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RYAN
Tan solo llegar a la cocina, agarro dos vasos de plástico y empiezo a preparar un par de bebidas para Julie y para mí.
Intento relajarme y no hacer caso al estúpido de su exnovio y a sus asquerosas miradas, pero la tensión en mis brazos no desaparece. Tengo clara la razón por la que me siento así, y es esa misma razón la que me obliga a alejarme un par de minutos del grupo, de ella, para no explotar y asustarla con mis palabras.
Mientras vacío una botella de refresco en los vasos, una chica se acerca a la encimera donde yo me encuentro. Está muy cerca de mí, pero no parece tener la intención de decir nada. Su cercanía me incomoda, pero estando en una fiesta a reventar, tampoco es que tenga más sitio.
Supongo que está aquí para lo mismo que yo. Beber para intentar olvidar.
Aunque no debería haber sacado conclusiones tan pronto, porque de una manera muy torpe y evidente, la pelirroja me tira por encima uno de los vasos que yo estaba preparando. Ahogo un grito al notar uno de los hielos deslizarse por encima de mi camisa, pero ella tarda menos de un segundo en estar sobre mí, con una servilleta de papel en cada mano.
—Mierda, lo siento mucho —lloriquea con falsedad—. Ha sido un accidente, lo juro.
Me echo hacia atrás, queriendo evitar sus manos sobre mí, pero ella sigue con su teatro.
A pesar de no haberle dirigido la palabra, sigue acercándose a mí con los papeles entre sus manos como si no estuviera dispuesta a dejarme marchar.
—Lo siento mucho, soy una torpe —sigue sin dejar de frotar mi pecho con esmero, a pesar de notar que yo me alejo con ansias de ella.
—Para. No va a funcionar, déjalo.
No sé si hablo de sus intentos de ligar conmigo o de la pésima manera en la que intenta secar mi camisa, pero ella no duda en pensar que es la segunda opción.
La aparto de delante de mí y vuelvo a agarrar otro vaso para preparar la bebida que me ha desparramado, pero parece no querer darse por vencida.
—Tienes razón, mejor voy al baño a por toallas.
La invitación está implícita en sus palabras.
Quiere que la siga al baño, y parece bastante segura de que lo haré, pero nada en el mundo me haría querer ir con ella y hacer lo que tiene meticulosamente planeado. No es ella la persona con la que quiero estar ahora mismo.
En cuanto la veo desaparecer por el pasillo, termino la bebida y me doy la vuelta para volver junto a Julie. Miro hacia el sillón en que la había dejado, pero no está allí, por el contrario, solo veo a sus amigos mirar hacia la pista con una sonrisa divertida.
Sigo el camino que recorren sus pupilas y entonces la veo. La veo bailando con su cuerpo pegado al de Kevin, la rata de cloaca.
Intento concentrarme, limitándome a mirarlo con rabia desde la cocina, pero en cuanto veo la manera en que le habla con los labios sobre la mejilla y ella no parece ni inmutarse, empiezo a desesperarme.
Me los quedo mirando varios segundos, como si en mi interior siguiera pensando la forma en la que debería proceder, pero una alarma se activa al instante dentro de mí cuando veo la bebida de brillante color rosa que la rata de cloaca le tiende con convencimiento a mi Julie.
—¿Es que acaso es gilipollas? ¿Tan poco se acuerda de ella como para hacerle algo así?
Llego a su lado justo a tiempo para meter el brazo entre ellos y hacer que Julie se aleje de él.
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Las Cinco Amapolas
RomanceSiempre se ha dicho que del odio al amor hay un solo paso, pero ellos preferirían tirarse por un precipicio antes que darlo. Julie lleva trabajando en el rancho de su familia desde que tiene uso de razón. Todos en el pueblo la adoran, a ella y a su...