Estaba de brazos cruzados sentada en la sala de mi viejo departamento desviando la mirada a Leon estando molesta con él, él trataba de animarme mostrándome una galleta de mi madre casi pegandomela en mi rostro.
—Vamos, no desperdicias una de las galletas de tu querida madre, anda, cometela, la galletita quiere que te la comas —dijo él sacudiendo la galleta y fruncí el ceño mostrando mucha molestia— "Fui hecha por la magia y cariño de nuestra diosa las galletas, tu madre, cómeme Gemma, para mí será un gran honor" —dijo él fingiendo una voz chistosa para la galleta.
Yo saque un gruñido levantándome del sillón apartandome de él dirigiéndome a mi cuarto, me deje caer en la cama y me cubría la cabeza con la almohada sin querer verlo o escucharlo.
—Vamos conejita...lo hice por ti...para que pudieras hacer ejercicio, como Mia lo dijo, para que demostraras que esas brujas estaban equivocadas.
—Mia me dijo que lo hiciste por una apuesta —dije con mucha tristeza teniendo mi boca pegada al colchón.
—De acuerdo...lo hice...
—Vete de mi cabeza —dije con mucho enfado pegando con fuerza la almohada en mi cabeza.
—Con el dinero te compré un pequeño regalo de manera disculpa, Gemma en verdad lo hice para que terminaras el ejercicio, no era para burlarme de ti.
—Quizás si me hubieras animado como los otros diciéndome "Vamos Gemma", hubiera terminado el ejercicio, pero no... —después despegue mi boca del colchón quitándome la almohada de mi cabeza viendo a Leon con enfado— Sabes perfectamente que para mi que hablen de mi madre es muy delicado.
—Como tú sabes que no puedo sacar mínima sospecha que tenemos una amistad, Kyle ya estaba sospechando, comprendeme que mis padres no deben enterarse —dijo él haciendo ademanes un poco bruscos desesperado por el tema— Ni el puto de mi primo, porque si llegara a sospechar te hará daño para mi hacerme daño.
Yo desvié la mirada con tristeza sentándome como chinita, Leon se vino a sentar al lado mio como chinito acompañándome, yo aún enfadada desvié mi mirada hacia el lado contrario donde se encontraba.
—Te doy mi palabra que ya no volverá a pasar —dijo él con un tono sincero y con poco cariño en él, volteé a verlo a su rostro que me regaló una corta sonrisa de cariño y yo le sonreí un poco, él puso de nuevo la galleta casi pegándolo en mi cara— "Tienes que disculparlo Gemma, recuerda que su madre la diosa de las galletas, le enseñó a perdonar a los pecadores" —dijo fingiendo la misma voz chistosa y esta vez saque pocas risas apartando la galleta de mi rostro.
—Esta bien...te disculpo —dije con una sonrisa rendida y él alargó su sonrisa— Pero me has dado tu palabra en no volver a sacar esos temas sobre mi madre —dije señalándole con mi índice recordandole la condición.
—Y sabes que soy un hombre de palabra —dijo él alargando su sonrisa mostrándome sus dientes orgulloso.
***
Empecé a despertarme al que Leon me hubiera dado el permiso, mire al conejo blanco recostado sobre mi vientre, yo sonreí con ternura al saber que era Reto que de nuevo me acompañó toda la noche siendo un animal para no sentirme sola.
Él empezó a despertarse volteándome a ver con esos pequeños ojos de roedor, dio un bostezo mostrándome sus pequeños dientes y después dio un salto sobre el suelo, empezó a transformarse en humano caminando hacia su ropa.
—¿Cómo te sientes? —preguntó él queriendo saber empezando el día, agarrando sus shorts y yo alargué mi sonrisa mostrando gran ternura.
—Dormí con mi animal favorito, ¿Eso te da una pequeña pista? —pregunté con poca gracia, pero él volteo a verme terminando de ponerse su playera, borre un poco mi sonrisa al verlo...muy serio de lo normal, ¿Será por el tema de ayer?
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POTESTAD
FantasiaSe dice que los más afortunados padecen el síndrome de Alejandría, pero Gemma fue una excepción. Unos ojos morados no hicieron que su padre estuviera presente en su vida, ni le apareció dinero para escapar de la pobreza o le dio la cura de la grave...