xxvii.

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—Vamos a aterrizar en casa —murmuró Elijah reconociendo a lo lejos la base de los bosques.

Su prima hizo un sonido afirmativo, dándose cuenta de dónde estaban. Seguía sin tener muy claro lo que le iba a decir a Lo’ak y estaba cuanto más estresada por eso.

—¿Pasa algo? —preguntó notando el usual brillo de los ojos de su prima extinto.

—No —mintió. Elijah hizo una mueca, indicándole que no le creía en lo más absoluto—. Sí, ¿contento?

—¿Qué pasa? —inquirió de nuevo.

—No me apetece hablar de eso —susurró mirando hacia otro lado.

El chico de pecas la miró, pensando en si debería insistir o dejarla estar. Estuvo a punto de insistir por tercera vez, pero Norm apareció al otro lado de la camilla.

—¿Qué tal han ido los sueros? —preguntó el científico señalando con el mentón las vías endovenosas que cubrían los brazos de Ataraxia.

—Al menos no me duele tanto —admitió refiriéndose a su vientre—, parece que por lo menos está todo dentro —bromeó recordando como había tenido que apretar ella misma su vientre para mantener todo lo importante dentro de ella.

La herida de la pierna se había cerrado demasiado rápido como para tenerla en cuenta ahora.

Norm suspiró recordando como había cedido el brazo de la albina cuando él la había cogido para llevarla dentro de la nave. Había tenido miedo por ella y por lo que habrían hecho Emrey o Trudy de haber muerto.

Le recorrió un escalofrío al pensarlo.

—Mejor —dijo simplemente, luego volvió al frente de la nave.

Creo que no le gusta que hagas esas bromas —murmuró Elijah acercándose un poco a Ataraxia.

Me he dado cuenta —respondió mirando la espalda del científico que se había convertido en el padre de su primo y en su tío.

—Por cierto, los Sully ya están en las Montañas Halleluyah —comentó el chico de pecas—, ya están en casa.

—Todos juntos —susurró Ataraxia recordando el momento en el que Quaritch había dicho que Neteyam estaba muerto.

Ella podría haberlo hecho en ese momento para no cargar con la culpa.

Elijah emitió un sonido afirmativo a la vez que le recorría un escalofrío, había tenido miedo por ella mucho antes de que aullara de dolor, pero en ese momento tuvo más miedo del que creyó que jamás tendría.

𓏲᭄

Lo’ak terminó de ayudar a sus padres a colocar todo lo que habían traído de la aldea Metkayina, luego salió de la tienda, aunque su padre lo retuvo por el brazo.

¿A dónde vas? —preguntó alzando una ceja.

A ver a Ataraxia, quiero saber si ha llegado bien —respondió con tranquilidad.

Jake sonrió con picardía, manteniendo la ceja alzada, pero sin soltar en absoluto a su hijo.

¿Entonces... —empezó con tranquilidad, Lo’ak bajó un poco las orejas— Ataraxia?

El chico miró hacia otro lado, sacándole una risa a su padre que por poco no pudo reprimir. Jake negó con la cabeza, todavía sonriendo, aunque sin la picardía de antes.

Espero que Em o Trudy no te maten —dijo sin más, soltando por fin al joven—. Ve por ella —permitió dándose la vuelta para recolocar un par de cosas.

Lo’ak no esperó más y llamó a su ikran, nadie lo reclamó y tomó eso como una señal para largarse cuanto antes. Alzó el vuelo y desapareció de la aldea Omatikaya.

Pasó parte del viaje pensando en cuán obvio había sido con su padre, y se arrepintió un poco de ser así; la otra parte se la pasó pensando en como había visto a Ataraxia en la nave, llena de vías endovenosas.

Aunque le había sonreído un par de veces cuando lo había pillado mirándola, como si le dijera que podía estar tranquilo. No lo estuvo en absoluto, pero le alegró mucho que no lo ignorara después de su extraña declaración.

Bajó de su ikran cerca de la base, aunque cuando se acercó todavía vio la nave, buscó a la albina desde el límite del bosque, sin encontrarla, poniéndolo un poco ansioso de más.

Rodeó la nave, sintiéndose como algo parecido a un forastero al no ver tanta actividad. Escuchó algo que estaba entre un aullido y un ladrido a unos pocos metros a su derecha.

Luego vio a Sukha acercarse a él con aire amistoso, muy contrario al que había mostrado con él la primera vez que se vieron, cuando había visto a Ataraxia también por primera vez.

—¡Sukha! —la escuchó llamar a su loba con un deje preocupado, se giró hacia ella con una ligera sonrisa que no se dio cuenta de cuando había aparecido.

Ataraxia tenía una camiseta que mostraba su vientre, con la herida de un color rojizo claro que contrastaba con fuerza contra su piel chocolate, pero al menos estaba cerrada y parecía ir bien.

—Ah, Lo’ak —murmuró cuando lo vio—. ¿Qué... qué tal el viaje?

Bien, pero recuerda que también sé hablar inglés —le recordó con una sonrisa.

Ella negó con la cabeza con una sonrisa divertida.

—Manía —dijo simplemente.

Él se acercó hasta arrodillarse delante de ella y le pidió un abrazo, que llegó poco después y que recibió con una sonrisa mucho más amplia de la que ya tenía.

—¿Qué tal tu viaje, y la herida? —preguntó todavía abrazándola.

—Bien, la herida va como debe —respondió con un tono tranquilizador que está vez sí afectó al Sully.

—Me alegro —murmuró, luego le dejó un beso en la cabeza.

Se quedaron abrazados un rato que a ninguno le molestó en absoluto, aunque Lo’ak finalmente rompió el silencio con un tema que le había estado rondando la cabeza durante los días que habían tardado en volver a casa.

Sobre lo que hice antes de volver... —empezó en na’vi sin darse cuenta. Ataraxia se separó de él y casi la atrajo contra su cuerpo de nuevo, sintiendo el frío donde antes había estado el calor de ella.

Te pido que me dejes un poco de tiempo para ordenar mi cabeza —susurró cortándolo con sutileza—, no pienso rechazarte, pero tengo miedo de aceptarte porque no quiero hacerte daño. Y no digas que no te lo haré porque no será así —dijo empezando a temblar sin querer.

Ordenar tu cabeza —repitió con un ligero dejo de inseguridad en la voz.

No hay nadie, no más que tú —admitió, lo que hizo que él tragara saliva, nervioso—, pero la RDA viene a por mí, ya es suficiente con que mi familia se vea afectada, no quiero que te hagan daño —explicó apretando los puños.

Debo avisar a mis padres, entonces —dijo empezando a levantarse.

Ella le agarró la mano con las dos suyas, lo que en otro momento le habría hecho gracia dado lo pequeña que ella era en comparación a él, pero esta vez volvió a acuclillarse.

Mamá se lo dirá mañana a primera hora, o esta noche, no lo sé, pero lo hará —aseguró con voz firme—. Ella hará lo posible por que no os veáis entrometidos, pero necesitamos todo lo que sepa Jake sobre la RDA. Solo eso.

Lo’ak asintió, poco conforme con sus palabras, pero esperaría a la mañana siguiente para saber si Emrey avisaría a su padre o no. Aunque no dudaba que lo hiciera.

Se acercó de nuevo a Ataraxia y le dejó un beso en la frente, luego sujetó una de sus manos entre las suyas y se permitió sonreír un poco.

Eres muy pequeña —murmuró.

Tal vez porque mides casi un metro más que yo —replicó intentando zafarse de su agarre, pero él la sujetó, aún sonriendo, y volvió a besarla en la cabeza.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora