xxxiv.

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—¡Lo siento, tía Em! —gritó Thiago tapándose la cabeza con los antebrazos—. ¡Pero ella me obligó a no decírselo a nadie!

—¡Si hubiera sabido que esos malditos pájaros suyos pueden conseguir que nos comuniquemos la habría abrazado todo el tiempo que hubiera podido antes de que se fuera! —replicó, con las lágrimas casi saliendo de sus ojos—. ¡No habría discutido con ella! Joder...

Trudy abrazó a su esposa y miró a Thiago con un ligero deje reprobatorio en los ojos, que borró poco después al ver la cara del niño. Porque eso era: un niño.

—Ahora no sé si podré volver a abrazarla —murmuró Emrey ocultando su rostro en el cuello de la piloto. Ahogó un sollozo mientras Trudy le acariciaba la espalda.

—Esos pájaros... —empezó Thiago todavía algo asustado, cambiando su mirada de su tía a su hermano—, esos pájaros solo responden ante su líder o alfa o como lo llamen. En este caso, ante Ataraxia. La protegerán... o lo intentarán —susurró, sintiéndose aplastado ante la mirada decepcionada de su hermano menor, que evitaba a toda costa si podía.

—Mira su maldito tamaño, son como colibríes, ¿cómo pueden protegerla? —espetó Emrey mirando a su sobrino con dureza.

—Sus picos están hechos del mismo material que nuestros dientes —dijo, como si esa fuera una respuesta que lo solucionaría todo.

—Marfil... —murmuró Elijah hablando por fin. Thiago no supo si eso le gustaba o no.

—Y tienen unos pequeños dientes, que ni ella sabe como demonios les han salido, que... —tragó saliva con fuerza, ¿debía decirlo?

—¿Qué...? —lo instó Trudy.

—Que pueden desgarrar la carne —terminó arrastrando las palabras, dilatando el momento para no tener que enfrentarse a lo que le iban a decir sus tías y su hermano.

No lo admitiría nunca, pero tenía miedo.

El silencio que cayó después hizo que Thiago tuviera más miedo todavía, apretó los puños con fuerza, clavándose las uñas en la mano, sin importarle si se abría una herida o no.

—¿A qué demonios esperáis? —espetó Elijah sacando a las adultas de su trance—. Vamos, Thi, tenemos que soltar esos pájaros.

Thiago asintió a la vez que tragaba saliva con fuerza y seguía hasta su hermano a las cápsulas para conectarse a sus avatares.

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Los primos de Ataraxia caminaban por el bosque en silencio, o todo el que podían mantener dada su torpeza al caminar por el suelo lleno de raíces, piedras y agujeros que por poco los hacían perder el equilibrio.

—¿Cuánto llevamos andando? —murmuró Elijah atendiendo a cada sonido del bosque.

—Calculo que casi un kilómetro —respondió su hermano igual de alerta que él—. Para ya, los soltamos aquí —ordenó.

Dejaron la gran caja en el suelo con cuidado, esos pajaritos eran preciados para su prima, había estado trabajando en ellos desde hacía unos cuantos años.

—¿Cuántos pajaritos hay aquí? —volvió a preguntar el chico de pecas.

—Doce, seis parejas —respondió su hermano mirando hacia atrás, le había parecido oír algo—. Hagamos esto ya.

El menor asintió y esperó, alerta, a que su hermano abriera la puerta de la caja. Cuando lo hizo, solo uno de esos pajaritos salió disparado hacia arriba.

—¿A dónde...?

—A Ataraxia —lo cortó—, es algo así como un segundo alfa —explicó.

Luego, el resto de la bandada salió tras él, veloces como un rayo, con la única misión de proteger a su primer alfa, a cualquier coste.

Un rugido los hizo estremecerse.

—Vamos, vamos, vamos —apremió Thiago. Ambos hermanos escaparon hasta el límite del bosque, temerosos de encontrarse con un thanator que moraba por allí, como el rugido indicaba que hacía.

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—Este es el segundo alfa —indicó señalando un punto negro en el radar de la base de los bosques—, y estes, la bandada. —Señaló otros once puntos que iban a unos dos kilómetros de distancia del primero.

—Son... veloces —alagó Emrey.

—Mucho, el segundo alfa es el mensajero —dijo después.

—¿Crees que ella... responda? —murmuró Elijah mirando a su hermano de reojo.

—Sí —afirmó con convicción—, además, este es el primer aviso para Ataraxia para que sepa que por ahora todo va sobre ruedas, si ella responde... lo más difícil será enfrentarse a Quaritch. —Una sombra pasó por los ojos de Thiago que no pasó desapercibida para su hermano menor.

—¿Deberíamos avisar a Lo... los Sully? —preguntó Norm entrando en escena—, quiero decir, los chicos ya le han cogido cariño. —«En especial Lo’ak».

—En cuanto recibamos su respuesta —respondió Emrey—, no le haremos ilusiones, cuando responda les diremos que por ahora todo va bien.

El resto asintió, era la mejor decisión.

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—¡Ha llegado su respuesta! —gritó Elijah entrando al cuarto de su hermano mayor—. ¡LEVÁNTATE, IMBÉCIL, ATARAXIA HA RESPONDIDO! —Sacudió a su hermano con violencia, sin importarle lo que le pudiera decir después.

—¿Q... qué? —murmuró Thiago medio despierto.

Luego procesó las palabras de su hermano y salió disparado de la cama, dejando a un Elijah un poco descolocado, dado el tiempo que a veces le costaba a su hermano simplemente abrir los ojos.

Elijah fue a despertar a sus tías y su padre para que supieran que Ataraxia había respondido. Emrey tardó mucho menos tiempo en llegar hasta donde estaba Thiago leyendo el mensaje que cualquiera de los otros.

—«Siento no haber respondido antes, pero estaba viendo la ciudad humana...» bla, bla, bla... «Quaritch todavía no ha llegado, pero estoy bajo la protección de Parker» —leyó Thiago, cuando todos estuvieron juntos—. «No sé por qué, pero Parker se esfuerza en agradarme». —Thiago levantó una ceja.

—¿Agradarle? —repitió Emrey con algo de asco manchando su voz.

—«Tengo que hablar con mãe cuando vuelva sobre un par de cosas» —terminó de leer.

—¿Sobre qué, tía Em? —murmuró Elijah inclinado sobre el hombro derecho de su hermano.

—No tengo ni la más remota idea —admitió. Trudy miró de soslayo a su esposa.

—Bueno, dejando eso de lado... —comentó Thiago—, ¿avisamos a los Sully? —preguntó, recordando la conversación del día anterior.

—Sí, voy a avisar a Jake —dijo Norm alejándose para hablar con su viejo amigo.

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Neytiri llamó a su segundogénito, que había estado algo ausente desde que Ataraxia se había adentrado en aquella misión.

¿Pasa algo..., mamá? —preguntó Lo’ak llegando a la tienda en la que vivían.

Ataraxia está bajo la protección de Parker, segura —respondió, atenta a la reacción de su hijo.

Lo’ak levantó las orejas y un poco la cola, sonriendo levemente al saber eso. Su madre sonrió de forma pícara, haciendo que su hijo bajara las orejas de golpe, avergonzado, de nuevo, por ser tan obvio.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora