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Hisoka había estado encerrado en la habitación las últimas cuatro horas con Zushi y Killua, de vez en cuando iba Chrollo con comida y algunas bebidas.

— ¿Hisoka está enfermó?

Nobunaga miró al ahora adolescente Gon, el mismo joven le miraba esperando una respuesta que quizás sea de su agrado. Pero ¿Qué debe decirle? Morrow no había dado instrucciones sobre que hacer con Gon esa tarde.

¿Cómo va a decirle algo que no sabe?

Suspiro.

— El señor dijo que tenía que descansar. — admiró como el joven veía a las escaleras.

— Gon.

Ambos se giraron para ver a Ging, quien entraba con unos harapos que parecen de un vagabundo que de alguien decente.

El menor se acercó a su padre, parándose delante de él con una sonrisa inocente.

— ¿Sabes dónde está la habitación del humano rojo?

... ¿Por qué de repente quiere saber del idiota rojo?

Inclinó el rostro a la derecha, mirando al mayor que se ve algo aburrido ya que no esta acostumbrado a los lugares cerrados; y por esa misma razón, tuvo que escaparse para ver a su cachorro días antes.

Kite se enfadó tanto ya que su herida volvió a abrirse y tuvo que coserla de nuevo, no olvidará el jodido dolor que sintió cuando el metal curvado atravesaba en su piel sensible.

— Puedo llevarte. — lo miró asentir y miró a Nobunaga — Puedes deshacer el nido que hice en el sótano, las personas necesarias ya están aquí.

Nobunaga asintió bajo la minuciosa mirada de Ging.

Ambos subieron por las escaleras, hablando sobre las cosas que pasaron mientras estuvieron separados y sobre todo - para incomodidad de Gon - sobre su impresión accidental con Hisoka.

Cabe recalcar que lo hizo inconscientemente de su decisión, siendo su instinto el responsable, no importa quien haya sido el resultado. Ging le recordó que su instinto es parte de él, y aún así pasó es porque estuvo de acuerdo mientras cedió el control.

Y entre platicas llegaron a la oficina del mago.

¿Me estás diciendo que Hisoka es pareja de Gon y no sabía hasta hace una semana? — Killua.

Padre e hijo dejaron de andar y se dedicaron a solo oír lo que decían, ambos se dedicaron una mirada cómplice y ocultaron su aroma.

... Aunque no es como que alguno tenga un buen olfato. O al menos eso pensaba... Ya que dentro de la habitación tambie se encuentra Zushi.

Un suspiró se escuchó.

— Su tía había mencionado que lo hizo sin querer, por lo que asumí que es un error. — Hisoka.

Ging alzó una ceja.

¿No quiere decir eso que su hermana se le adelantó en una plática que le conciernaba a él como padre? Vaya, eso sí que es inesperado.

Pero no puede quejarse, le ahorro la charla sobre el tema sexual del asunto.

Gon oía como si estuvieran a punto de abrir una gran camara llena de secretos, y el dueño de esa caja, era Hisoka. El hombre que tomó - sin consentimiento- como pareja, no pues, si puede comprender la repentina incomodidad del humano rojo idiota.

— De alguna forma, me parece bien.

La voz de Zushi alertó a ambos.

El sigue siendo una bestia con un excelente oído.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora