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No es buen momento para decir que me da miedo, ¿verdad? —dijo el avatar, mientras subía por las lianas de las montañas flotantes.

No, no lo es —respondió su pareja.

Ataraxia frunció el ceño y siguió escalando detrás de él. Casi podía ver a Kiri, quién los seguía desde su ikran, riéndose de ella.

Llegó hasta una cueva dentro de una montaña desde la que se veían casi perfectamente las Montañas Halleluyah. Jadeaba pesadamente mientras sus ojos recorrían las vistas.

Vio de reojo cómo Lo’ak sonreía y a punto estuvo de mandarlo a la mierda, sin embargo, Kiri apareció en su ikran, acallando sus pensamientos durante un rato.

Algo de aquello le sonaba a Ataraxia, una historia. A punto estuvo de sonreír por el recuerdo.

Muy bien, vamos, At —apremió la joven.

El avatar reprimió un suspiro de rendición y simplemente avanzó, pasando por detrás de la cascada de la montaña. Sintió los ikranes chillando y bajó las orejas, tal vez se estaba volviendo cobarde.

No voy a decirte que no intentarán matarte... —Lo’ak puso una mano sobre su hombro, ella lo miró—. Pero al menos respondías bien a los entrenamientos, céntrate.

Lo intento —espetó, pero en verdad le daba un poco de miedo meterse en medio de todos esos ikranes.

No dejaré que te maten —aseguró, cogiéndole la mano.

Dahlia cogió aire, no le había quitado el miedo en absoluto, pero al menos sabía que contaba con su apoyo. Apretó la cuerda que su pareja le había dado antes de empezar a subir.

Dio un paso adelante, separándose del agarre de Lo’ak.

Un ikran chilló acercándose, los tres adolescentes miraron hacia él y a Ataraxia se le cayó el ánimo al suelo. «Neytiri, yo te amo, pero tú quieres verme temblar» pensó, tratando de reprimir el impulso de largarse como una cobarde.

La nativa le hizo un gesto con la cabeza para que siguiera avanzando, ella hizo caso. No aflojó el agarre en la cuerda, sino que lo aumentó, si eso podía hacerse.

Respiró profundamente repetidas veces mientras avanzaba, apenas fue consciente de cuando los nativos dejaron de avanzar con ella, aunque no se permitió pensar demasiado en eso.

Hizo contacto visual con todos los ikranes con los que podía hasta que se quedó clavada en uno. Violeta, con manchas grises y blancas. Ataraxia se dio cuenta de las manchas de ese ikran e inevitablemente pensó en su cuerpo humano.

Tensó un poco la cuerda cuando la ikran alzó el vuelo para acercarse a ella.

«Vamos, Ataraxia, ayudaste a sacar a la RDA de aquí, puedes hacer esto» intentó convencerse.

La ikran ladeó la cabeza y le chilló, le bufó a modo de respuesta, antes de que saltara hacia ella. El avatar la esquivó a duras penas y saltó hasta abrazar su cuello, tratando de hacer toda la fuerza que pudiera.

El reptil se sacudió con fuerza, lanzándola a un lado. Se quejó en silencio por el golpe que se había llevado en el brazo, pero no hizo caso de las reacciones de su cuerpo.

Saltó hacia el banshee una vez más, atándole la mandíbula con la cuerda y aferrándose a ella para que no volviera a lanzarla.

Se aferró con brazos y piernas mientras se sacudía, e incluso cuando el brazo que se había llevado el golpe falló, hizo lo posible por no soltarse.

Bufó por el dolor de la raspada, pero no se soltó.

Hizo el vínculo cuando notó que se estaba preparando para dar una fuerte sacudida, deteniendo así todo movimiento. La ikran se quejó mientras se levantaba con Ataraxia sobre su lomo.

¡Vuela! —la instaron Kiri y Lo’ak, Neytiri asintió, mirándola con seriedad.

Ataraxia hizo caso, pero también pensó que la Omatikaya estaba decepcionada, por cómo la había mirado.

Cayó en picado con su ikran y casi tuvo miedo de nuevo. Bajó las orejas.

Enderézate —dijo en alto, aferrándose a su cuello otra vez.

La ikran le hizo caso y en ese momento de tranquilidad, el avatar aprovechó para ver la herida que tenía. Sacó la lengua al ver la sangre saliendo con lentitud perezosa de la herida.

Eso me dolió —murmuró. La ikran chilló suavemente, provocando que una sonrisa tirara de sus labios.

Volvió a la montaña flotante y apenas deshizo el vínculo con la ikran, Kiri la abrazó. No reaccionó durante un segundo, pero después le devolvió el abrazo, reprimiendo un quejido por la herida.

La ikran empujó con la cabeza un poco a Kiri, haciendo que la na’vi la mirara con ofensa. Ataraxia bajó las orejas y sonrió nerviosamente, acarició uno de los lados de la cabeza de la ikran.

Neytiri observó la escena con las orejas alzadas. Vio un poco de sangre gotear desde el codo del avatar y se dio cuenta de que Ataraxia solo intentaba ocultar la herida.

𓏲᭄

Reprimió otro quejido cuando Mo’at volvió a tocarle la herida para curarla. Bajó las orejas, pensando que tal vez estaba exagerando.

¿Cómo la llamarás? —preguntó Kiri, pasándole un cuenco con algo a la Tsahìk.

¿Qué? —soltó, alzando las orejas.

La joven sonrió al darse cuenta de que su amiga no había estado prestando atención a nada, durante un buen rato.

Que cómo llamarás a tu ikran —repitió.

Ah, no sé. —Se encogió de hombros. Gruñó un poco cuando Mo’at presionó un poco su bíceps.

Al fin te quejas, niña —sonrió, terminando de vendar su herida.

La joven solo suspiró.

No puedes no saber cómo llamarla, es tuya ahora —replicó Kiri.

Lo sé, pero no tengo ni idea, no soy buena con los nombres.

La joven la miró con reproche, poniendo sus manos en las caderas. El avatar le sacó la lengua, provocando que se hiciera la ofendida. Ambas chicas sonrieron, contagiando un poco de esa alegría a la anciana Tsahìk.

𓏲᭄

Ataraxia tarareaba en voz baja, su cola golpeaba la rama del árbol, siguiendo el ritmo.

Sintió a alguien acercarse, aunque no le hizo falta ni siquiera girarse para saber quién era. Sonrió suavemente, escuchando cómo se sentaba a su lado.

Lo’ak la abrazó y apoyó su cabeza en su hombro. Ella sonrió un poco más y le besó la cabeza.

¿Puedo pedirte algo?

No.

Ni siquiera sabes lo que te iba a pedir —afirmó, enroscando su cola alrededor de la cintura de su pareja.

Me hago una idea... —rio.

Entonces, ¿vas a cantar esa canción? —preguntó.

El avatar suspiró, todavía sonriendo. Negó con la cabeza, mordiéndose el labio.

Throwing poison seeds into the wind... —cerró los ojos, suavizando su sonrisa.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora