xxxiii.

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Ataraxia no sabía que decir o hacer más que mirar al que era su padre, sorprendida por las lágrimas traicioneras que habían empezado a rodar por sus mejillas. Las secó casi de un manotazo.

—Yo... Emrey... —¿O debería llamarla «mamá» delante de Parker?—, nunca me habló de la abuela. —De ninguna en realidad.

—Yo tampoco le conté mucho —admitió con los ojos todavía acuosos—. ¿Por qué no la llamas «mamá»?

—Porque...

—Porque es una traidora, hace bien en llamarla Emrey —interrumpió el comandante, apretó la mandíbula, con los músculos tensos.

—Fuera —ordenó Parker, el comandante abrió los ojos como platos. Al ver la vacilación, apretó los puños—. Venga, largo —escupió señalando la puerta con el mentón.

Leonard entrecerró los ojos, observando a Parker, lanzando cuchillos con la mirada. Ataraxia se encogió un poco en su sitio mientras Bettye se despedía fugazmente de ella, completamente asustada por la situación que se estaba dando en el laboratorio.

El comandante salió del laboratorio, no sin antes despedirse de Ataraxia.

La albina, todavía atónita, atinó a mirar a Parker, quién después de un vistazo rápido hacia atrás, volvió a mirarla con los ojos un poco menos vidriosos. Él tragó saliva.

—Ven, quiero enseñarte algo, así podremos... hablar —pidió girándose un poco, esperando que la ligera vacilación de Ataraxia no significara una negativa rotunda.

La albina finalmente se acercó a él, poniendo todavía un poco de distancia por la que no protestó en absoluto.

—¿Podrías responder la pregunta que te hice? Si quieres —aclaró al final mientras giraban una esquina hacia la derecha. Ataraxia se preguntó por qué esa aclaración, pero lo dejó correr.

—Porque, aunque fue una buena madre, si la llamaba así no me dejarían entrar, y yo busco refugio —respondió repitiendo las mismas palabras de antes.

—Por mí puedes llamarla como prefieras, nadie te dirá nada a partir de ahora —dijo mientras caminaban por el pasillo hasta detenerse en un ascensor.

Ataraxia no supo por qué eso hizo que se le encogiera el estómago.

—¿A dónde vamos? —preguntó.

—Quiero que te den una habitación, este también es un edificio residencial. —Por eso la altura, se dio cuenta ella.

—Gracias —murmuró bajando un poco la cabeza.

—Las gracias te las tengo que dar yo a ti.

—¿Por qué?

—Porque me acabas de alegrar la vida, creí que jamás podría tener ningún hijo —respondió. Ataraxia lo miró ceñuda y extrañada a partes iguales.

—¿Nunca volviste a estar con... nadie más? —susurró, temerosa de hacer semejante pregunta.

—No —musitó mientras las puertas del ascensor se abrían y él la invitaba a entrar después de él.

Ella abrió la boca para preguntar por qué, pero entonces no estuvo segura de querer saber esa respuesta. Su mente y su corazón batallaban incansablemente, intentando imponer una respuesta sobre otra.

No le gustaba ninguna.

—Puedes preguntar, si quieres —permitió Parker.

—¿Por qué no estuviste con ninguna otra mujer? —soltó, aunque inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho.

Nada de esa conversación estaba en sus planes, pero tal vez así se ganaría la confianza de Parker más rápido.

Sintió que sus códigos morales se desmoronaban un poco tras ese pensamiento.

—Porque de alguna manera... la amé —murmuró—. Sé que es complicado de creer, porque antes de la guerra mucha gente aprovechó sus últimos días con cualquiera que se le pusiera delante —admitió mirándola de soslayo, ella tenía la vista fijada en él—. Yo la busqué a ella —añadió bajando su vista al suelo del ascensor.

Mientemientemientemiente. Él no decía la verdad sobre eso, él no... no...

Intentó buscar excusas en su cabeza para creer que mentía, pero... no encontró nada, su madre nunca le había hablado de esos días antes de la guerra. Y ella nunca había preguntado.

¿Y si Parker decía la verdad?

«Es tan mentiroso compulsivo como yo» intentó convencerse, «pero... parece tan... dolido...».

Y lo estaba, o lo parecía, Parker realmente parecía arrepentido. «¿Arrepentido por qué?».

—Pero cuando desapareció, supe que nos había traicionado —continuó. ¿Es que el viajecito en ascensor no iba a terminar nunca? ¿Cuántos malditos pisos tenía ese edificio?—. Aunque de alguna manera, nunca fui capaz de estar con nadie más, de... dejar de quererla, de algún modo —finalizó, luego las puertas se abrieron.

Él se esforzó por regalarle una sonrisa paternal que le salió a medias, pues estaba empozoñada por el dolor del recuerdo, o eso fue lo que distinguió Ataraxia.

Ambos siguieron por otro pasillo, más adornado con pinturas en las paredes color crema, el suelo era una alfombra con motivos florales por todas partes. Era... bonito, casi podría decirse que acogedor.

Fue un paso detrás de Parker, que le mostró una habitación al final del pasillo. Ahora estaba realmente segura de que eso podría llegar a ser acogedor.

Tenía una cama casi de matrimonio en una esquina, junto a los grandes ventanales que cubrían toda la maldita pared. Ataraxia se dio cuenta de que estaban tintados, lo que la dejaba un poco más tranquila.

Había un escritorio en la pared opuesta a los ventanales, sobre él había tres estanterías en las que había algún libro y pequeñas mazetas o esculturas de algún material que a simple vista desconocía.

En la esquina que faltaba había dos estanterías que llegaban casi hasta el techo, estás sí, llenas a rebosar de libros, con un diván que parecía cómodo incluso desde donde estaba ella.

Las paredes eran de un color azul claro que no le disgustó en lo más absoluto y el suelo estaba enmoquetado con un color también pálido pero que desde luego quedaba bien con el azul de las paredes.

—¿Te gusta? —preguntó Parker todavía en la puerta. Ataraxia no se había dado cuenta de que había empezado a caminar hasta estar en el centro de la habitación.

—Mucho —admitió sonriendo un poco hacia Parker.

Ella podría haber jurado que llegó a ver un destello de esperanza en sus ojos, luego se dio cuenta de que había sonreído en su dirección. Aunque se forzó a no borrar su sonrisa, sí miró hacia otro lado para no mirarlo a la cara.

No llevaba ni un día ahí y algo ya andaba mal, pero por lo menos había cumplido con la primera parte de su plan.

Solo esperaba no tener que quedarse allí mucho tiempo hasta terminar el plan, una vocecilla en su cabeza le decía que algo no iba a terminar bien.

Intentó no sacudir la cabeza y cambió de pensamiento, lo siguiente era... Quaritch.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora