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"— Para que tu cuerpo no duela cuando llegues a la mayoría de edad, deberías hacer ejercicio, así tus músculos estarán preparados para cuando venga el estirón."

Nobunaga había escuchado acerca del ejercicio que le habían entregado, para hacer ejercicio se necesita un gimnasio, pero también está la opción de que vaya a un bosque y entrene ahí también... ¡Él se niega rotundamente a dejarlo solo en el bosque!
Caminaba con varios sirvientes a sus espaldas mientras se disponía a ir al gimnasio, necesita quitar el polvo de las máquinas.

"Gon será grande y fuerte en menos de dos semanas."

Fue lo que Kite le dijo para convencerlo en abrir el abandonado gimnasio, y no, no es que le resultará difícil hacerlo. Es solo qué, necesitaba hacer un informe de las cosas que había estado haciendo el cachorro desde que el jefe hisoka se habia marchado.

— Señor... ¿Esa bestia puede usar esto?

Su sangre se enfrió cuando miró al que habló.

— ¿Acabas de decirle bestia? — todos se encogieron — Ja... Deben estar ardidos solo porque él puede hacer lo que ustedes no, bola de inútiles.

Todos guardaron silencio durante la tarde, limpiando sin emitir un sonido y cuando acabaron, fue a tiempo. Gon se acercó a la puerta, olfateando el aroma de nobunaga y otros seis sirvientes. ¿Qué estaran haciendo ahora? Se preguntaba, empujó con suavidad la puerta para terminarla abriendo finalmente.

Nobunaga lo miró con una sonrisa, y con una señal los demás se retiraron dejándolos solos.

— Kite dijo que necesitarás hacer ejercicio.

Gon asintió, mirando las máquinas que ve por primera vez, son extrañas, de un material duro pero no tanto. ¿De qué estarán hechas? Umm, preguntará después, ahora solo quiere ver el lugar nuevo, quien su instinto estaba marcando como nuevo territorio.

Nobunaga lo veía con una sonrisa, es divertido verlo tan curioso como un niño normal en un parque de diversiones. Se ve la genuina sorpresa en sus ojos cada vez que alguna de las máquinas comienzan a encenderse solo por sentirlo cerca.

Los sensores son increíble, pensó.

— ¿Y lo haré en esta habitación? — miró al otro asentir.

— Es arriesgado dejarte en el bosque solo, por eso me tomé la libertad de abrir el gimnasio personal del jefe Hisoka.

¿Gimnasio de Hisoka? Genial, ahora compartiremos el mismo espacio.

— Eso es genial. ¿Puedo empezar ahora? — nobunaga asintió.

Su cola y orejas se salieron, moviéndose de felicidad mientras que su orbes brillan, y no es solo por la emoción. ¡Está en el lugar personal de ese humano idiota! ¿Eso no quiere decir que esto también es su sitio? Ujun, sí, así es. ¿Y solo por eso se siente feliz? ¿No es muy poquito como para considerarlo algo grande?

No percibo su aroma.

Olfateaba el aire, cada máquina, cada rincón. Quizás con la vaga esperanza de encontrar un pequeño, casi diminuto rastro de su olor, pero nada, no encontró nada de nada.

... Lo único quizás, una rata muerte que apesta un montón en el rincón de la habitación.

— Te explicaré como funciona. — se acercó a la caminadora.

Gon le siguió, esperando indicaciones.

— Esto es una caminadora. — apretó un botón y se movió — Puedes subirte en ella, caminar y hasta correr si aumentas la velocidad aquí. — apretó otro botón y la velocidad aumentó — Y con este puedes ir despacio.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora