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— Bien... Ging dijo que son cariñosos...

Trató de mantenerse positivo, sus manos deslizaban por la cola que le rodeaba la cintura. El peso en sus piernas hizo que comenzarán a hormiguear por la falta de circulación de sangre. Gon ha estado sobre ellas desde hace ya cinco minutos y parece estar en una siesta cómoda, ya que de vez en cuando el agarre en su cintura de aprieta... Comprobando que aún siga ahí..

Pero, el mago tiene una duda por resolver en el acto.

¿Cómo puede ir al baño sin desacomodar al chico?

No tiene el valor de hacerlo, en varias ocasiones pudo zafarse del agarre pero siempre a los segundos este volvía a enrollarse en su cintura pero con un poco más de fuerza. ¡Y vaya que le desespera estar ahí a punto de mearse encima! Sus manos se pasan por el pelaje negro del cachorro, ese mismo que alza la cabeza solo para verlo y lamer su mejilla.

Oliendo como el aroma del chico bestia de pegaba a su cuerpo, en un claro acto de marcarlo como suyo.
Fue un acto inocente, pero le gustó. ¡Es una forma muy original de decirle que también lo quiere!

— Esto... ¿Gon?

Lo miró alzar la cabeza, mirándolo fijamente.

Genial, ahora tengo su atención. – se felicitó por el logro.

La bestia se levantó, aún si no había dicho nada le agradeció el gesto; solo para salir corriendo al baño. Esto dejo de ser algo pacífico... ¡Se volvió urgente cuando su vejiga amenazaba con soltar todo el líquido que tenía! Ah... Y no quiere orinarse encima delante de su cachorro.

... Sería una gran vergüenza si él está conciente de lo que sucede a su alrededor.

Suspiró aliviado cuando salió del baño, buscando con la mirada el pelaje negro de la pantera negra pero no pudo verla por ninguna parte. Su corazón se agitó conmocionado, sintiendo pánico cuando el aroma del cachorro se desvanecía camino a la habitación dónde antes estaban los dos.

Hisoka~... — un gemido llamó su atención.

Tragó grueso cuando su nariz captó el aroma de Gon, pero está vez más fuerte que antes... Y de solo olerlo su entrepierna está comenzando a despertar, de solo ser capaz de oír unos ruidos húmedos en el espacio cercano; se vio tentando a acelerar el paso para ver mejor que es lo que ocurre.

Sus pies se movieron solos, y cuando se dió cuenta.

Paró en seco ante la vista, pudo sentir como el lugar se ponía cada vez caliente; fue capaz de vislumbra la piel bronceada del pelinegro cubierta por una ligera capa de sudor y ni que decir del lindo sonrojó en sus mejillas...

Hisoka~... Mmmf~.

Todo en él gritaba y demostraba que estaba necesitado, lo notó solo por la fricción que ejercían sus piernas para satisfacer a su miembro ya erecto, no había ni una sola pisca de vergüenza en sus acciones; como si todas y cada una de ellas fueran instintivas.

Entonces sacó una conclusión.

"Llama al macho para que nos preñe."

Fue lo que supuso que sería la orden.

Hisoka~... — lloriqueo necesitado.

Pero Hisoka no se movió de su hogar y miró al chico.

¿Por qué se siente mal al verlo en ese estado? Eso aún no lo sabe, pero sabe que no desea ponerle una mano encima estando en ese estado de calor sin ser conciente de lo que está pidiendo. ¿Por qué le duele imaginar tocarlo y que después de que esté conciente lo rechace por lo mismo?

La Gran Subasta [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora