Epílogo.

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Ataraxia estaba tumbada en la cama, miraba el techo de su cuarto sin saber qué pensar. Si en toda la escena de su unión con Lo’ak o en que en tres días sería una na’vi hecha y derecha, integrante del clan.

Ella eligió la segunda opción; su mente, no.

Se encogió sobre sí misma, pegando sus piernas a su pecho y girando hasta mirar a la pared. Temblaba por el recuerdo de toda la escena.

Se tapó la boca para evitar sonreír como una idiota, aunque lo hizo de todas formas.

Menos mal que tenía la excusa de la caza de sueños, porque no soportaría la vergüenza de decirle a su familia lo que había pasado.

Se tocó el cuello por inercia, recordando que nada de eso había pasado en su cuerpo humano. Otro escalofrío recorrió su columna, haciendo que se encogiera un poco más sobre sí misma.

Quería y no quería repetir ese momento. ¿Cómo podía ser alguien tan dulce, tan... pervertido a la vez?

Estampó su cara contra la almohada, tenía que dejar de pensar en eso. Tenía que, y no podía.

Se sentó en la cama, viendo a Sukha dormir en la alfombra de su cuarto. Ella también se iría. Ataraxia esperaba que pudiera tener una tranquilidad en su vida, como la que había tenido desde que los humanos se fueron de Pandora.

Entonces recordó una canción que su madre les cantaba a ella y a sus primos cuando eran poco más que unos bebés.

The monster’s gone, he’s on the run and your mama’s here —cantó en voz baja, mirando a su mascota, como si se la estuviera cantando a ella—, beautiful, beautiful, beautiful. Beautiful girl. Beautiful, beuatiful, beautiful. Beautiful boys.

Exhaló despacio, bajando la cabeza. Pensó en que tal vez, ella también podría cantársela a sus hijos. La letra cuadraba, no tenía que cambiar nada.

Sonrió suavemente, le gustaba esa idea.

𓏲᭄

Ataraxia movía su pierna de arriba abajo, haciéndola temblar un poco sobre la silla del laboratorio, nerviosa por lo que pasaría en poco más de un par de horas.

Sukha se sacudía constantemente, impaciente por que llegara la hora en la que podría estar con su pareja.

—Y... —murmuró Elijah, apoyándose sobre la mesa—, ¿qué pasó anoche? —preguntó, con la inocencia peor fingida que Ataraxia había visto en su vida.

—El ritual Uniltaron —obvió. Elijah frunció el ceño, él ya sabía eso.

—¿Algo más? —insistió.

—No —respondió, contundente. Tal vez demasiado. Elijah abrió la boca para preguntar algo más, pero su prima lo acalló con un gesto.

El chico frunció el ceño, sentándose en la silla contigua a la de su prima, apoyando su cabeza en el puño.

—Sí... vendrás por aquí de vez en cuando, ¿no? —murmuró Thiago, entrando en la conversación y acariciando a la loba, que pasaba por allí.

—Thiago, no me voy a quedar allí siempre, no es como si fuera a olvidarme de mi familia —sonrió, deteniendo el movimiento de su pierna.

—Más te vale —susurró Elijah, mirando hacia abajo—. Y más te vale también pasar bien de tu cuerpo humano al avatar. —La señaló, sacándole una risa.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora