viii.

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¿A... a mí? ¿Estás segura? —preguntó escondiendo sus manos temblorosas entre sus rodillas.

Totalmente —aseguró Kiri parpadeando una vez mientras asentía, dándole más énfasis a su respuesta.

Pe... pero... fue algo relacionado con la... la Gran Madre lo que hizo que convulsionaras —musitó, negando con la cabeza—, yo no tengo nada que ver con ella, ni... ni siquiera puedo tener algún tipo de conexión —dijo mientras cabeceaba sutilmente a la vez que miraba sus manos.

No lo sé, pero... tenías un aura, de varios colores —comentó aferrándose a la mano de Neytiri, quién estaba estática en su sitio, escuchando aquello mientras los recuerdos se arremolinaban en su mente.

Ataraxia dejó caer los hombros sin poder creerse aquello. Ella no tenía absolutamente nada que ver con Eywa, nada. ¡Era humana!, por el amor de... ¿de qué, quién?

Jake miró a su esposa, quién seguía sumida en su cabeza, pensando en todas las posibles cosas que podían salir mal de aquello. Si la Gran Madre había actuado de nuevo...

—Ataraxia... —murmuró Norm en el umbral de la puerta. Lo había oído todo.

Debo, yo debo... —balbuceó levantándose—, ha... hacer algo.

Luego se largó, dejando un poco descolocado a Norm y a los otros adultos que todavía estaban asimilando las palabras de Kiri. Y ella... bueno, también estaba un poco descolocada y adormilada, pero sobre todo adormilada, acababa de despertar de un desmayo.

Ataraxia no se dirigió a la nave, sino que pasó de largo. Sukha al no verla ir hacia ella, la siguió, con un aire a preocupación que cualquier idiota podría ver con inmensa facilidad.

Lloriqueó un poco, alertando a su ama, quién se giró para mirarla y detuvo su caminata para acariciarla. La loba intentó embestir suavemente la mejilla de la albina, consiguiendo rozarla un poco.

—Tranquila, estoy bien, solo he recibido... mucha información en poco tiempo —murmuró dejando un beso sobre la cabeza del animal, aunque esas palabras no mermaron la preocupación de la loba.

La chica volvió a caminar con paso firme, pero más despacio al saber que Sukha iba con ella. Las zarpas del mamífero levantaban un poco la superficie de la tierra, sin hacer mucho ruido.

Una cosa blanca, parecida a una medusa, bajó de un árbol. Sukha saltó para morderla, pero fue incapaz ya que esta voló un poco más arriba para evitar la mordedura de la loba.

Ataraxia se giró al escuchar como los dientes de su mascota chocaban sin nada en medio, como si hubiera intentado coger algo. Vio a esa medusa blanca revolotear por encima de ella y le pidió a Sukha que se quedara quieta con un movimiento de la mano.

¿Qué cojones? —murmuró viendo como se acercaba a ella—. Eh, no, no, no. ¿Qué demonios es esto? —inquirió retrocediendo un paso. No quería golpearle.

Más que nada porque podía ser una cosa importante para los na’vi, nunca antes lo había visto, así que eso era lo más seguro. Se coló por debajo, como si fuera muy grande, para evitarlo, pero sintió algo en su hombro medio desnudo por la camisa de tirantes que llevaba.

Miró y vio otra cosa de esas ahí. Luego pudo ver como más cosas de esas aparecían y se posaban en ella, sobre todo en su cabeza y hombros, había alguna en su mano e incluso en sus pechos, lo que la hizo ruborizarse un poco.

¿Qué demonios eran esas cosas?

Oh, por Eywa —escuchó a su espalda, luego esas medusas blancas como la nieve volaron hacia arriba, desapareciendo entre las ramas.

Ataraxia se quedó mirando hacia arriba, como si pudiera ver a través de las ramas para volver a apreciar a esas cositas blancas luminosas que se habían posado sobre ella.

Sintió una mano tocar su hombro, donde habían estado anteriormente un par de esas medusas blancas, y pegó un bote, dando un paso hacia delante para separarse.

¿Lo’ak? ¿Qué haces aquí? —preguntó casi ignorando el hecho de que había tenido medusas blancas sobre su piel y ropa y él lo había visto.

Mamá me mandó a buscarte, no se va a creer esto, vamos —dijo con una sonrisa, luego le extendió la mano para que lo acompañara.

Ella no cogió la mano, solo cabeceó un asentimiento y empezó a caminar hacia la aldea Metkayina y al marui de los Sully.

𓏲᭄

¿Dices que las atokirina se posaron sobre ella? —preguntó Neytiri con lo que vendrían siendo las cejas levantadas.

Lo’ak asintió con énfasis, Ataraxia a su lado, cabizbaja. Toda la familia Sully se había reunido allí. Sukha se acurrucó un poco más a su lado, como si la apoyara. La albina reprimió el impulso de acariciarla.

¿Estás seguro de lo que viste, hermano? —inquirió Neteyam inclinándose un poco hacia delante para ver mejor a la avergonzada humana.

Claro que sí —insistió.

Ataraxia soltó un suspiro que alertó a la familia.

¿Estás bien, Ataraxia? —dijo Kiri preocupándose por la humana.

No entiendo nada —confesó—, y nada de lo que habéis dicho me está ayudando a entender mejor todo esto. —Volvió a bajar la cabeza, le dolía, o estaba empezando a hacerlo.

Es... confuso al principio —murmuró Jake entrando en la conversación. Todos lo miraron y bajó las orejas por impulso.

¿Qué es todo esto? ¿Qué son las atokirina? ¿Por qué se posaron sobre mí? —Abrió la boca para formular una pregunta más pero vio al hombre coger aire, como si estuviera buscando las palabras para explicarle qué demonios pasaba, y calló.

Eres... —miró a su esposa, quién asintió—. Eres la elegida de Eywa —murmuró mirándola con comprensión.

No —negó con una sonrisa forzada y sarcástica a partes iguales—, no, no, no, no. Esto tiene que ser un error.

La Gran Madre no se equivoca —replicó Neytiri prestándole especial atención a los gestos de Ataraxia.

Tengo la sangre de un asesino en mis venas —ladró, Sukha lloriqueó un poco, como si negara ese hecho por muy cierto que fuera.

¿Asesino? —repitió Tuk.

Ahí Ataraxia supo que la había cagado con creces, monumentalmente como le diría alguno de sus primos después de abrir demasiado la boca.

Parker —respondió casi escupiendo el nombre—, ¿habéis oído hablar de él?

El que ordenó destruir el árbol de las voces y tirar el Árbol Madre. —Neteyam cogió aire después de haber respondido, no le gustaba nada la cara de asco que acababa de poner Ataraxia, y de alguna manera sabía que no era por los árboles destruídos antaño.

Ese. —Se forzó a sonreír de forma sarcástica para no terminar maldiciéndolo en los cuatro idiomas que se sabía.

Someone new - Lo'ak SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora