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Las bestias no confían en humanos.

Fue lo que dijo su instinto, gritando para salir de él, e ir a joder la existencia de ese chico afeminado, es el mismo que había ido a verlo toda esa semana al sótano. ¿Le prestó atención? No, Gon lo ignoró toda esa semana, solo dejó entrar a dos de tres personas con las que se siente cómodo.

Nobunaga y el niño nube, el que había traído varios de los bocadillos que le regalaba Hisoka cuando se portaba bien y obedecía a sus órdenes.

Los humanos no cumplen su palabra.

Se acurrucó en el nido improvisado que hizo la cama que pusieron en ese lugar oscuro. La mayoría de su cuerpo se pueden ver arañazos de dónde había un rastro de sangre seca y sobre la cama se veía aún más sangre.

"Un nido sin ninguna pertenencia, los aromas de la familia se porta en la sangre también."

Recordó el relató de su padre mientras iban de casería a los claros, dónde habían muchos conejos blancos con ojos rojos que le gustaban por su rico sabor.
El nido que hizo en la cama, es exactamente como le dijo esa vez su padre, Ging. En su sangre, cuando se seca puede sentir el aroma de rodos sus familiares, el aroma de su tía mito, el aroma de su abuela Abbe, el de su padre Ging y lamentablemente...

... Otros tres aromas más, aromas que están enterrados profundo.

— ¿Gon?

La voz de Hisoka llegó a sus oídos, pero no sé giró.

Sus ojos brillaron cuando sintió que estaba cerca de la ubicación de su nido, gruñó. Todos sabe que nadie debe pisar un nido, mucho menos el de un cachorro solitario.

Apretó los dientes, tratando de no soltar un gruñido.

— ¿Qué quieres, humano?

Morrow se detuvo en su camino, oliendo en el aire el olor metálico de la sangre, frunció el ceño.

— Mi nombre es Hisoka Morrow, Gon.

El cachorro río entre dientes, se acurrucó en la cama, oliendo el aroma de su familia, pero centrando sus sentidos en el de su papá.

... Ese aroma que se ha ido desvaneciendo desde que lo alejaron de la caja, y ni siquiera pudo enterrarlo como se debería.

— ¿A quién le importa como te llamas? Yo también tengo nombre pero me llaman bestia. ¿Cuál es la diferencia si te digo humano?

Ahogó otro gruñido, sus garras se enterraron en sus brazos, sintiendo el líquido deslizarse por sus dedos a la vez que el aroma de su padre se vuelve mucho más remarcado en sus fosas nasales.

Casa... Huele a casa.

Escuchó al mago suspirar.

— Gon, eso no... — se calló.

— ¿No qué, Hisoka?

Se estremeció al escuchar su nombre por primera vez, saliendo de los labios del cachorro herido que yace en esa cama.

No eres una bestia. – apretó las manos.

— No hagas caso a lo que dice Illumi. — cambió de tema.

Gon no dijo nada y se acurrucó en la cama de nuevo, llenando sus fosas de ese aroma a hogar que había estado extrañando desde que los atraparon.

... El aroma que se le fue arrebatado de la noche a la mañana.

— ¿Sabes cuál es la diferencia entre una bestia y un humano?

Hisoka miró como Gon salía de entre los trapos que hacían su nido de cachorro, notó como sus cabellos antes negros como la noche tenían un brillo verdoso extra. ¿Será algún tinte? ¿O ese color nació natural?

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora