7- ¡Me va a matar!

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Pov: Danniel
— ¡Buenos días! — saludo con una sonrisa.
Hoy es un buen día, lo presiento, vine enfocado, renovado y sé que al fin podré controlar a Lilian. Es simple, la ignoro y en algún momento se cansara, no importa cuán caradura sea, algún límite debe tener.
Acciono el piso del ascensor al que voy a subir pero era de esperarse. Lilian sube pero no la miro más de un segundo, no importa lo que pase, no voy a mirarla.
— ¡Buenos días Danniel! — me saluda esperando que la miré.
— Buenos días Lilian— sigo en mi teléfono.
Pienso en los proyectos que tenemos, no en su perfume, no en la falda que trajo hoy. No la mire conste, ese segundo basto en que viera lo que tenía puesto. ¿Memoria visual? Qué más  da, ella no me va a doblegar, nada que haga... ¿Se está sacando la ropa interior?
Me giro a verla y si, se está sacando la ropa interior, ella realmente quiere que me la folle en el ascensor y con las ganas que tengo, pero...
¡No seas imbécil!
Miro al frente, me pongo derecho tratando de no delatarme con mi expresión corporal. Y no para, lo hace lento y de reojo puedo notar que aún no termino de sacársela. ¡Me quiere matar!
La ignoro, contra todo pronóstico la ignoro, con fuerza y decisión.
Escucho ascensor sonar y ella se para a mi lado.
— Increíble señor Beltrán usted si maneja bien el autocontrol — mete su mano en el bolsillo de mi pantalón sin aviso y me sobresalto alejándome. — Tranquilo, solo es un recuerdito — me guiña un ojo y camina con toda esa sensualidad que posee saludando a la gente del piso.
¡Estoy perdido!
Hoy será un largo día, un largo y tortuoso día.
Meto la mano en mi bolsillo y lo confirmo, ¡Me quiere matar!
.........
Miro el reloj, ya tengo que llamarla para trabajar en los proyectos. No quiero hacerlo, de verdad no quiero, ella ahí paseándose sin ropa interior es solo una maldita droga que te hace fantasear demasiado, froto mi frente y la llamo al teléfono de su cubículo.
— Hola Danniel — su voz suave suena al otro lado del teléfono.
— Vamos a ver los proyectos, si te interesa podes...
— Ya voy! — no me deja terminar y corta.
Respiro profundo varias veces, controlo mi mente, no puedo tener otra erección, no este día. Saco todos los papeles en los cuales tenemos que trabajar y de reojo la veo entrar. Falda negra, camisa blanca, que debo decir hace traslucir su brasier blanco que hace un juego perfecto con la bragas que tengo en mi bolsillo.
Bajo la vista a los papeles mientras le señalo el asiento frente a mí.
— Revisa estos para armar un esquema a modo de propuesta para cada uno — agarra los papeles y se sienta sin decir una palabra.
Mejor, quizás ya lo entendió.
Nos ponemos a trabajar y al igual que ayer trabajó, el que no trabajo fui yo, no dejaba de mirar sus piernas cruzadas consiente que debajo de la falda no lleva nada puesto, no dejaba de mirar la forma en que muerde la lapicera mientras piensa.
Cuando saca una liga para el cabello y se hace un moño desordenado, toda mi atención fue a su cuello, a su escote, a mis ganas de tumbarla contra el escritorio y mientras su cara se apoya en la madera, estirar ese pelo hermoso que tiene a la vez que me la follo con muchas ganas.
¡Uff, yo no estoy bien!
Me pongo a revisar todo o al menos finjo que reviso todo, dejo que las horas pasen manteniendo mi mente ocupada.
