20 - Majorie 06: Los unicornios pueden ser muy oscuros

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No me he quitado la capucha desde que llegué a la segunda capa. He evitado a toda costa los lugares poblados, así que solo puedo hospedarme en posadas de mala muerte o pueblos dispersos alrededor de debajo del reino. La luz de La Selene ilumina con esfuerzo la segunda capa abisal, sin embargo no es tan potente como en la primera.

La calidad de vida por aquí es muy inferior a lo que estoy acostumbrada. Había olvidado por completo lo que se siente ser una persona ordinaria más, vivir en un lugar promedio y no estar rodeada de lujos. La segunda capa es un balde de agua fría para mis privilegios, es un lugar un poco más primitivo, oscuro y hasta deprimente.

Pero tampoco quiero que se malentienda, no es un sitio lúgubre, terrible y asqueroso. Al contrario, hay una buena cantidad de asentamientos y ciudades comerciales importantes, pero nada que se le compare a la primera capa; ahí solo hay ciudades grandes y punto. Por el contrario, el piso de abajo es un choque de realidad.

He estado muchos días fuera de la academia. No llevo la cuenta, pero probablemente tengo medio selenio aproximadamente. Ah, sí, no solo he evitado los lugares concurridos para que no me reconozcan, sino también para estar lo más lejos posible de la peste.

Si la primera capa sufrió un duro golpe por la enfermedad, la segunda está en un estado mucho peor. He descubierto que la medicina en este mundo es primitiva y deficiente, de hecho, ni siquiera saben que provoca las enfermedades y como se contagian más allá de la experiencia empírica de El Abismo. Yo tampoco soy una experta en medicina, pero cuento con los conocimientos básicos para mantenerme a salvo de la peste abisal y su propagación. En mi mundo de origen, hubo algo llamado peste negra hace muchos años, y fue una de las epidemias más devastadoras de la humanidad. Tengo miedo de estar viviendo esa etapa en este mundo.

No es hasta que veo el letrero que dice "Badaron" que dejo escapar un suspiro de alivio. Estoy por fin a un paso de terminar mi viaje de ida a los Jardines Huecos. He estado investigando todo lo posible para estar más preparada. Incluso si muero a manos del Destello Oscuro, será mucho mejor que la humillación pública de ser ejecutada entre el odio de la gente.

—Ya casi llegamos, Princesita de algodón. Solo una escala más y regresaremos—acaricio la crin de mi montura.

Mi unicornio continúa avanzando a paso firme por el camino. Badaron es el último lugar poblado de El Abismo, y es también la frontera con el camino hacia los Jardines Huecos. Evadir a los guardias del puesto de avanzada será complicado, pero me las arreglaré para llegar.

Conforme me voy adentrando en el pueblo agrícola, notó la ausencia de personas en las calles. No me esperaba un lugar vivo y lleno de gente, pero está más tranquilo de lo que me gustaría. Suspiro y aprieto más fuerte las riendas de mi unicornio. Bien, solo necesito encontrar la frontera para poder hacer mi estrategia de entrada.

Detengo mi paso en los límites del pueblo y me bajo de mi unicornio. Me acerco a un letrero que indica los nombres de las calles, así como un tablón para colgar anuncios. Extiendo mi mapa, tratando de ubicar donde estoy parada y a donde dirigirme. El desgaste en el papel me hace complicada la tarea, así que me toma un poco de tiempo lograr encontrar el sitio, pero sigo teniendo mis dudas. De pronto, escucho el relinchido de Princesita de algodón.

Giro mi cabeza con rapidez solo para encontrar a mi unicornio al lado de la cerca de una granja. Una chica de cabello blanco y multicolor se encuentra acariciándolo, escondiendo su rostro en un agujerado sombrero de paja. Sonrío y me acerco a la chica con intenciones de preguntar sobre el puesto de avanzada.

—Hola, disculpa las molestias. Estoy buscando la entrada a los Jardines Huecos, ¿sabes dónde se encuentra?—pregunto cortésmente.

La chica de cabello arcoíris detiene sus caricias y señala hacia un lugar en específico, el Este.

Que se jodan los arcoíris ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora