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JULIE
Abro los ojos cuando siento el sol caer insoportablemente sobre mi rostro, pero podría jurar que no he dormido más de media hora seguida a lo largo de toda la noche. Mi mente no ha dejado de divagar en todo lo sucedido con Ryan y lo que me dijo Lucas cuando mi compañero se fue.
No creo que me pasara con lo que le dije, en realidad pienso que mis palabras fueron mucho más leves que la mayoría de cosas que él me ha dicho desde que llegó.
Lo que sí me extrañó fue su reacción. Nos decimos cosas como esa cada vez que intentamos tener una conversación, pero nunca había respondido de tal manera. Tenía los ojos rojizos por las lágrimas y parecía querer salir corriendo de allí sin mirar atrás.
Nunca lo había visto así y eso fue lo que me desconcertó tanto como para no dejarme dormir.
En cuanto abro la puerta de mi habitación y me adentro en la cocina, veo a Lucas desayunando junto al resto de mi familia. Lo ha hecho tantas veces desde que nos conocemos que ya no me sorprende encontrarlo en mi casa aun sin estar yo despierta. Lo que me desconcierta es que haya decidido venir hoy, cuando ayer se enfadó conmigo por no haber seguido a Ryan para pedirle perdón.
—Buenos días. —Mi voz suena áspera por no haber pegado ojo.
—¿Cómo has dormido? —pregunta mi madre, después de que todos me saluden.
—No he podido dormir.
—Normal, teniendo tremendo muchacho al lado todos los días, yo tampoco perdería el tiempo durmiendo —finge susurrar mi abuela.
Todos en la cocina sabemos que se refiere a Ryan, aunque Lucas se vuelve para mirarme con confusión. Él no tiene ni idea de la manera en la que toda mi familia se empeña en que nos llevemos bien y empecemos a hacer cosas como amigos.
Es cierto, no he podido dormir por culpa de mi supuesto compañero, pero no por las razones que ella insinúa. Nunca podrían ser esas las razones.
—Greta —la reprende mi padre.
—Solo digo la verdad.
—Dejadla tranquila —aboga mi madre a pesar de ser la que más empeño pone en que Ryan y yo nos demos una oportunidad—. ¿Irás hoy a disculparte con él?
Poso mi mirada juzgadora en Lucas y no la aparto de él. Se supone que nadie de mi familia sabe sobre la discusión que tuvimos ayer por la tarde.
—¿Se lo has contado?
—Necesitaban saberlo, Juls.
—Cielo —vuelve a hablar mi madre—. Ryan no ha tenido una vida fácil, debes tener un poco de paciencia. Todos sabemos que contigo es un poco más duro que con los demás, pero intenta ser un poco más tolerante con él. No le hagas caso, sabes que en realidad no piensa muchas de las cosas que dice.
—Oh, vamos...
—Hija, tu madre tiene razón —sigue mi padre—. ¿No crees que te pasaste un poco?
No respondo, me quedo mirando mi bol de cereales como si fuera lo más interesante de toda la habitación.
—Hija...
—Puede ser, ¿vale? —respondo un poco más brusca de lo que pretendía—. Puede que sí me pasara un poco con Ryan. Ha sido muy cruel conmigo desde que nos conocimos. Y puede que yo también lo haya sido con él.
—Lo ves...
—Lucas, ni se te ocurra decir que tenías razón —interrumpo, haciendo que él ría—. Suficiente tengo con haber reconocido eso.
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Las Cinco Amapolas
RomansaSiempre se ha dicho que del odio al amor hay un solo paso, pero ellos preferirían tirarse por un precipicio antes que darlo. Julie lleva trabajando en el rancho de su familia desde que tiene uso de razón. Todos en el pueblo la adoran, a ella y a su...