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Gon tiene experiencia despertando en situaciones poco favorables para él.

Aún recuerda cuando se topó con pariston, la pitón que lo había secuestrado solo para poder ver a su padre y molestarlo un poco, siendo conocidos desde que tienen uso de razón. Gon tiene cierto conocimiento del porque esa pitón no dejaba en paz a su padre cuando era un cachorro, o cuando cayó al agua e Ikalgo lo salvó con sus tentáculos, los cuales lo estaban apretando de más y le imposibilitaba el respirar. Oh, o como jugaba con su pequeño amigo normalito llamado Con, el que lo seguía solo para jugar y aplastarlo pero era imposible, ya que ambos tenían casi el mismo tamaño.

Si... Él tiene experiencia, muchas que le traen buenos recuerdos...Pero no comprende esta situación, esa forma de despertar le pone los pelos de punta, tiene cadenas pesadas en el cuerpo, no siente ningún aroma en la habitación a excepción de lo que parece ser un perro gigante de color morado que lo ve, como si fuera su proxima comida.

Genial... ¿Qué maldito fue esta vez?

Gruñó por lo bajó al sentir un olor a óxido a sus espaldas y no, no es el olor de las cadenas que lo atan... Es uno más feo, como si el óxido se mezclase con la sangre de innumerables personas...

— ¿Despertaste? — jadeo cuando agarraron con fuerza sus orejas.

Freecs miró como el hombre usaba un traje negro, casi como los que usaba Nobunaga.

Usando los lentes que le permitían ver su reflejo gruño con molestia, tiene un bozal en el hocico y muchas cadenas que le molestan en las extremidades.

— ¿Has visto a alguien dormido con los ojos abiertos? — se burló.

El hombre de gafas sonrió, apretando aún más sus pobres orejitas.

Jadeó cuando sintió como las retorcía.

Maldita sea... ¡Eso duele mierda!

Tembló mientras solo aguantaba el dolor que le calaba hasta la espina dorsal.

Gon se quedó quieto después de que lo soltó, maldiciendo a sus adentros al maldito ser humano que le había puesto una mano encima... Sus patas estaban adormecidas por la posición tan incómoda en la que lo mantienen, como si solo fuera una mascota desobediente que está siendo castigada con privarle la movilidad y la libertad.

¿¡Donde mierda se supone que está Nobunaga!?

— ¿Te preguntas dónde está tu cuidador?

Freecs se sobresaltó cuando dijo eso, pensando por un momento que podía leer su mente, y si podía hacer eso sería problemático si desea escapar en algún momento.

— ¿Lo lastimaste? — gruñó.

Vio cómo el hombre sonreía negando, se relajó un poco con eso.

— No, aunque sea el más débil de su grupo... Aún puede matarme si lo desea, ¿Por qué crees que te sacamos a hurtadillas en medio de la noche justo cuando él estaba durmiendo?

Se estremeció, si Nobunaga era tan fuerte... Eso explica porque nadie ha ido en el día a por él, y si de verdad podría matarlo tiene sentido que lo haya hecho de noche... ¿Será que su cuidador no sabe de la identidad de su secuestrador? ¿Y si llega a reconocerlo irá a por él?

Suspiró, dejando de tensar su cuerpo para intentar liberarse de sus pesadas ataduras.

Si pasa algo, puedo confiar en que Nobunaga vendrá.

Miró cómo el hombre abría la puerta, dejando ver a dos niños muy bonitos, ambos con el cabello cortado. Vestidos con un pantalón de mezclilla, camisas negras con mangas mientras lo ven con cierta admiración.

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora