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Ataraxia seguía al que ahora iba a ser su mentor por el medio del bosque, no tenía ni idea de a dónde iba, pero simplemente seguía sus pasos, confiaba en él.

Posó una mano sobre el cuchillo que Neytiri le había entregado esa misma mañana ya que ella no tenía ningún tipo de arma y recordó las palabras que le había dicho antes de eso: «Primero: viste como nosotros, te moverás más fácilmente».

Y ahí estaba vestida, con una ropa na’vi con la que no se sentía una mierda cómoda, pero se aguantaría, sobre todo porque a nadie parecía importarle. A nadie más que a Lo’ak, quién no había dudado en mirarla con descaro por la mañana, la única reacción que tuvo en aquel momento fue cubrirse como podía.

Aunque el idiota había terminado diciéndole que estaba bien, abochornándola todavía más. Todavía no sabía por qué simplemente no le había pegado.

Llegaron a un tipo de claro en el que había seres similares a caballos pero más o menos dos o tres veces más grandes y con un par de patas a mayores. Lo’ak se detuvo y ella hizo lo mismo, con un metro entre ellos.

Da... At... —Lo’ak sacudió la cabeza con algo similar a la frustración.

Puedes llamarme Dahlia, aunque te resulte extraño —aseguró con algo similar a una sonrisa.

Dahlia... —murmuró, luego tragó saliva—. Aprenderás a montar un pa’li.

Ella asintió mientras se acercaba un paso y Lo’ak iba a buscar uno de esos animales. Dahlia observó el claro, las plantas en los alrededores, flores, arbustos; vio a un pa’li extendiendo su lengua hasta tomar el néctar de una Planta de Jarra.

Ese gesto le recordó a los colibríes de los que su madre le había hablado, los cuales se extinguieron cuando Emrey tenía veintitrés años, meses antes de viajar a Pandora.

Bajó un poco la cabeza cuando recordó el día que su madre le había contado aquello.

Dahlia —la llamó Lo’ak mientras se acercaba con un pa’li a su lado. Ella giró su cabeza hacia donde estaba él, mirando al animal.

El Sully esperó hasta que se acercó lo suficiente para coger una mano de ella y posarla sobre el morro del direhorse. El animal emitió un sonido al oler una fragancia ajena a él, aunque luego se tranquilizó lo suficiente.

Se asustan con facilidad, así que ten cuidado —avisó Lo’ak observando como ella acariciaba con cuidado la cabeza del pa’li.

Ataraxia cabeceó un asentimiento, mientras se acercaba con cuidado al gran cuerpo del direhorse y se subía de un salto limpio. El animal emitió un sonido de protesta al sentir un peso sobre su cuerpo, crispando al avatar.

Aunque para su suerte, terminó calmándose al oler de nuevo la misma fragancia que antes. Dahlia suspiró, ganándose una risa de Lo'ak.

No te va a matar —se burló mirándola.

Que te den —gruñó.

Tan arisca como siempre —comentó, ella le mostró los dientes, pero él señaló con la barbilla una de las finas antenas del pa’li—. Haz el vínculo con suavidad. —Ella asintió, de nuevo centrada en su tarea.

Agarró su propia cola neuronal y luego la juntó con la del direhorse, recibiendo una protesta por el nuevo cúmulo de sensaciones que se implantaron en su cuerpo tras la conexión con Dahlia.

Como por ahora no te hará caso si le hablas por el vínculo..., solo dile que vaya hacia delante. —Un encogimiento de hombros, la primera orden que se le acababa de venir a la cabeza.

Hacia delante..., despacio —pidió al final.

El animal obedeció y caminó hacia delante unos metros antes de detenerse de repente, crispando a Ataraxia y confundiendo a Lo’ak, quién se acercó un paso antes de que el direhorse se levantara sobre las dos patas traseras, tirando a su jinete a su paso.

El avatar rodó hacia un lado y se levantó del suelo mientras el pa’li, volvía a su posición inicial y daba media vuelta para salir disparado en dirección contraria.

¿Estás bien? —preguntó Lo'ak acercándose a la que ahora era su alumna, ella cabeceó un asentimiento de nuevo.

Un rugido leve llamó su atención. Ataraxia giró su cabeza como un látigo, viendo al avatar de Sukha acercándose a ellos dos con la lengua fuera y la cola moviéndose con énfasis.

—Joder —murmuró, luego soltó un suspiro.

𓏲᭄

—No me molesta, pero no puedo estar en dos sitios a la vez, quiero aprender y quiero estar con ella, pero no me hace caso cuando le pido que se quede con Kiri y Tuk —protestó la albina mirando a su madre.

—Sukha es tu mascota —dijo sin más.

—Solo pido que esté desconectada por la mañana, por la tarde todos nosotros vagamos por el bosque, Lo’ak no será mi mentor durante todo el día —insistió—, por favor.

—Es tu mascota —repitió—, pero supongo que podrías buscar a alguien que quiera cuidar de ella, y con quién Sukha esté cómoda —comentó despertando la esperanza en Ataraxia.

Aunque rápidamente volvió a caer hasta el suelo, ¿quién querría cuidar a Sukha? Todos le tenían cierto miedo porque a la mayor parte de la gente de la base le llegaba por el pecho.

Suspiró con pesadez al no saber a quién preguntarle. Tal vez rogarle, le daba igual.

—Yo podría cuidar de Sukha —dijo una voz femenina detrás de Ataraxia.

Bettye estaba de pie a poco más de un metro de la albina. La loba meneó la cola al levantarse y se acercó a la científica con felicidad. Se dejó acariciar durante unos segundos y volvió a los pies de su ama.

—¿Qué necesitas a cambio? —preguntó Ataraxia. Bettye negó con una sonrisa.

—Nada, me sacaste de la Bridgehead City, cuando no me conocías de prácticamente nada —le recordó—. Esta es la forma en la que te voy a devolver el favor por haberme sacado de allí habiendo puesto en riesgo tu vida —dijo con seguridad y una sonrisa casi maternal.

—¿Estás segura? Bettye...

—Totalmente, Ataraxia, y gracias, otra vez. —Soltó una suave risa nasal al recordar cuantas veces le había dicho esa palabra en los tres días siguientes a la caída de la RDA —parte, en realidad.

—Por cierto, ya que estás aquí, Li —empezó Emrey captando la total atención de su hija—, la base del mar de la RDA sigue en pie con menos de la mitad de gente, no sé por qué, pero ellos tenían dos naves, ahora queda una, tenemos que sacarlos de allí.

—A patadas si es necesario, ajá —asintió la albina—, se lo comentaré a los Sully.

—No tan rápida, hazlo, pero que nadie actúe —pidió—, están bajo mi vigilancia, quiero saber qué relación hay con ellos y con el tubo que encontrasteis tú y Elijah en el arrecife —añadió apoyando los codos sobre sus rodillas.

Ataraxia asintió.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora