26| Primicia

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JULIE

Entro en mi casa con las piernas temblorosas mientras me entretengo jugueteando sin control con los dedos. Me he dado cuenta de que es algo que hago cada vez que estoy un poco más nerviosa de lo normal, y esta no es la excepción.

Ryan va detrás de mí, caminando sin mucha preocupación, pero yo me siento como si estuviera a punto de anunciar que me voy a vivir con una secta a la otra punta del mundo para crear una nave espacial y conquistar Plutón.

—Tengo algo que deciros —anuncio después de cerrar la puerta trasera de la casa y encontrar a los demás repartidos entre el comedor y la cocina.

Con la poca serenidad que alberga mi cuerpo en estos momentos, hago que se reúnan en el salón. Parece que el nerviosismo emana de mi cuerpo y se expande por el aire, porque todos obedecen mis palabras con el cuerpo tenso y la mirada clavada en nosotros. Mis padres y Fred se sientan en el amplio sofá, al igual que hacen mi abuela y Riley en un par de sillones a los lados. Ava tarda apenas un instante en acercarse a nuestra hermana para que la aúpe en sus piernas.

La situación se siente mucho más real cuando Ryan y yo somos los únicos que nos mantenemos de pie en medio de la habitación, frente al resto.

Inspiro y espiro un par de veces, intentando no darle más importancia de la que en realidad tiene, pero me carcome no saber como van a reaccionar, ni siquiera yo sé como espero que lo hagan.

Es una primicia para ellos y quiero que lo acepten, pero quiero que lo hagan porque de verdad piensan que es una buena idea, no porque yo me empeñe y esfuerce en convencerlos.

—RyanyyonosvamosaNuevaYork —suelto.

Un enorme suspiro sale de entre mis labios, como si me hubiera sacado el peso de la situación de encima, mientras que el suspiro de Ryan lleva burla y diversión.

Me reprimo las ganas de darle con el revés de mi palma en su pecho. No lo encuentro nada divertido.

—¿Qué? —pregunta mi madre.

Mi cuerpo no sabe cómo reaccionar ante la obligación de volver a repetir esas mismas palabras. Por lo menos ha sido un "qué" de "No hemos entendido nada de lo que has dicho" y no un "qué" de "¿En qué mundo de fantasía te crees que vives, mocosa?".

—Ryan y yo nos vamos el sábado a Nueva York y estaremos allí toda la semana —repito de manera más pausada.

El silencio reina en cada rincón de la casa, no se escucha ni un solo suspiro, pero las miradas que se lanzan entre ellos gritan todo lo que nadie se atreve a decir.

—¡Toma esa! —ríe Riley segundos después, haciendo que Ava mire en todas direcciones sin entender nada de lo que pasa a su alrededor.

Un par de sonrisas empiezan a hacerse hueco entre mis familiares. Me permito volver a respirar. Todos parecen haber vuelto a la realidad y están bastante entusiasmados con la idea. Todos menos uno.

—Cielo, no estoy seguro de que sea una buena idea —comenta mi padre.

Mis hombros caen con desánimo. Su opinión es de las más importantes para mí. Ni siquiera sé la manera en la que reacciona Ryan, porque mi propio letargo me impide centrarme en nada más.

Todos somos capaces de escuchar el cansado y desesperado resoplido de mi abuela. Es obvio que no está de acuerdo.

Mi madre lo observa con su típica mirada comprensiva y acogedora, esa que es capaz de hacerte cambiar el ánimo sin necesidad de palabras. 

Las Cinco AmapolasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora