xxi.

252 21 1
                                    

Norm se pasaba la mano por el pelo, frustrado y bastante asustado mientras caminaba al encuentro de los líderes Metkayina, su viejo amigo y Neytiri.

No sabía si solo querían decirle algo importante o si ya estaban hartos de él y los dos niños que llevaba con él. Aspiró todo el aire que pudo y siguió caminando a paso firme.

¿Qué pasa? —preguntó cuando vio a los otros cuatro ya reunidos.

Gente del cielo —dijo Tonowari con tono tal vez demasiado serio para su gusto.

¿Han matado a alguien? —inquirió Jake bajando un poco las orejas.

Todavía no —negó el Olo’eyktan.

Norm se frotó los ojos, más frustrado todavía.

Tengo... tengo que llamar a la madre de Ataraxia —balbuceó el científico—. Por favor, me moriría si esa niña se pone en peligro, yo y su madre —murmuró mirando a los Metkayina—. Por favor —rogó a sabiendas de que probablemente se lo iban a negar.

No le negaré a una madre volver a ver a su hija —aseguró Ronal—, pero luego os iréis —sentenció.

Norm se inclinó, conforme. De todos modos, faltaban cuatro días para que el mes terminara, Emrey tardaría dos en llegar. Uno, si esa mujer estaba tan desesperada por volver a ver a su niña.

Caminó hasta la nave a paso airado, aunque se paró en seco al ver que Sukha no estaba en la nave, donde Ataraxia le había pedido que la dejara. Elijah tampoco estaba.

Bajó las orejas de golpe, él no era su hijo pero lo quería como si fuera suyo. Corrió hasta la nave, relajándose notablemente al ver a su casi sobrina y casi hijo observando algo encima de la mesa, la loba junto a su ama.

Escuchó como Ataraxia tragaba con fuerza, luego lo miró.

—Esto —empezó levantando un tubo con un pequeño brillo amarillo en el fondo— nos va a causar problemas, muchos problemas, Norm.

El científico tragó saliva sonoramente.

𓏲᭄

¿Cuanto tardará Em en llegar? —preguntó Jake con un ligero dejo de emoción por poder volver a ver a su vieja amiga, a pesar de los problemas que tenían encima.

Mañana como muy tarde —respondió Ataraxia mientras acompañaba al adulto hasta su marui, se lo había encontrado cuando iba a visitar a Lo’ak.

Luego vio a Neytiri caminar hacia ellos con paso airado, tenía prisa.

Ma’Jake —llamó, Ataraxia se quedó un paso por detrás—. Los Metkayina nos llaman —anunció cogiendo a su esposo por el brazo.

Los adultos caminaron todo lo rápido que podían hasta los líderes Metkayina. El estómago de Ataraxia se encogió con fuerza, mareándola un poco, tenía la sensación de que algo iba a pasar, y no le convenía estar muy cerca.

Llegó hasta el marui de los Sully y vio a Lo’ak acuclillado, haciendo algo. Ella golpeó la madera del umbral un par de veces. Él se giró para verla y sonrió un poco, pero rápidamente deshizo la sonrisa.

Siento todo lo que te ha pasado —murmuró, Ataraxia se acercó a él y se acuclilló.

No te disculpes, tú te llevaste la peor parte —negó, sujetándolo por el brazo.

Lo siento igual —repitió, luego acercó la cabeza de la albina y le dio un beso en la coronilla.

Ella se ruborizó un poco, pero sonrió de todas formas.

Mañana probablemente conozcas a mi madre —comentó cambiando de tema, se fijó en que Lo’ak había estado afilando su cuchillo.

Jake entró de repente en la tienda, encontrándose a Ataraxia observando como su segundo hijo afilaba su cuchillo.

Ataraxia —la llamó, la humana miró al veterano con curiosidad—. Por favor, llama a Em y dile que tengan cuidado cuando vengan, han atacado una aldea —pidió algo alterado.

La albina se levantó con rapidez y se largó corriendo hasta la nave. El adulto se fijó en que tropezó una vez en la arena, pero eso no le impidió coger carrerilla para subir de un salto limpio a la nave.

¿Qué aldea han atacado? —preguntó Lo’ak ya levantado. Su padre lo miró.

La del clan Ta’unui —respondió.

Voy... voy a decírselo —dijo caminando por el lado de su padre sin recibir protestas.

Jake vio a su hijo subir a la nave y desaparecer dentro de ella. Suspiró profundamente. Tal vez había sido muy duro con Lo’ak, pero no quería que fuera como él.

𓏲᭄

Ataraxia vio el movimiento en la aldea Metkayina y, muy a su pesar, tuvo miedo, miedo de que algo malo estuviera pasando y ella no pudiera hacer nada.

Su madre le había dicho que tendría cuidado para llegar sana y salva hoy, para protegerla a ella también. Pensó en que Trudy también iba hacia allí. Miró a Jake de reojo, que caminaba en dirección a algún lado en el que hubiera quedado con los líderes del clan Metkayina.

Tendrían que explicarle bastantes cosas.

¿Estás bien? —preguntó Kiri a su lado.

Tengo miedo por mi madre —confesó—, no quiero que le pase nada.

Kiri le frotó la espalda con mimo, intentando reconfortarla.

Al menos tú tienes madre —comentó Kiri en un intento de romper la tensión.

¿Y Neytiri que es para ti? —replicó cayendo en la trampa de su amiga.

Bueno...

¿Y Jake? —preguntó de nuevo.

Vale, sí son mis padres —aceptó.

Tú si tienes padre —murmuró la albina después.

No biológico como tú —espetó levantando las orejas.

No existo para él, así que no tengo —negó con una sonrisa, dándose cuenta de la intención de Kiri al hablar primero.

Al menos sabes quién embarazó a tu madre, yo no. —Se cruzó de brazos con una mueca al decir eso en alto, había sonado exageradamente raro.

Eso ha sonado bastante raro —comentó la albina—. En fin, dejémoslo en que ninguna tiene padre —dijo al final. Kiri soltó una risa.

Que solas estamos. —Negó con la cabeza con una sonrisa divertida que le contagió a su amiga humana—. Bueno, hay que añadir a Spider —comentó después.

No sé quién es, pero me da pena —admitió negando con la cabeza con una sonrisa.

Luego ambas vieron a Neteyam caminar hacia donde estaban. El estómago de Ataraxia volvió a encogerse al ver la mueca de pena y preocupación que marcaba el rostro del mayor de los Sully.

Han encontrado a la hermana espiritual de Ronal... —tragó saliva con fuerza— muerta.

El estómago de Ataraxia se encogió más todavía si es que eso era posible.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora