Narrador
Hoy era el gran día de que las campañas ganaran sus votos antes del día de las elecciones, se podían ver mujeres de diferentes campañas poner carteles en las paredes con las fotos de los candidatos apoyándolos en pedir votos, hombres se iban arreglando sus sacos y corbatas para dar las presentaciones junto con sus presidentes en los salones de cada grupo celeste de preparatoria y si era necesario de carrera.
Mia y Alba se iban poniendo sus delantales estando en la cocina del departamento, tenían su mirada directa a los ingredientes para las galletas. Gemma las mira con una sonrisa al ver como sus amigas se iban preparando, después mostró poca preocupación.
—¿Están seguras que no necesitan de mi ayuda?
—No, no, bambina, ve a juntarte con los demás, el presidente necesita a su secretaria a su lado —dijo Mia con una corta sonrisa de gracia y Gemma fue con ella viendo los ingredientes. Mia se le acercó a su oído verificando que Alba no se diera cuenta, ya que ella estaba ocupada acomodando los recipientes— No me siento bien haciendo esto, Gemma...fingir que una receta tan importante de tu familia sea mía... —dijo ella entre susurros con una mueca nada convencida a esto.
—Ya hablamos de esto —dijo Gemma volteándola a ver aun así con una corta sonrisa de ternura hacia su amiga— Ellos...nunca probarían las galletas sabiendo que...es receta mía, aunque les dijeras que tu la has preparado, no van a querer comerlas, no te preocupes... —dijo ella alargando sus sonrisa— Se que están en buenas manos.
—¿Sucede...algo? —preguntó Alba preocupada mirando a las dos mujeres hablar entre susurros.
—Solo hablábamos sobre el plan, hablamos entre susurros por si acaso, ya sabes...las paredes pueden tener oídos —dijo ella mirando a su alrededor y Alba se sobresaltó un poco.
—Cierto... —dijo ella ahora hablando en susurro con una corta sonrisa y Mia la miró con gran ternura.
—Les avisaremos cuando tengamos las cinco cajas de docenas de galletas. Calcula...en dos horas y media recibir la llamada —dijo Mia sujetándose la barbilla pensativa.
Maya entró a la cocina señalando su celular hacia Gemma, ella le dio un asentimiento dirigiéndose con ella.
—Suerte chicas, cualquier cosa avisan —dijo Gemma mirando a las cocineras con gran sonrisa de ánimos.
—Igualmente y...cuidense mucho —dijo Alba juntando sus manos en forma de súplica mostrando una mirada demasiada angustiada.
Gemma le dio un asentimiento, se salió de la cocina junto con Maya, Alba se juntó con Mia dando pequeños golpes en el suelo con su pie como modo de calma.
—¿Crees...que alguien salga herido...por esto? —preguntó Alba con temor en sus palabras mirando a Mia que ella la volteo a verla con una dulce sonrisa.
—No hay razón por la cual temer, piccola pony —dijo ella con gran sonrisa de confianza que se la transmitió a Alba causando que igual sonriera, después Mia volteo a ver la puerta— Es un grupo de guerreros, nada podrá contra ellos.
***
Leon se iba cepillando los dientes, escupió la espuma de la pasta y al mirar su reflejo sonrió mostrando sus dientes que parecían ser perlas a tal blancura, se guiño el ojo a él mismo de una manera coqueta. Él empezó a silbar dándose la vuelta saliendo del baño, entro a su cuarto que en la mesita de noche agarró una lima del cual tiene montones en un organizador en forma de cilindro.
Él mientras que seguía silbando en forma de coro se fue limando sus uñas de una manera que ya tenía mucha práctica en eso, dejaba de mover la lima para verse sus uñas con mucha atención y sonrió con satisfacción al vérselas con una buena forma. Aventó la lima al cesto de basura teniendo una buena puntería.

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POTESTAD
FantasySe dice que los más afortunados padecen el síndrome de Alejandría, pero Gemma fue una excepción. Unos ojos morados no hicieron que su padre estuviera presente en su vida, ni le apareció dinero para escapar de la pobreza o le dio la cura de la grave...