46. ¿Quieres ser mi ángel del invierno?

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Dos semanas después

Estaba recostada en el diván observando el techo con Dylan que se encontraba al lado mío escuchándome.

—...no soy supersticiosa en que cada piedra preciosa tiene su poder por así decirlo, por ejemplo me puse a investigar sus significativos "Curativos" —dije entre conejos— Y dicen que el cuarzo rosa te ayuda en el amor, se me hace tontería, pero aun así me puse a investigar sobre la amatista y dice que te ayuda con tu crecimiento espiritual y estar más en sintonía con tu interior, no se...yo...le he pedido al director Galder si me podía comprar una piedra amatista de tamaño mediano para decorar mi cuarto y si lo que dicen sobre ellas es cierto espero que me ayude —dije con una sonrisa y Dylan con una serena sonrisa iba escribiendo mis datos al respecto.

—Yo opino que con solo pensarlo ya te estás convirtiendo en una creyente.

—Yo no dije que sea cierto, es solo que...lo tengo por si son ciertas las cosas —dije con una sonrisa nerviosa sin saber cómo explicarselo y él solo solo alargó su sonrisa mostrando garcía a mis palabras— Empezaré con una colección, mi objetivo es tener cada tipo de piedra preciosa a mi posición —dije extendiendo mis brazos mostrando todo el lugar como si fuera mío.

—Suena una colección interesante, Gemma, pero lo que escucho es que fue fácil conseguir la primera, las colecciones tratan que se te dificulten en ganarlas, al tenerla en tu mano es como tu pequeño trofeo por el esfuerzo.

—Eso lo sé, el director Galder si me dio esa amatista fue por...seguir viniendo con usted —dije con una sonrisa nerviosa encogiendome de nervios temiendo haberlo ofendido.

Pero él solo se sujetó la barbilla fingiendo estar pensando.

—No se si tomar eso como un halago o como un insulto —dijo él con gracia y yo saqué pocas risas cubriéndome la boca.

—Esas piedras serán pequeños premios que el director Galder me irá consiguiendo cuando obtenga de un logro, me dará otro tipo de piedra preciosa si termino el semestre sin haber reprobado alguna materia —dije juntando mis manos alargando mi sonrisa con ansias esperando conseguir otra piedra "mágica"

—En ese caso como me lo explicas ya lo considero como una colección, Gemma.

En ese momento se escuchó un pequeño timbre, yo hice una pequeña mueca al que nuestra sesión hubiera terminado, Dylan agarro su celular viendo la hora y me regaló una dulce sonrisa.

—Tristemente nuestra sesión ha terminado, Gemma. Te veré el miércoles.

Yo le di un asentimiento levantandome del diván.

—Adios señor de las tortugas —dije con una alegre sonrisa despidiéndome de él con una seña y me fui a su escritorio mirando a mis pequeños amigos, quienes estaban reposando en su pequeña isla— Adios Franklin, Harriet.

Las tortugas obviamente no me respondieron, pero me gusta imaginarme que así ha sido, recogi mi abrigo que se encuentra colgado en el perchero, me lo iba poniendo antes de salirme de la oficina, en estos días a estado haciendo más frío, de nuevo antes de salir me despedí con una seña de Dylan, que él de nuevo sin problema alguno se despidió de la misma manera que yo.

Salí de la oficina viendo a Jane.

—Nos vemos el miércoles Jane —dije despidiéndome de ella y ella me regaló una dulce sonrisa mientras hablaba por teléfono, me hizo una pequeña seña despidiéndose de mí y yo tranquila salí de la oficina.

Iba tarareando al que cada vez que salgo de la oficina de Dylan me siento mucho mejor, hubo un día donde mi parasito, asi yo lo he nombrado, pude sentir que quería tener el control de mi cuerpo, cosa que antes ni sabía hacerlo, simplemente esa cosa despertaba sin que yo me diera cuenta, pero gracias a Dylan, ahora puedo sentir cuando ese maldito quiera verme como su títere, gracias a eso se cuando debo mantener calma para tenerlo preso.

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