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Hisoka golpeaba el saco de boxeo para sacar toda su frustración. Y este ya es su cuarto saco que ya sido reemplazado, ya que aparentemente la frustración era más grande que su autocontrol.

A su mente volvían las palabras que soltó sin poder contenerlas en el pasillo, como si su lengua hubiera tomado vida propia y solo dijo tonterías sin sentido alguno... ¡Nada de lo que salió de su boca fue verdad!

... Nada es verdad.

Aún recuerda lo que pensaba cuando cada palabra se deslizaba por sus labios como la mantequilla en una cacerola caliente, salpicando pequeñas gotas que le quemaban internamente.

"— No puedes irte. — te quiero a mí lado. — Yo lo compré. — porque te quiero."

Incluso recordar cada palabra lo enfurece más.

La puerta del gimnasio se abrió, dejando ver a Nobunaga junto a una pelirroja a sus espaldas, y en sus manos habían documentos. ¿De qué? Pues... Él envío a alguien a investigar sobre ese tal pariston, ya que había olido su olor a reptil.

No fue difícil para él saber que era una serpiente.

Escuchó atentamente el informe de lo que ella fue capaz de descubrir, las habilidades de esa cosa amarilla escamosa, junto a las diversas cosas que él podría realizar.

Pero algo resonó en su mente después de que ella se marchará, cogió la hoja con la información y ahogó un gruñido de molestia.

Limitándose a recordar sus palabras.

"— El no puede escuchar lo que dijiste solo por sentir las emociones. Y si llegase a escuchar, serían solo partes incompletas que son difíciles de asociar."

— Nobunaga.

El mencionado entró poco después.

— Dígame, jefe.

Morrow miró con cansancio al cuidador de su fruto, sus ojos se ven aún más apagado que de costumbre.

— ¿Cuántos días faltan para la mayoría de edad de Gon? — preguntó, poniéndose de pie.

— Tres días. — respondió sin vacilar.

Hisoka asintió satisfecho.

— La pelirroja dijo qué, si no consumamos el acto... Gon si puede dejar de imprimirse en mí. ¿No?

Nobunaga asintió, sin comprender el porque le está preguntando eso a él.

Lo miró frotarse las cienes.

¿Por qué siento como si me robaran la energía? – jadeó algo cansado.

— Prepará todo, Gon vendrá en tres días.

Nobunaga dudó, pero asintió a la orden y se retiró poco después.

Las ideas, pensamientos y los sucesos de hace un par de horas aún rondan su mente. Todo pasó como si alguien hubiera ensayado a la perfección esas líneas, aún tiene conocimiento de lo que pasó en su habitación esa mañana.

No tenía intención de decir palabras tan hirientes, ya que en primer lugar; él disfruta del tacto del chico. En segunda, jamás diría algo así delante de él por más molesto que se sintiera.

Pero las palabras salian como agua de la llave... Pero una llave rota, todo salia sin mi control. – esto es un caos para él.

... Y ahora sufre de algo invisible, un apego silencioso que le grita ir con Gon.

— ¿Cómo es que llegamos a esto, ringo-chan?

Se dejó caer en la cama, estando totalmente agotado.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora