Especial: Ella es el diablo y yo amo el infierno. Parte 1

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Algunos días antes del cumpleaños de Lilian

Pov: Erik Echeverría

— Si te quedo bien Ámbar, creo que ya podes hacer el resto sola — le devuelvo los papeles mirando mi teléfono.

Atenea: Acabo de terminar la guardia, por favor decime que almorzamos juntos, creo que voy a tener una maldita crisis si no nos vemos.

Me sonrío porque Atenea siempre que tiene esas guardias largas o que surge problemas con su clínica hemos llegado a estar sin vernos tres días y la verdad que eso es demasiado.

Yo: Tengo trabajo, pero... comamos en mi oficina ademas de hacer otras cosas.

Atenea: Por eso te amo, sos el mejor. Nos vemos en un rato mi hermoso esclavo sexual.

Ella no cambiara nunca, más de 20 años y ella sigue siendo tan alocada como siempre.

— ¿Qué te parece Erik? — mira a Ámbar sin entender lo que me dice. La verdad no la escuche.

— Perdón no te escuche Ámbar — me sonríe como siempre y acomoda su pelo hacia atrás apoyándose en el escritorio del lado del frente y eso hace que se le vea su ropa interior porque tiene algunos botones de su camisa desabrochados.

Miro hacia otro lado avergonzado por haberla visto, no fue mi intención.

— Ámbar hay un problema con tu blusa — señalo sin mirar ya que estoy mirando hacia el costado.

— ¿Dónde? No lo veo — maldición, me señalo a mi como si tuviera yo la blusa.

— Con tus botones — remarco.

— Ah, si ya lo vi — chasquea la lengua y bufa enojada mientras sale de la oficina.

Respiro ante esta incómoda situación, cuando pasan estas cosas pienso en Lil, porque esa chica Ámbar tiene la edad de ella, imagínense que yo no fuera tan cuidadoso y respetuoso con ella.

Hay muchos hombres que no temen aprovecharse de las chicas jóvenes.

Por eso siempre estoy tranquilo de que Danni está supervisando a Lilian, me gusta mantener a mis hijas en un entorno cuidado, son jóvenes aún y no miden la gravedad de sus actos y que no todos las ven con los ojos correctos.

A esa edad no entienden que un hombre de mi edad no la tratara como corresponde.

Por eso me preocupa mucho poner a chicas joven a trabajar bajo la guía de los empleados formados. Me encargo de hacer una supervisión muy exhaustiva.

— El señor debe estar ocupado y...

— Que me importa, ese hombre no sabe lo que es trabajar — escucho la voz de Atenea y ya quiero reírme porque siempre es así una fuerza de la naturaleza imposible de frenar.

Entra a la oficina y Ámbar atrás suyo

— Lo siento Erik ella no me escucha y...

— Ya tranquila niña, no va a despedirte, si seguro sos la que trabaja por este vago — Ámbar rueda los ojos y sale.

Atenea cierra la puerta y se ríe haciendo un gesto de "Me pase"

— Te encanta ser mala —me mira sorprendida y se sienta frente a mí.

— Jamás soy mala con los empleados — deja en la mesa unas bolsas que supongo son de comida.

— Conmigo digo, sos muy mala — finjo estar ofendido.

Atenea rueda los ojos y se levanta caminando hasta mí.

— Sabes que me gusta ser malvada y a vos te gusta que lo sea o ¿no? — asiento mientras estiro mi mano para alcanzarla antes que llegue a mí. La estiro para abrazarla.

¡Podría ser tu padre! 🔥(HISTORIA FINALIZADA) 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora