xlvii.

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¿Por qué tenías que traer a Sukha? —protestó Spider, únicamente por fastidiar. Lo’ak giró las orejas hacia atrás para captar la conversación.

¿Y a ti qué más te da? —espetó haciendo que el humano la mirara—. No tienes voz ni voto sobre lo que decido con respecto a ella. —Ataraxia se cruzó de brazos sin detenerse, aunque luego los dejó caer, le era incómodo caminar así.

Pero no te enfades, mujer, era broma —se excusó. El avatar siguió caminando, pasando por el lado del humano mientras levantaba los brazos, haciéndole una especie de burla.

Ataraxia hizo un sonido de afirmación salido de su garganta, aunque el tono que había usado delataba la ironía del sonido.

Kiri ahogó una risa mientras Sukha pasaba por el lado de Spider, le sacaba una cabeza con mucho gusto.

Oye.

¿Te das cuenta de que puedo pedirle que te arranque un brazo y lo haría sin dudarlo? —preguntó de forma retórica, aunque la razón no le faltaba en lo más absoluto.

Spider balanceó la cabeza de un lado a otro.

Pero no lo harías —dijo. Ataraxia levantó una ceja.

No la tientes —intervino Tuk—, casi le rompe el labio a Lo’ak el día que empezó a aprender de nosotros. Solo Eywa sabe lo que él hizo para enfadarla —explicó, ganándose una mirada incrédula de Ataraxia—. ¿No lo sabías?

Dahlia se giró hacia el Sully, que ya les sacaba unos pocos metros, no se había detenido en ningún momento.

No me dijiste nada —replicó.

Lo’ak se giró entonces y se encogió de hombros, restándole importancia. El avatar lo miró con reproche, de verdad que no podía creerse que él no le hubiera dicho nada.

No —negó, el Sully siguió andando—, oye, perdón, no me di cuenta —se disculpó andando a grandes zancadas hasta estar cerca de él.

Un potente rugido los hizo detenerse a todos en seco. Ataraxia movió sus orejas a todos lados mientras miraba a Sukha y señalaba a Kiri, Tuk y Spider con la barbilla, que estaban a unos ocho metros de Lo’ak y ella.

El avatar de la loba se acercó un poco a la niña mientras observaba, olía y atendía a todo lo que estaba a su alrededor.

Otro rugido, mucho más cercano, los obligó a retroceder y a separarse. Sukha empezó a mostrar los dientes, aunque sin emitir algún tipo de sonido. La medio thanator miró hacia la niña y le indicó en silencio que subiera sobre su lomo, lo mismo con Spider.

El animal pareció enloquecer al cabo de unos segundos y le indicó a su ama que debían largarse cuanto antes, Kiri no entendía nada y Lo’ak podía hacerse una idea, pero solo Ataraxia comprendía íntegramente a su mascota.

Larguémonos —tradujo.

Kiri empezó a trotar para separarse de su amiga y su hermano, mientras ellos hacían lo mismo pero en dirección contraria. Solo Sukha sabía lo que había ahí cerca, y su ama no tenía muy claro si también quería ser consciente del peligro que corrían en ese momento.

Un thanator saltó hacia donde habían estado ellos hacía casi un minuto. El animal miró hacia donde estaban Kiri, Tuk, Spider y Sukha, aunque ésta última le mostró los dientes en un gruñido que incluso los otros dos restantes oyeron.

Ataraxia tragó saliva con fuerza cuando el palulukan giró la cabeza hacia ellos.

¡Corred! —gritó Kiri.

Y durante ese lapso de tiempo, Lo’ak y Dahlia pudieron correr para hacer lo posible por escapar del thanator, que parecía que los había marcado como su cena.

Mierdamierdamierdamierda. Hunter saltó un tronco caído, pocos segundos después de Lo’ak. Él le cogió la mano y —casi— la arrastró hasta la orilla de un río que ambos podrían saltar con algo de facilidad.

Ella resbaló al aterrizar pero se mantuvo de pie y siguió corriendo hasta que el joven Sully la arrastró al interior de un tronco hueco, lo suficientemente grande para que ambos pudieran esconderse.

Lo’ak apoyó su espalda contra la madera del árbol hueco mientras abrazaba a Ataraxia e intentaba no jadear demasiado alto. Ella, por su parte, apoyó la cabeza contra la clavícula del joven mientras su corazón latía con fuerza inhumana.

Se mantuvieron el uno pegado a la otra durante al menos una hora, a un depredador como lo era un thanator, no podía subestimársele. En absoluto, nunca. Podía costarte la vida.

Cuando ambos estuvieron seguros de que el animal de verdad se había largado, se permitieron respirar con tranquilidad. Lo’ak apoyó los labios sobre la frente de ella, sin besarla realmente.

Ataraxia intentó separarse para volver con los otros, pero él no se lo permitió, sino que la abrazó más fuerte todavía, bajando sus manos hasta casi rozar el trasero de ella.

Lo’ak —murmuró intentando ignorar la posición de las manos del joven.

Levantó la cabeza, encontrándose con unos ojos amarillos iguales a los que tenía ella en ese cuerpo. Tragó saliva cuando la mirada de él bajó hasta su boca y luego volvió a sus ojos. Parecía... pedir permiso.

Ella cabeceó un poco inconscientemente, sin saber realmente que decir o hacer en ese momento. Lo’ak miró su boca una vez más antes de acercarse lo suficiente como para rozar los labios de ambos.

Ataraxia subió sus manos hasta el pecho del chico de forma automática, mientras él profundizaba el beso, convirtiéndolo en uno de verdad, no solo en un roce.

Él bajó más sus manos hasta apretar el trasero de Ataraxia, haciendo que ella gruñera contra sus labios antes de ser obligados a separarse por la falta de aire.

Dahlia jadeaba ligeramente mientras miraba a Lo’ak a los ojos, incapaz de separarlos un solo milímetro de sus iris ambarinos. El Sully hizo que ambos giraran, estampando la espalda de ella contra el tronco mientras volvía a atrapar sus labios, casi desesperado.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo un poco hacia su cuerpo. Lo’ak pidió permiso para meter la lengua en su boca, Dahlia le dejó espacio y él no lo dudó un segundo más.

Las lenguas de ambos se encontraron, haciendo que Ataraxia jadeara contra la boca del joven Sully a la vez que arqueaba su espalda, aunque fue sometida por las grandes manos de Lo’ak, que agarraron su cintura sin permitirle algún tipo de movimiento.

Se vio obligado a dejar su boca cuando sus pulmones empezaron a arder, Ataraxia jadeaba con más fuerza que antes, motivando al chico a devorarla una vez más.

Movió sus manos más abajo hasta acariciar los muslos de Dahlia, las ingles, sin atreverse a ir más allá. Aunque no tardaría en hacerlo, y menos lo haría cuando sintió que ella gemía contra su boca.

Y habría seguido, de verdad que lo habría hecho, si no hubiera escuchado la voz de Emrey en el comunicador de Ataraxia.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora