34- Infierno disfrazado de paraíso.

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Pov: Danniel

Entro a la empresa y ya sé que hoy estará sin vida. Porque ella es la que le da vida a las cosas, pero también tengo que hacerme la idea de su ausencia, cuando me vaya esto terminara y no puedo involucrarme más. Pero no por mí, esto es por ella, mi vida está en España, no puedo dejar todo por un amorío con una chica a la cual le llevo casi el doble de edad y tampoco podría atarla a mí, ella tiene la vida entera para vivir, disfrutar su juventud, yo ya lo hice y es su momento de hacerlo.
Creo que lo mejor es solo seguir como estamos, disfrutar de esto que tenemos sin ningún compromiso extra.
Bajo en mi piso y es difícil no verla, mi cerebro genero una necesidad visual de ella, sacando la corporal. Creo que en definitiva tengo una estúpida necesidad sensorial llamada Lilian.
Entro a mi oficina y veo a Erik, ¡Lo que me faltaba! Mirar a mi amigo a la cara sabiendo lo que hago con su hija, lo que pienso de su hija. ¡Una mierda! No existen mejores palabras para expresarlo.
— Erik, ¿Qué te trae por acá? — me mira preocupado.
— Escapo, estoy escapando de mi muerte — arqueo una ceja y no puedo evitar reírme porque parece algo exagerado.
— ¿De Atenea? — asiente con el rostro de un hombre aterrorizado.
— Yo creo que sospecha algo y no sé qué voy a hacer, solo espero que el viaje a España me sirva para calmar las aguas, por cierto voy a llevar a Lil, porque como es el congreso de Marketing más grande del año creo que le va a venir muy bien — no digo nada y me siento para observarlo, Erik está en problemas y quisiera saber exactamente ¿Qué pasó?
— Después avísale a Lilian, ella no viene hoy, porque me dijo algo de cuidar a una prima, no lo sé— trato de sonar lo más desinteresado posible sin revelar que sé, que está cuidando a Amanda (la hija de su padrino) junto a su primo Demián.
— Ah sí, Mila y Val fueron a otro congreso juntos, debe estar con Amandita. Yo le mando mensaje entonces— se levanta y suspira como si al salir lo estuviera esperando la guillotina.
— Erik ¿Qué pasó con Ámbar que estas tan asustado? — niega y frunce el ceño.
— No deja de buscarme, ya no sé qué hacer, me está volviendo loco — Erik está engañando a Atenea con Ámbar. Eso no me lo esperaba.
— Ya veo, pero tranquilo, sincérate y toma una decisión — abre los ojos como si lo que digo es una locura.
— Vos la verdad no conoces a Atenea, ella... ella me va a matar y no estoy jugando ella me va a matar y lo peor de todo que yo quiero que me mate, porque el otro camino es peor que ese — lo miro sin saber que decir porque parece que describe al mismísimo diablo — No me mires así, no exagero — camina hasta la puerta la cual abre — Nos estamos hablando Danni.
Al parecer la generación de Lil está empecinada en salir con hombres mayores.

*****

Subí al ascensor y agradezco que hoy si sea un día lleno de vida. La veo sonreírme como siempre y la verdad que ayer fue un día tortuoso, no hay forma, no verla es algo realmente insostenible que me deja en un estado de estrés y desenfoque el cual no puedo manejar, el trabajo es pesado, dormir es pesado, simplemente estar y pensar es pesado por el hecho de extrañarla.
¿Esto hace que me arrepienta de mi decisión de mantener todo igual? No, porque ya lo dije, no lo hago por mí, lo hago por ella y por esto que siento es que no voy a cambiar nuestra situación.
— Hoy tengo que cuidar a Amanda cuando salga porque justo llegan sus papás — la miro confundido ante esa información que realmente no me es útil. — A veces sos lento, lo digo porque no pienso tener un día más de abstinencia y vamos a tener que encontrar el momento perfecto para que yo vaya a tu oficina y está vez....
— Le ponemos el seguro — la interrumpo mientras la miro detallándola completamente aumentando todas esas ganas que sus palabras me dieron, asiente lento y repetido.
— Que bueno que nos entendemos, así que pensa dónde y cómo, mientras yo pienso, qué y cómo — se abren las puertas del ascensor y me aprieta el trasero. — Si es rápido mejor — dice mientras camina a su cubículo.
Me sonrío caminando a mi oficina, porque los días sin Lilian son demasiado aburridos, ella es una fuente de risas y ocurrencias.
Si supiera que ya la imaginé semidesnuda en todos los lugares de mi oficina, ni siquiera tengo que pensar un lugar porque cualquiera sería perfecto.
Reviso mis pendientes para no tener ninguna interrupción, porque dos días sin sentir su cálida piel y me tiene así, a punto de cancelar mi agenda completa solo para follar con ella en mi maldita hora de trabajo.
Por suerte el día de hoy es un día tranquilo, así que no necesito cancelar nada, solo necesito llamarla.

Yo: Lil será que...

No termino de escribir el mensaje que la puerta se abre y ella entra cerrando con seguro.
— Lo sé, soy increíble— mi cara de asombro me dura un momento. — Estaba con tu chat abierto vi que estabas escribiendo y...
— Sos increíble Lil — asiente con una sonrisa de triunfo y se acerca a mí, me levanto de mi asiento para ir al encuentro.
— Lo único que voy a lamentar es...
— Que no vas a poder gemir sin restricción — termino la frase por ella porque yo también voy a lamentar eso.
— Me conoces Dan — cuando ya estamos más cerca la estiro hacia mí para besarla, no espero demasiado y la siento sobre mi escritorio así acariciarla sin demasiado preámbulo.
Sus manos en mi nuca jugando con mi pelo, sus labios tan calienten junto con su lengua que me envuelven en lo que diría es el mismísimo infierno disfrazado de paraíso, me hacen perder el juicio como cada vez que la toco.
Meto mis manos debajo de su falda acariciando sus piernas hasta llegar a su ropa interior y comienzo a sacársela sin separar mi boca de ella a menos que sea para respirar un microsegundo, ella ayuda a que le quite la ropa interior y baja sus manos a mis pantalones con la misma ansiedad que yo.
— ¿Cómo es posible que extrañe tanto tu cuerpo? — susurra en mis labios con su voz cargada de lujuria y juro que eso solo me enciende más.
— Y eso que no te mostré todo de mí — me separo de ella y la giro tumbándola en el escritorio de modo que su rostro toca la madera, con mis manos le subo la falda disfrutando de la perfecta vista de su trasero.
Junto sus piernas y acaricio su espalda mientras libero mi erección que está ansiosa por sentirla otra vez. Paso mi mano lentamente desde su mojada vagina hasta su trasero donde le doy una nalgada suave que hace retumbar el ruido en la oficina, me inclino hacia adelante para morder su cuello y hablarle al oído.
— Si no estuviéramos en el trabajo te daría unas nalgadas que se escuchen en todo el edificio — jadea porque a ella también le encanta esto.
Así inclinado hacia adelante comienzo a buscar su entrada invadiéndola poco a poco.
— Mmm Dan — me acomodo sosteniendo su cadera para que no se mueva.
— Silencio Lil — la embisto con fuerza y su cuerpo se retuerza, su boca se abre en un gemido silencioso.
Y lo hago otra vez más y más, no me detengo y disfruto del placer que ella me da, pero más disfruto de su cuerpo y su rostro lleno de placer. Es mi pasatiempo preferido sentirla venirse mientras me la follo, me siento completo y realizado cuando la dejo extasiada sin energías para nada.
Meto su mano por delante de su cuerpo para darle esa liberación que tanto necesita, me muevo rápido y constante mientras con mi mano sigo el mismo ritmo sincronizado. No se queda quieta compensa el poco ruido que hace moviendo su cuerpo como loca y necesito que se quede quieta.
— Quieta Lil — no me escucha menea sus caderas de un lado al otro, lo cual se siente increíble y es una sensación deliciosa, más cuando estoy enterrado tan profundo dentro de ella. — Lil — paso mi mano por su espalda y enredo su cabello en mi mano, la veo asentir desesperada.
Ella quiere esto y me fascina como de una forma y otra consigue lo que quiere. Estiro su cabello mientras me muevo sin descanso, ver como muerde el puño de su camisa presa por el placer me lleva al punto máximo y solo necesito sentir como todos sus músculos se relajan para descargar todas mi ganas sin contenerme.
— Maldición Lil estás buenísima — suelto su cabello tratando de controlar mi respiración.
— No te quedas atrás Dan — no se mueve sigue tumbada sobre el escritorio, se ve preciosa.
Salgo de su interior y voy hasta el baño para buscar servilletas y limpiarla un poco, me acomodo la ropa. Al volver sigue ahí sin moverse respirando agitada.
— ¿Te deje tan cansada con una sola ronda? — se ríe mientras intenta levantarse y la ayudo a acomodar su ropa.
"Queridos empleados de Ecor, la empresa permanecerá cerrada hasta que yo encuentre a la mujer que se atrevió a follarse a mi marido"
Lilian me mira y ambos reconocimos esa
Voz perfectamente.
— Esa es mi mamá — dice preocupada terminando de acomodarse.
Si, esa era Atenea hablando por los altoparlantes de la empresa, creo que Erik está en problemas.

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Les gustaría saber que pasó con los papás de Lil?
¿Sabían que sus papás tienen historia Propia?
También Demián tiene su historia.
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¡Podría ser tu padre! 🔥(HISTORIA FINALIZADA) 🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora