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RYAN
Creo que sigo soñando cuando abro los ojos y veo que Julie está a mi lado. Su pelo está alborotado y su rostro relajado descansa sobre la almohada a mi lado. No puedo evitar que una sonrisa torcida se haga paso entre mis labios al notar que su cuerpo sigue desnudo bajo la sábana.
Puede que despertar y ver que ella sigue dormida a mi lado sea una de mis cosas favoritas.
Quiero girarme para observarla mejor, pero mis movimientos hacen que empiece a despertarse. Veo como sus ojos van abriéndose lentamente mientras un pequeño bostezo la anima a dejar el sueño atrás.
Es imposible no notar la manera en la que mi corazón se ablanda cuando se da cuenta de dónde está y empieza a mirar a su alrededor en mi busca. Cuando consigue enfocar sus pupilas en mí, una tímida sonrisa se hace hueco en sus labios.
—¿Estás bien? —le pregunto mientras la acerco a mí.
Quiero saber qué le pareció lo de anoche, quiero que me asegure que no le hice daño y que estuvo cómoda conmigo. Procuré que disfrutara cada segundo, cuidé su cuerpo y sus sentimientos como si fuera una frágil amapola, y me mataría por dentro saber que le hice daño de cualquier manera.
—Estoy bien —farfulla con cierta vergüenza mientras pasa una mano por mi cabello.
Suelto una suave carcajada, aún sin dejar de observarla, y parece que el sonido hace que levante el rostro hacia mí.
—¿Tú estás bien? —me pregunta con las mejillas infladas como si fuera una pequeña ardilla.
—Estoy mejor que nunca, preciosa —digo, haciéndonos sonreír a ambos.
—Pues me alegro.
—¿Quieres que sea completamente honesto? —Ella asiente, tensándose ligeramente a pesar de que en ningún momento dejo de acariciar su cintura desnuda—. En realidad ha sido mucho mejor de lo que me había imaginado.
Mis palabras parecen generarle curiosidad. Deja a un lado la vergüenza y se acerca más a mi cuerpo.
Mi corazón quiere explotar en ese mismo instante.
Parecía estar nerviosa al principio, expectante, pero todos esos sentimientos también recorren mi cuerpo sin ningún tipo de control.
—¿Te lo habías imaginado? —inquiere con una sonrisa que enseña los dientes.
Daría lo que fuera para que todas las mañanas fueran así.
—Me he imaginado muchas más cosas —confieso.
—¿Qué cosas?
El entusiasmo parece reemplazar cada sentimiento que dominaba su cuerpo minutos atrás.
—No quiero asustarte.
Solo pretendo que su frenesí aumente, al igual que su sonrisa, pero no miento al decir que temo asustarla. Muchas cosas han estado paseándose por mi mente estas últimas semanas.
—Dímelo —pide con gestos suplicantes—. Prometo no salir corriendo.
—Me he imaginado todo mi vida a tu lado.
Casi puedo sentir su corazón desbocado mientras me escucha y nota mis dedos retirar un mechón de pelo de su rostro.
—¿Y qué pasa en nuestra futura vida juntos, según tú? —pregunta, intentando no mostrar su mismo entusiasmo.
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Las Cinco Amapolas
RomanceSiempre se ha dicho que del odio al amor hay un solo paso, pero ellos preferirían tirarse por un precipicio antes que darlo. Julie lleva trabajando en el rancho de su familia desde que tiene uso de razón. Todos en el pueblo la adoran, a ella y a su...