— ¡Mira! — Levanto la vista para verla señalarme algo en sus anotaciones — Para la cede de Medrano se me ocurrió algo — hace un circulo sobre la información que analizó. — Espera que te muestro bien, se levanta y camina hasta mi lado, se apoya en el escritorio mientras pone los papeles frente a mí. — Creo que se optimizaría machismo si hacemos esto, además de que por la ubicación que tiene, es fantástico— la miro y sigue hablando, aprovecho para escanearla completamente, es una mujer increíble sin dudas, tiene mucha seguridad. Es hermosa, es sensual, es inteligente. ¿Qué hace persiguiéndome a mí habiendo tantos hombres?
Esta inclinada hacia adelante en mi escritorio explicándome muchas cosas que no estoy escuchando, porque su trasero inclinado hacia afuera es lo único que quiero mirar.
— ¿Qué te pareció? — la miro pensando que decir, porque soy un estúpido, no se comportarme de manera profesional un segundo dejándome abrumar por lo que esta chica causa en mí.
Y lo peor es que ella ahora no estaba provocándome, no puedo ser tan imbécil.
— Me parece bien— miro sus papeles — Mándamelo por escrito y así podemos trabajar en eso — sonríe y asiente mientras camina de nuevo al frente del escritorio.
— Esa es la mejor forma de decir "No escuche nada de lo que dijiste" ¿no? — Abro los ojos sorprendido — Te lo mando Danniel — camina a la salida pero se frena — Por cierto — mete su mano en la cintura de su falda — Tenía una de repuesto — me muestra el borde de su ropa interior, miro mi bolsillo. — Lo sé, estás pensando que termine siendo aburrida — rueda los ojos en un gesto divertido— Pero al menos te tuve fantaseando conmigo todo el día— sonríe encogiendo un hombro y sale dejándome otra vez, sin palabras.
.........
— Danni — me giro para ver a Erik alcanzarme antes de subir al ascensor.
— Erik ¿Todo bien? ¿Pasó algo? — niega y frunce el ceño.
— Quería decirte que no te olvides que mañana en el bar "La esencia" van a a ir los hijos de Bonelli, sabes lo que les gusta y bueno necesito que me ayudes con eso — asiento para que se quede tranquilo — Estoy organizando junto al novio de Liv — rueda los ojos — la fiesta de cumpleaños de las gemelas — sonrío mientras asiento. — Quiero creer que en algún momento voy a mirar a Gabriel, saber las cosas que hace con mi hija y no voy a querer matarlo — suspira y yo solo lo escucho — Menos que Lil aún no trae novio, lo que le espera al extraño que se mete con mi Lil — aprieto los labios incómodo.
— Igual ellas ya son grandes, en algún momento...
— Ya lo sé, pero me enoja igual, no vivo en una calabaza, sé que Lil a diferencia de Liv es una chica más... — mueve las manos buscando las palabras correctas — Experimentada? No me gusta hablar de eso, solo sé que no es lo mismo que lo use a que se ponga en una relación. Igual no mate a ninguno, porque no les conozco la cara — lanza una carcajada que finjo seguir.
— Es difícil tener hijas mujeres supongo — asiento suspirando.
— Las veo y siguen siendo mis bebes, tenía 23 años cuando ellas nacieron, fueron mis princesas, es difícil, ya te va pasar — sonrío lleno de nerviosismo.
— Entonces mañana los Bonelli — me alejo hacía el ascensor.
— ¡Exacto! Gracias amigo — agito mi mano a modo de saludo.
¡Me cago en todo!
Y yo mirando y fantaseando con una de sus princesas, me siento una mierda.
Me apoyo en una de las paredes del ascensor mientras froto mi rostro agotado.
— Yo me pregunto ¿Cuál es el problema? — levanto la vista y veo a Lilian.
— Por favor! Basta! — me quiero acercar al tablero pero ella toca el botón de emergencia. — ¡Lilian! — Quiero acercarme pero apoya todo su cuerpo sobre el tablero.
— No vamos a salir hasta que hablemos — me mira decidida y lo confirmo.
¡Me va a matar!

¡Podría ser tu padre! 🔥(HISTORIA FINALIZADA) 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora