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Hisoka Morrow está acostumbrado a las situaciones que no tienen lógica o que simplemente son ridículas a tal punto que puede con lo que sea que se le ponga en frente - hasta ahora -, y por unos momentos llegó a pensar que la lógica se había ido de vacaciones.

¿De verdad tengo que beber esto? – miró el vaso con sangre.

Luego miró a Gon quién se veía muy emocionado. Le había dado una gran cantidad de sangre, ya que según él sería más confiable el resultado.

¿Resultado de qué? ¿Por qué debería beber la sangre de este bello cachorro? No tiene idea, solo sabe que después de que el calor de sus cuerpo se disipó, él ya tenía el vaso con el líquido carmesí en sus manos.

— Bebelo antes de que se coagule.

Hisoka dudó, y vio de soslayo al menor, sus ojos se ven brillantes como si lo que le dió fuera el regalo más grande e importante... ¿Será solo por ser su sangre?

Guácala, se ve feo... Pero no puede rechazarlo, no cuando él se hirió así mismo para darle su sangre.

Esto parece un pacto de sangre, como esos vampiros que se casan y beben la sangre del otro. – cerró los ojos, engullendo hasta la última gota de la sangre en su garganta.

— ¿Y bien? ¿Cómo está? — se acercó.

Hisoka se sentía mareado, pero pudo manejarlo.

— Me siento bien.

Ambos vieron.

Toc, toc.

Ambos miraron hacia la puerta, dónde Nobunaga venís entrando con Killua, Kite, Zushi y... Ging.

Los ojos de Gon se abrieron y fué hacia él, solo para que sus brazos lo envolvieron en un abrazo.

— Papá... Te extrañé... — ronroneó, dejando sus orejas y cola al aire.

Ging sonrió, mirando al hombre rojo algo confundido.

— ¿Te sientes bien cachorro? — lo acurrucó en sus brazos.

Hisoka sonrió, verlos así se siente raro.

Algo en su pecho se siente cálido.

Ging volvió a mirar a Gon, acariciando sus largos cabellos negros, suspirando y oliendo un poco de sangre en el aire...

— Iré a mi habitación, pueden hablar cómodamente.

Salió, sonriéndole a Gon y despidiéndose de Ging con un asentimiento.

— Kite ¿Estás bien? — el cachorro se acercó al albino.

El mayor asintió y revolvió los cabellos del otro con una pequeña sonrisa.

Gon miró a la puerta, donde antes estaba Zushi junto a Killua y nobunaga... Solo que ahora no hay nadie ahí, a excepción de Nobunaga claro ya que él espera ordenes.

¿A dónde fueron?

Buscó el rastro del albino pequeño, y este se iba yendo un poco con el aire.

... Justo por donde se habia ido Hisoka.




La puerta de la habitación de Hisoka se abrió.

Y por ella entró el pelirrojo, un castaño y un albino, siendo el último el más cabizbajo. Ya que aún sigue algo deprimido por lo que sucedió en su mansión.

El pelirrojo miró a ambos críos que lo siguieron.

Suspiró. ¿Por qué parece que Gon adopta niños como si nada? Ahora él tiene que apañarsela de niñero, no es que no sepa - le aterra la simple idea - aunque la verdad es que no sabe cuidar niños.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora