El periodo Selene ha comenzado, y aun así todavía estoy revisando el plan que nos corresponde. Suspiro con cansancio, tengo sueño, pero no puedo permitirme dormir. Mis hermanos, por el contrario, sí que lo están haciendo. Está bien, después de todo Baldwin es el héroe, y Celica será la reina algún día.
En realidad, Arthur era el siguiente en la línea de sucesión, pero por desgracia jamás lo veré siendo rey. Ja, ja, es curioso, Celica detesta el trabajo duro y los papeleos, pero parece que se va a enfrentar a un futuro lleno de ello cuando la guerra contra Amcottes termine y mis padres mueran dentro de muchos años.
Los únicos que siguen despiertos son Howard, el profesor Bowyar, Jean y yo. Parece que ella y el profesor se están poniendo al corriente. En serio me gustaría saber de dónde se conocen, es tan increíble ver como todos estamos conectados por los mismos motivos.
Bostezo y me estiro un poco antes de dejar descansar mi mente por un rato. Giro sobre mi silla en dirección a Jean, quien devora una mazorca de maíz con voracidad. Ahogo una risa, es tan divertido y extraño ver esa faceta de ella. Parece ser que separarse de Kendra y empezar desde cero le vino bastante bien.
Luego de un rato, el profesor se levanta y se dirige hacia la cocina. Jean por su parte reposa de su improvisado almuerzo. Creo que es el momento ideal para ponerme al día con ella; desde el calabozo, no he tenido mucho tiempo para entablar una conversación.
Camino hacia el rincón donde ella descansa con su mirada perdida. Me acerco con suavidad y guio mi mano hacia sus labios para quitarle una pequeña cascara de mazorca que se le quedó ahí.
—Lamento que no podamos ofrecerte algo mejor de comer—me disculpo.
Jean niega con la cabeza, como si no hubiera problema alguno.
—Oye, ¿no crees que es muy raro todo esto? Nos conocemos desde otra vida y ambas acabamos juntas en este mundo. —me siento a un costado de ella, reposando mis manos detrás de mi cabeza— Estoy tan... sorprendida de que el destino nos haya reunido.
—Ajá.
Su tono de voz es el mismo de siempre. Apagado y pesimista. Creo que estoy llevando las cosas demasiado rápido. Lo mejor será comenzar desde el principio, olvidando el pasado.
—Entonces... ¿cómo fue tu primer día aquí?—interrogo con curiosidad.
Jean me dirige una mirada antes de entrecerrar sus ojos.
—Casi muero—contesta a secas.
Ok, ok, esa no es la respuesta que estaba esperando.
—¿Casi... mueres?, ¿Qué significa eso exactamente?
—Serpientes. Intentaron matarme. Luego trolls. Y grifos. Y un dragón. Y Amcottes. Y...
—¿Amcottes también?—exclamo.
¡Rayos! Estaba esperando algo intenso pero esto está a otro nivel. Creí que se había unido a mí debido a que Amcottes había asesinado a mi hermano Arthur, pero parece que su enemistad lleva desde que nació en este mundo. Además, ¿Qué clase de vida de mierda le tocó también en este lugar?
—¿Puedes ir un poco más despacio? Creo que me estoy perdiendo de mucho—solicito.
Jean asiente antes de soltar el dialogo más largo que la he escuchado decir en toda mi existencia.
—Amcottes me quiere matar porque husmeé en el Sistema. Luego lo humillé y quedé en coma quince años—me resume.
No va a ser sencillo que me diga las cosas de forma detallada. Típico de Jean. Sin embargo, sí que tiene su historial con la iglesia. A mi quieren matarme por ser el Dragón Blanco, pero a ella la quieren muerta solo porqué se peleó con Amcottes hace años.
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Que se jodan los arcoíris ©
FantasyLa vida apesta, en especial para Jean, una chica gótica que ha reencarnado en un unicornio dentro de un mundo de fantasía luego de morir en su oscura vida anterior. Rechazando su nueva naturaleza, Jean se opone a los colores y decide tomar el contro...