado a punto de llamarla por su primer nombre, pero obedeció y volvió a acercarse a ellos, con Sukha a su lado esta vez, alerta al bosque.

Tuk se va a enfadar conmigo al ver que no la he traído —comentó Kiri para romper el silencio.

Pobre Tuk —murmuró Ataraxia.

No ayudas.

—No lo intento.

Lo’ak se rió por lo bajo, intentando no meterse en la conversación y decir cualquier bastada que se le pasara primero por la cabeza. Kiri notó ese gesto y miró a Ataraxia, quién tenía sus ojos sobre su hermano con la diversión brillando en ellos.

Ella también sonrió y siguió su camino, sabedora de lo que había entre ellos dos, aunque lo negaran rotundamente —bueno, eso Lo’ak, Ataraxia... no lo sabía.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora