Gemma
Iba sintiendo un cosquilleo extraño alrededor de mi cuerpo causando que me fuera despertando, yo cerré los ojos con presión pegando mi almohada a mis orejas, pero escuchaba muchos silbidos como...los de una serpiente, yo frunci el ceño extrañada y pude sentir un cosquilleo en la nariz al sentir algo muy aproximado en ella.Fui abriendo los ojos confundida para ver qué era lo que estaba ocurriendo, me sobresalte tragando aire por el susto al ver que en mi cama se encontraban muchas serpientes, una de ellas me señaló sus colmillos molestandose por eso y me quede quieta tratando de no hacer mínimo movimiento brusco para recibir una mordida de alguna de ellas...¡Había como diez!
La serpiente que me mostró los colmillos los volvió a esconder quedándose mirando fijamente, yo estando completamente perdida miré por los lados dándome cuenta que no estaba en mi cuarto.
Paresia un cuarto infantil para un niño, en la cama donde me encontraba había sido diseñada para que pareciera un auto y dentro de ella un colchón donde estoy yo, en el cuarto había montones de juguetes, posters de autos o futbolistas que estaban colgados en las paredes, una televisión con consola y al lado un librero donde en vez de tener libros, había muchos juegos.
—Lagaaartijaaa, ¿Dónde estás? —preguntaba él sonido de un niño en forma de cancioncita molesta.
Note como Leon entro al cuarto cerrando la puerta con gran terror en su rostro manteniendo su espalda pegada en la puerta, ya que persona que lo ande buscando obviamente no quiere que lo encuentre, él volteo a verme y se puso pálido como un fantasma al verme en la cama repleta de serpientes.
—Scheibe —dijo él con una voz temblorosa sin apartar la vista de las serpientes empezando a temblar.
—Me...quieres...explicar...que...esta...pasando —dije en un modo calmado sin ningún tono alto para evitar que una de estas serpientes no se sintieran amenazadas por mi voz.
—Yo...me he metido en tu cabeza como de costumbre, pero...paso un inconveniente —dijo él teniendo sus ojos fijos en la serpiente que una de ellas volteo a verlo y él empezó a respirar con dificultad al sentir solo la mirada de una de ellas.
—¿Qué...inconveniente? —pregunté asustada al sentir como una de las serpientes empezó a enrollarse en mi brazo.
—Es la primera vez que me ocurre...pero...estoy teniendo una pesadilla en tu hueca cabeza —dijo él sonriendo de una manera histérica— Felicitame, conejita, es...mi primera pesadilla y...tú tendrás...que vivirla conmigo.
Yo abrí en grande los ojos, bajé la mirada viendo las serpientes, ahora entiendo porqué están aquí.
—Y...porque...no usas tu don en cambiar el sueño donde nosotros jugamos con mi madre en mi antiguo departamento —dije con una sonrisa nerviosa y Leon me frunció el ceño mostrando enfado.
—A ver estupida, si pudiera hacer eso, desde un principio lo hubiera hecho —dijo él en un susurro muy molesto— He tratado, pero...no puedo. Como también salirme de tu cabeza, pero es como si...mi don estuviera tomando el control y no, no...me deja salir.
La puerta que estaba Leon empezó a sacudirse como si alguien tratara de abrir la puerta, Leon mostró un rostro de terror.
—Estás ahí lagartija, abreme la maldita puerta si no quieres que le diga a tu madre que te has encerrado de nuevo sin querer jugar conmigo.
Leon sin obedecerlo mantenía su cuerpo pegado en la puerta mirándome con suplica que lo ayudara, yo baje la mirada viendo las serpientes y lo volví a mirar en que no podía hacer algo al respecto al problema que tengo encima mio, literalmente.
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POTESTAD
FantastikSe dice que los más afortunados padecen el síndrome de Alejandría, pero Gemma fue una excepción. Unos ojos morados no hicieron que su padre estuviera presente en su vida, ni le apareció dinero para escapar de la pobreza o le dio la cura de la grave...