xxv.

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Ataraxia gimió de dolor sin ser consciente, alertando a sus madres y uno de los dos primos que tenía. Lo’ak le agarró la cabeza para que no golpeara contra la roca.

El joven Sully ahogó un jadeo al ver así a Ataraxia. Su hermana pequeña lloraba al lado de la albina, Kiri abrazándola para que no se abalanzara sobre el cuerpo medio inconsciente de la humana.

Xia..., Xia... —sollozó la niña. Neytiri acarició la cabeza de Tuk, haciendo que ella se apoyara en su pecho—. Ella... ella me salvó..., impidió que me hiciera daño —lloró sobre el pecho de su madre.

Estará bien —aseguró Norm levantándola con cuidado—. Neteyam, no te fuerces —ordenó, subiendo a la nave que había conseguido hacer aterrizar.

Trudy sujetó la mano de Emrey y se la llevó, Eiljah ya estaba dentro del avión, desesperado por ayudar a sanar a su prima menor. Lo’ak observó la nave y las sombras de los que se movían por dentro de ella.

Jake volvió a la roca en la que estaba su familia, sangrando y cansado, pero bien.

Ma’Jake —suspiró Neytiri viéndolo así de herido.

Él le aseguró con un movimiento de su mano que estaba bien y se acercó a su hijo menor hasta acuclillarse a su lado. Lo abrazó, tomándolo desprevenido, sin recriminarle por haber desobedecido sus órdenes.

Estás bien, hijo mío —susurró, luego le dio un beso en la cabeza. Lo’ak se sorprendió más todavía—. Te veo, hijo —murmuró sobre su pelo, aunque él lo escuchó perfectamente—. Ataraxia estará bien —aseguró mirando hacia la nave.

Elijah sacó la cabeza de la nave y le sonrió a los Sully, intentando que se tranquilizaran.

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Lo’ak había estado dando vueltas desde hacía aproximadamente una hora, Neteyam se preguntaba constantemente cómo demonios no tenía los pies sangrando después de haber recorrido el mismo trecho tantas veces.

—Tranquilo, estará bien —repitió su padre.

—Me has dicho eso diez veces durante esta hora, ya ha amanecido —replicó señalando el sol saliente.

—Escucha a tu padre, chico —ordenó Trudy saliendo de la nave, de brazos cruzados—. Por una vez tiene razón, entra —permitió acercándose a su viejo amigo y aliado.

Lo’ak desapareció dentro de la nave antes incluso de que alguien tuviera tiempo siquiera de pestañear.

—Trudy —murmuró Jake viendo a la piloto.

—Sí, bueno, tengo una muy buena historia que contarte —asintió— y muy larga, así que esperaré a que estés más cómodo.

El Sully cabeceó un asentimiento, conforme mientras su vieja amiga le contara la historia completa.

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—Ataraxia —murmuró Lo’ak en la nave. Norm arrastró a Emrey fuera del avión para que ambos chicos hablaran tranquilos.

La albina lo miró y le sonrió con cansancio, se había obligado a quedarse despierta para que todos pudieran trabajar tranquilos, pero la noche en vela ya le estaba pasando factura.

—¿Qué tal estás? —preguntó acuclillándose al lado de la camilla.

—¿Para qué mentir? Cansada —admitió sonriendo con sarcasmo y cansancio a la vez.

—Al menos no has perdido el toque sarcástico —murmuró sonriendo. Ataraxia soltó una risa nasal, temerosa de reírse mucho debido a su herida.

Aunque la sonrisa de Lo’ak se disolvió a los pocos segundos, recordando el por qué ella había estado tendida sobre esa camilla, manteniéndose despierta, herida y casi muerta.

—¿Qué pasa? —preguntó ella viéndolo perder la sonrisa.

—¿Por qué diste la vida por Tuk? —murmuró mirándola fijamente—. La verdad.

—Porque yo no importo, salvar a Tuk ha sido como salvar a un amigo o un familiar, aunque tenga a la poca familia que me queda y a Norm, no importo, mi vida no va a marcar la diferencia de nada ni nadie, solo estoy —explicó—. Si yo hubiera muerto, no le habría afectado en nada a nadie.

—A mí sí —replicó Lo’ak con los ojos humedecidos—, a mí sí me hubiera afectado tu ida, Ataraxia.

Ella se calló de repente, no se esperaba eso. Siempre había pensado que él seguiría a Neytiri, que no le daría importancia a su muerte, a pesar del tiempo que habían pasado juntos, pero ahí estaba, replicándole. Diciéndole lo contrario.

Sintió como se le cristalizaban los ojos, pero no fue consciente de que ya estaba llorando. Se arrepintió al completo de haber dicho aquello.

—Yo no sabía... —empezó, pero las palabras murieron en su garganta antes de que pudiera articular algo siquiera.

—Sí me importas, Ataraxia —insistió—, porque tú, sin saberlo, fuiste la primera en verme como soy de verdad, no un... demonio —dijo levantando su mano, mostrándole los cinco dedos.

—Yo... —tragó saliva con fuerza, dándose cuenta de las mariposas en su estómago.

—¿Es tan complicado de ver? —inquirió un poco nervioso. Sabía lo que sentía, pero no sabía cuánto necesitaba admitirlo hasta que la vio con el vientre rajado.

—¿Ver qué? —preguntó a modo de respuesta, extrañada.

Lo’ak acercó su rostro al de Ataraxia hasta rozar los labios de ambos. Ella emitió un jadeo de sorpresa, aunque no hizo nada para apartarlo. Él reprimió una sonrisa de alivio, al menos no lo había rechazado, estaba contento con eso.

Se separó de ella y le dejó un beso en la cabeza. Cuando volvió a mirarla, ella desvió su vista, nerviosa y enormemente ruborizada.

—Gracias —susurró, ella entonces lo miró con curiosidad—, por no rechazarme. —«Aunque tampoco me hayas aceptado».

El Sully salió de la nave, con la sombra de una sonrisa en la cara, al encuentro de su familia. Tenía mucho que agradecerle a Ataraxia, había salvado a su hermano y casi dado la vida por su hermana pequeña.

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Elijah estaba al lado de Norm, escuchando la conversación entre los líderes Metkayina y los Sully. Al principio no había querido acudir, porque eso significaba separarse de su prima, pero había acabado accediendo a ir en su nombre.

Nos vamos mañana, lejos de aquí —se despidió Jake.

Habéis ayudado a mi clan y salvado muchas vidas —dijo Tonowari sujetando el antebrazo del Sully—, sois Metkayina ahora.

Neytiri inclinó la cabeza como forma de agradecimiento y Jake sonrió con alegría y pena mezcladas, pero agradeció de todos modos.

Y dile a tu prima —empezó Ronal dirigiéndose al otro humano—, que siempre será bienvenida aquí. —Sonrió con algo de pena, ella había ayudado a Norm a curar a Ataraxia, había visto su vientre y conocía la historia.

Se lo diré —prometió.

Bajó la cabeza en señal de respeto y corrió a decirselo a su prima, tropezando de vez en cuando en la pasarela. Detuvo su carrera al escuchar el sonido de su comunicador intentando conectarse. Él hizo ese trabajo.

—Elijah —lo llamó su hermano, parecía preocupado.

—¿Pasa algo, Thiago? No te escucho muy bien, entiéndeme —dijo hablando un poco bajo, comprobando que nadie estuviera cerca.

—La RDA ha vuelto a actuar, nos buscan, a nosotros y a Ata —informó con un leve tembleque en la voz. Lo escuchó tragar saliva—, aunque mucho más a ella.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora