06 - Bridget 01: La bully, la gótica y la iglesia

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Nota del Autor: El siguiente capítulo contiene descripciones alusivas al acoso escolar que pueden herir a gente sensible. Se recomienda discreción.


Sin duda no fui una persona buena en mi anterior vida, eso puedo asegurarlo. Todavía recuerdo lo mala que fui con muchas personas. Si un chico se acercaba a mí con una carta de amor, embelesado por mi suave y ondulada cabellera rubia, lo rechazaba de inmediato. Me gustaba ver sus expresiones, el cómo se les rompía el corazón y las risas de media escuela señalándolo mientras él corría a esconderse de las burlas.

A veces, cuando un profesor me hacía enfadar, solo tenía que esperar un descuido de su parte para colocar una cucaracha o mosca en su café. En otras ocasiones, pateaba a quien se me pusiera enfrente. Llegué a robar en varias tiendas solo por el placer de no pagar un producto. Arruiné el maquillaje de muchas chicas; lastimaba a los animales; colgaba chismes en internet sobre la gente, etc. Y aun así, todos me amaban.

Sí, las personas son estúpidas en su mayoría. Idolatran gente aún más estúpida que yo, ignoran a los verdaderos genios y héroes solo para centrar su atención en el morbo que genera las personas con carisma (o a veces sin él) suficiente para mantenerlos entretenidos.

Oh, y mi pasatiempo favorito, desde la escuela elemental hasta la preparatoria, siempre fue molestar a esa chica gordita. Solía decirle cosas hirientes como "tambo de cebo", "carnitas", "Jupiter", etc. Estoy segura de que soy la responsable de todos los males que la aquejaban, o que tal vez lo sigan haciendo. La pobre solo se quedaba en silencio, pensando en alguna forma de defenderse. Pero jamás lo hizo.

El miedo y la vergüenza estaba en sus ojos, lo sé porque disfrutaba de verlo reflejado en sus pupilas dilatadas, en sus ojos enrojecidos y húmedos. Desde que era una niña hasta que fue una adolecente como yo, jamás la dejé en paz, ni un solo segundo.

Y un día dejó de venir un tiempo. Pensé que finalmente se había ido de este mundo, incluso recuerdo que llegué a sentirme orgullosa de eso. Pero no, solamente estuvo hospitalizada un tiempo. Aparentemente se hizo daño en las muñecas y presentaba una anemia severa.

«Ja, ja, bien hecho, Kendra, lograste que dejara de comer tanto», fueron las palabras de mis amigas cuando se enteraron.

El día que regresó, con sus muñecas envueltas en vendajes, un chico se acercó y le regaló un ramo de flores de muchos colores, y luego le dio un abrazo. Ella se quedó en silencio, con una mirada confundida porque era la primera muestra de afecto que recibía en la escuela.

Obviamente, no iba a permitir que fuera feliz, así que me acerqué, le quité sus flores y le dije que tenían el color que iba a tomar mi vida el día que desapareciera para siempre.

La chica solo miro su ramo bajo mi pie y asintió en silencio. Durante los meses siguientes, empecé a notar que su peso iba disminuyendo. Estoy segura que dejó de comer, era la causa de su anemia después de todo. Al final, quedó como una muñeca de porcelana. Y después, eliminó los colores de su vida para siempre. Comenzó a vestir simple y apagada. Blanco y negro, eran los únicos tonos que había en ella.

Cuando entramos a la preparatoria, era una chica totalmente diferente. Botas, vestidos, moños, redes, etc. Todo en ella era gótico. Aprendió a maquillarse, pero nada que fuera mínimamente colorido. Los insultos pasaron de ser sobre su peso a sobre lo oscuro que vestía. Le dije cosas como "Vampiro asqueroso", "Muerta en vida", "Chica velorio", etc. Naturalmente, nada cambió en sus reacciones, seguía siendo la misma retraída e introvertida que siempre fue, solo que con otro estilo.

Sí, estoy consciente de que no fui una buena persona. Es por eso que, cuando mi cuerpo voló en pedazos con una explosión que hubo en la escuela, supe que me lo merecía, que era mi karma e iba a pagar con mi vida lo que le hice a esa pobre gótica.

Que se jodan los arcoíris ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora