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Dos meses después de su celo, se confirmó que Gon había quedado en cinta; gracias a una prueba de sangre y porque no había podido cambiar de forma. Cómo antes se había dicho, los cambiaformas permanecen en una única forma. Sin poder cambiar a voluntad, la razón es simple. Los cachorros ya eligieron su forma desde que se fecundaron, y esa forma fue su origen.

Las panteras negras - especialmente las hembras - pueden dar a luz sin ninguna dificultad o complejidad durante el gran momento. Al contrario, los machos no poseen un orificio para que ellos puedan nacer; tuvo que llevarse a cabo una cesaría en la clínica veterinaria de Kite.

Fueron tres horas completas en las que estuvo el albino en la habitación de cirugía, donde él solo había atendido a Gon y los cachorros; ya que nadie debería saber que un macho dio a luz a dos cachorros. ¿Qué pasaría si se llegase a filtrar la información? Quizás algunos científicos vengan a llevarse a Gon y los cachorros.

Killua, Zushi, Hisoka y Ging estaban esperando en la sala.

Especialmente el padre del involucrado y el padre de los dos cachorros. Para Hisoka se le hizo raro cuidar de Gon en esa forma, no es porque no le gustará. Es que simplemente no sabía cómo lidiar con una pantera preñada.

— No veo necesario preguntar si estan los familiares.

Todos alzaron la mirada y se encontraron con Kite, el sudor y el notable cansancio en su rostro.

— ¿Cómo está Gon? — Ging habló primero.

— ¿Los cachorros están bien? — Hisoka empujó a Ging.

— ¿¡Qué género son!? — gritó Zushi.

— ¿¡Cuántos son!? — Killua no se quiso quedar atrás.

Kite podía sentir como su cabeza estaba a punto de explotar.

— Gon está bien como los cachorros, son dos varones. — los miró mal — Gon aún está inconsciente, su cuerpo sigue curando las heridas internas como cicatrizando.

Ging respiró tranquilo, mirando a Hisoka que sonreía.

— Felicidades, podrás ver sus ojos en quince días.

Hisoka entrecerró los ojos con sospecha.

— ¿Por qué tanta urgencia en ver sus ojos? — repuso algo curioso.

Ging se encogió de hombros.

— No lo sé, creo que el color castaño solo arruina nuestra especie. — murmuró lo último.

Kite volvió a entrar cuando escuchó unos quejidos.

Hisoka, Ging y los otros dos esperaron ansiosos para saber que vendría después, quizás y Gon ya despertó y es por eso que volvió a entrar para ver qué es lo que ocurría. ¿Verdad?

¡Sí! ¡Eso debe de ser! Todos sonríen de oreja a oreja.

Zushi olfateó el aire, intentando captar el aroma de los dos cachorros.

Pero no hubo nada, supongo que es porque aún son muy pequeñitos para generar algún aroma.

¡Es la primera vez que verá un cachorro bebé!

Kite salió con dos bolitas de pelo que chillaban. Buscando el aroma de Gon con las narices y sus ojitos cerrados, Hisoka se sintió conmovido al verlos. Pero aún así le resultó un poco extraño.

— ¡Hola minis Gon! — Killua lo empujó a un lado antes de decir algo.

Maldito niño. – gruñó.

Ging se acercó a los cachorros, y estos se acercaron a él aún en su incertidumbre.

— Tú aroma no es tan fuerte como el nuestro. — explicó Ging — Ellos se guían por los aromas fuertes que pueden percibir fácilmente.

Hisoka lo comprendió y no se molestó con eso. Ellos aún son muy pequeños para reconocerlo.

— Ellos tendrán que comer en dos horas. — avisó Kite — Para entonces, Gon ya debería estar despierto.

Todos asintieron.

— Avisen a Nobunaga que arregle el sótano. — le dijo a Chrollo que está en la puerta, vigilando los alrededores.

— Ok.

Ging miró a Hisoka sonreír, soltó un suspiro.

Él se veía así cuando tuvo a sus cachorros también, la emoción de un padre primerizo es algo genuina y aterradora.

— Pongan un nombre, algo que los haga únicos, eso va a influir en su comportamiento de grandes.

Hisoka asintió sin verlo.

— Lo haremos.




Dos años después.

Los cachorros aprendieron a transformarse en el primer año de vida, no fue difícil ya que tenían las instrucciones de su abuelo Ging, además de su padre Gon.

Hisoka solo fue el ejemplo de la forma que deberían poder tomar.

— Bien, Gumer, ayuda a tu hermano. — Hisoka sostenía a Gaon, un niño de dos años con pelo rojo y ojos dorados — Sigo sin comprender como es que su pelo es rojo y cuando es un animal es negro.

Ging rodó los ojos, viendo a los cachorros caminar con cuidado en el empinado.

— En su forma humana muestran los rasgos heredados de sus padres, en forma animal solo muestran su animal interno. ¿Cuando haz visto una pantera roja?

Hisoka alzó una ceja.

— No una roja pero sí una pantera rosa, bailaba con la típica canción: ♪Tu rum, tu rum, tu rum tu rum tu rum, tu ru tu rum, tu tu tu rum ♪ 

Vio a Ging que lo veía como un loco.

— Eso es raro. — dijo bajito.

— Es una caricatura infantil, pero era divertida. — Nobunaga apareció, con una charola en manos — Los bocadillos están listos.

Hisoka las tomó y lo retiró.

— ¡La comida está aquí! — les gritó a Gon, Gumer y Gaon.

Los tres estaban jugando desde hace unos dos minutos.

Gon cargo a ambos cachorros, ambos se veían de alrededor de tres años, cuando solo tienen dos. Gon también había crecido un poco y se veía un poco más maduro.

— Al final, asistir a ese lugar no fue tan malo.

Murmuró para sí, pero fue escuchado por Ging que estaba a su lado.

— ¿A qué lugar? — dijo comiendo una galleta.

Hisoka sonrió.

Mirando como los cachorros tenían ojos como él, uno tenía su cabello y el otro tenía el de Gon.

Le gusta su familia, la que formó de una forma peculiar.

Miró a Ging de reojo, podía ver la sonrisa que tenía también en su rostro.

El viejo amargado no se ve tan amargado, parece disfrutar de esa extraña paz que rodeaba la ciudad rodeada de humanos peligrosos.

— De ir a La Gran Subasta. — susurró agarrando a Gumer.

Fin.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora