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Matar a un Sturmbeest. Sobre su ikran. Manteniéndose equilibrada, sin agarrarse.

¿Fácil? Todavía tenía que comprobarlo.

Ni siquiera sabía a quién demonios escuchar. Si a Jake, Neteyam, Lo’ak —quien le había hablado a escondidas— o Kiri. O Neytiri. Aunque ésta solo le había dicho que en el momento en el que apuntara, que no tardara más de unos pocos segundos en disparar.

Se decidió por la mujer. No sabía por qué, solo lo hizo.

Se quedó sentada en el suelo de la tienda de los Sully, acostumbrándose a los sentidos na’vi otra vez.

Bajó la cabeza y miró hacia el lado. A su izquierda, tenía el arco que había hecho en los primeros días de entrenamiento y las flechas, de plumas azules.

Cogió una de ellas y la hizo girar entre sus dedos. Lo aceptara o no, tenía la inseguridad de no cumplir con las expectativas de Neytiri y los Omatikaya. Se preguntó si el señor Sully había tenido la misma inseguridad.

Había aprendido a disparar decentemente y su vuelo en ikran no tan malo, Kiri misma lo había dicho, a parte, Syulang’om era una ikran maravillosa. No podía salir tan mal.

O eso quería pensar.

Ataraxia —la llamó alguien.

La joven pegó un bote. Su cola se removía inquieta, mientras levantaba la cabeza para ver a Neytiri en el umbral de la tienda. Bajó las orejas.

Voy... —murmuró, levantándose, con el arco y las flechas en mano.

La mujer la cogió por los hombros, deteniendo todo movimiento. El avatar apretó las orejas contra su cabeza, intentando no mirar hacia los ojos de la adulta.

Tranquilízate —ordenó, casi obligando a Ataraxia a que la mirara a los ojos—, no va a ser tan malo.

¿Y si no estoy a la altura? —susurró, exteriorizando su inseguridad. Y arrepintiéndose al instante.

Miró hacia otro lado, avergonzada por haber dicho eso delante de Neytiri. La mujer volvió a obligarla a mirarla a la cara.

Todos pensamos eso, no es extraño fallar. Eres joven, pero sé que no errarás ese tiro —aseguró.

Pero...

No —interrumpió, la cola de Ataraxia azotó el aire, estaba nerviosa—. Han sido mis hijos quienes te han entrenado, no fallarás —zanjó. La joven asintió, en absoluto convencida, pero intentaría acertar el tiro—. Ahora, ve, te están esperando.

Murmuró una afirmativa y se encaminó al grupo que iría con ella en esa caza. La mitad de la familia Sully la acompañaría, junto a otros guerreros. Ahogó un suspiro.

Neytiri confiaba en ella —o eso le había parecido—, no podía ser tan mala aprendiz si esa mujer creía que podía hacerlo bien.

𓏲᭄

Lo’ak estaba tumbado en el suelo, su madre tenía que vigilarlo para que no se escapara de la aldea. Seguía castigado después de todo.

Escuchaba a su hermanita jugar con otros niños a unos pocos metros, a la vista de Neytiri.

No aguantaste ni un solo día, ¿verdad? —preguntó de repente. El joven alzó las orejas. Tenía que haberlo supuesto.

Ya lo sabes. —No era una pregunta, pero tampoco sonaba especialmente sorprendido.

Soy tu madre, lo sé todo. —Lo’ak suspiró, bajando las orejas y dejando que su cola golpeara el suelo—. ¿Dónde os encontrabais?

¿No lo sabías todo? —sonrió.

Neytiri rio suavemente, echándole una ojeada a su hija menor, quién seguía jugando, completamente ajena a la conversación entre madre e hijo.

No te queda tanto tiempo de espera —comentó.

Eso si mata un Sturmbeest hoy —corrigió, mirando hacia su madre.

Lo hará —asintió—. Sé cuidadoso mientras tanto.

Tras el ritual, me dejaréis libre, ¿no? —preguntó después.

Yo os cubro, tranquilo —dijo, a modo de respuesta.

Lo’ak se sentó, apoyado sobre sus brazos y con las orejas agachadas. Miraba a su madre como si acabara de descubrir unos de sus secretos más oscuros. Lo que podía ser en parte cierto...

¡No era eso! —Mentira, en parte.

Neytiri miró a su hijo con una ceja alzada, como si ella no hubiera tenido su edad o algo.

Eres hijo mío —sonrió, como si eso lo dijera todo.

Lo’ak se tapó la cara, dejándose caer en el suelo otra vez.

𓏲᭄

El viento azotaba contra Ataraxia. Ella agarraba su arco y las flechas como si su vida dependiera de ello, no había intentado tirar y sentía que se le acababa el tiempo. Aunque nadie le hubiera dicho nada.

Su ikran la instó a tirar y el avatar se decidió a hacerlo. No podía salir tan mal. Exhaló y tensó el arco, preparada para hacer el mejor tiro posible.

Apuntó, notando que le temblaba la mano. Oh, demonios, ¡solo tenía que matar un Sturmbeest!

Apretó la mandíbula, con el blanco fijado. Inspiró y soltó la flecha, rezando por que acertara el maldito tiro.

El Sturmbeest al que le apuntó cayó al suelo, arrastrándose varios metros por el suelo dada la velocidad que llevaba y su propio peso. Ninguno de los otros miró atrás por su compañero.

Estaba muerto.

Escuchó el aullido de Kiri felicitándola, antes de ser consciente de que acababa de matar a un Sturmbeest.

¡Bien hecho, At! —exclamó su amiga, acercándose hasta llegar a su lado.

Neteyam también se acercó, por el lado libre del avatar, sacándola de su trance.

Ataraxia aulló con alegría, había logrado un tiro perfecto a pesar de su inseguridad. Al final no había salido todo tan mal, al contrario. Syulang’om la felicitó a través del vínculo.

Jake observaba a sus hijos y al avatar celebrar la caza de Ataraxia. Su esposa tenía razón, la joven no iba a errar ese tiro.

Suspiró y negó con la cabeza, al final el castigo de esos dos se iba a terminar antes de lo esperado. Y necesitaba hablar seriamente con su hijo menor.

Casi podía adivinar qué iba a pasar tras el ritual Uniltaron, y sabía que no podía impedirlo. Solo esperaba que a Lo’ak se le hubiera pegado algo de la sensatez de Ataraxia.

˖*°࿐
Buenas, buenas~

Vengo a decir: ¡FELIZ NAVIDAD! 🫶🏼🫶🏼🫶🏼
Espero que paseis una buena navidad <3

Actualizaré más pronto que tarde y, si no me fallan las cuentas, terminaré este libro en mi cumpleaños.

Muchísimas gracias por seguir leyendo este libro (que me salió más largo de lo esperado xd) <3
Gracias por apreciar la locura que tengo como cabeza 😔🤌jajaja 🫶🏼

–W_D

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora