xx.

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¿No le molestaré? —preguntó la chica albina con inseguridad.

No, tranquila —aseguró el na’vi con una sonrisa mientras nadaba hasta quedar al lado del ojo del tulkun.

Ataraxia —quién todavía estaba encima del ilu, que maravillosamente parecía agusto con la humana sobre él— torció la boca con inseguridad, pero se zambulló en el agua hasta llegar al lado de la aleta de Payakan.

El gran animal bajó un poco la aleta y subió el mismo a Ataraxia, ella se apoyó en su cuerpo para no caerse, luego le sonrió con amabilidad.

No sé si me entenderás, pero gracias —dijo bajando un poco la cabeza.

Payakan emitió un sonido que la albina no comprendió bien.

Dice que no hace falta que bajes la cabeza para agradecer —tradujo Lo’ak mirándola con una sonrisa.

Luego el tulkun le preguntó algo al Sully de una manera que solo ellos dos comprendían, haciendo que Ataraxia se sintiera un poco al margen, pero rápidamente se disolvió al ver como Lo’ak sonreía de nuevo, tal vez no a ella, pero sonreía.

Gracias, amigo —dijo abrazando al tulkun.

¿Qué pasa? —murmuró Ataraxia.

Va a mostrarme por qué está aquí.

La albina hizo una o casi perfecta al recibir la información y bajó de la aleta del tulkun, quedándose a flote sobre el agua. Payakan hizo un sonido gutural.

Pregunta si quieres venir, no tardará, pero quiere vigilarte —comentó Lo’ak viendo como el pelo de la humana parecía un derrame de pintura blanca sobre el agua.

No sé si podré mantenerme mucho tiempo bajo el agua —murmuró—, pero sí, bajo —asintió.

El na’vi sonrió un poco y le indicó al tulkun que podían bajar.

Ataraxia buceó hacia abajo un poco, acto seguido viendo a Payakan abrir la boca y a Lo’ak entrando en la enorme cavidad bucal. Luego el tulkun cerró la boca, asustando a la albina, pero un brillo en el ojo derecho del animal le permitió tranquilizarse.

Después de un par de minutos ella le indicó a Payakan como buenamente podía que iba a subir para respirar, porque no aguantaría mucho más.

Aunque cuando ella subió a la superficie no pasó ni medio minuto hasta que tulkun y nativo del bosque salieron del agua, asutándola un poco.

Lo siento mucho —dijo el na’vi abrazando a Payakan cerca del ojo.

Ataraxia miró con pena al tulkun, aunque no sabía lo que le había pasado, pero Lo’ak parecía apenado, y por alguna razón eso le había afectado incluso a ella.

Lo’ak... —murmuró alguien detrás de ellos.

Cuando ambos miraron se encontraron con los hijos del Olo’eyktan, su amigo y el hermano de Lo’ak. La albina tragó saliva sonoramente, tal vez un poco demasiado nerviosa.

𓏲᭄

¡Te has vinculado a un exiliado! —gritó Ronal, entrando en cólera.

Lo’ak bajó un poco más la cabeza, aplastado por la imponente figura que la Tsahìk resultaba para él.

Y tú... —siguió dirigiéndose a Ataraxia—, tú estabas con él y no le impediste que se vinculara, tú...

Ella no tiene nada que ver —murmuró el joven Sully—, ni siquiera sabía quién era Payakan.

Lo’ak —advirtió Neytiri.

El aludido mantuvo la cabeza baja, pero su cola se movió hasta posarse sobre el tobillo izquierdo de la humana, quién estaba arrodillada a su lado, con la cabeza agachada y profundamente aplastada por Ronal.

Neytiri vio ese gesto y supo que su hijo solo había querido hacer algo bonito por la albina, aunque le había salido mal.

Ataraxia apretaba los puños con fuerza, mirando hacia el suelo mientras escuchaba a Tonowari hablar con Lo’ak con un tono demasiado serio.

Oyó las palabras del líder como buenamente podía mientras era consciente de la mirada que a veces le echaba Ronal, enfurecida, y de la cola de Lo’ak enroscada en su tobillo, pero ni eso consiguió que se tranquilizara un poco.

Jake vio como la cola de su segundo hijo estaba enroscada alrededor del tobillo de Ataraxia, intentando infundirle fuerzas e intentando que se diera cuenta de que nada era culpa suya.

Lo siento, señor, pero se equivoca —negó Lo’ak.

Es suficiente —ordenó Jake.

Yo sé lo que sé —dijo el joven Sully siendo consciente de lo que iba a pasar.

Su padre se acercó a él, enfadado.

He dicho suficiente —repitió, luego miró a Tonowari—. Yo me encargo de él —susurró, agarró a su hijo del brazo y se lo llevó.

Ataraxia se levantó como buenamente podía, con los músculos de las piernas agarrotados después de haberlos tenido contraídos durante un rato.

No... —murmuró, pero Jake ya se lo había llevado.

Ni una palabra más —demandó Ronal mirándola—. Da gracias porque os dejo quedaros hasta el final de la semana —gruñó.

Norm apareció, llamado por su viejo amigo, y arrastró a Ataraxia hasta la nave, que miraba a cualquiera con arrepentimiento y pena brillando en sus ojos grises.

Se dejó arrastrar hasta la nave, no protestó cuando Norm la cogió en brazos hasta subirla y ni siquiera reaccionó cuando Sukha se acercó a ella con un aire a preocupación que la dejó casi mareada.

Se apoyó en una pared y se dejó caer en el suelo, Norm se acuclilló a su lado.

—¿En qué pensabas? —preguntó, se le veía estresado—. Podrían habernos echado. —Ataraxia tragó saliva.

—No entendía nada, no sabía quién era Payakan hasta que me lo dijeron, no sabía que eso podía perjudicar tanto a Lo’ak, no..., no... —negó con la cabeza mientras su vista se clavaba en un punto cualquiera y se volvía borrosa.

El científico bajó la cabeza y soltó un largo suspiro que hizo que el estómago de Ataraxia se encogiera de pavor, cuando alzó la vista de nuevo la albina solo pudo sostenerle la mirada.

Ella sintió una mano acariciando su pelo, sobresaltándola.

—Tranquila, Axi, tranquila, soy Elijah —pidió su primo mirando de reojo a Norm.

—No quiero que regañen a Lo’ak por mi culpa —murmuró encogiendo sus piernas hasta que tocaron su pecho.

—No es tu culpa —negó Norm.

—Pero la Tsahìk... —intentó replicar.

—La Tsahìk se ha olvidado de que eres una niña que no sabe nada acerca del mar y sus reglas —espetó Elijah.

Su prima le dio un golpe en el brazo.

—No hables así de ella.

—Te culpó —replicó—, y ni siquiera sabías que podrías haber hecho.

—Ella también es ley aquí, es la Tsahìk —murmuró, realmente su primo tenía razón.

—No es mi Tsahìk —sentenció el chico de pecas. Ataraxia suspiró con pesadez.

—Espero que Lo’ak esté bien —dijo posando su cabeza en el hueco que hacían sus rodillas.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora