Tenemos muuuuuchos problemas. El primero: Sybil se puso de nena y salió corriendo para perderse entre la oscuridad de la Ciudadela. El segundo: la hemos estado buscando por mucho tiempo y no aparece. La tercera: Tampoco encuentro el sello que se supone debía estar aquí.
En serio, creo que me he preocupado más de buscar ese maldito sello que a la propia Sybil. Arthur ha estado muy preocupado durante todo este tiempo, más por el hecho de que entre más tiempo estemos aquí, más enfermos, cansados y débiles nos sentimos. Yo incluida.
Toda la Ciudadela está cubierta de una ligera capa de neblina roja, además de la evidente oscuridad que te hace caminar con lentitud para no tropezarte o caer en algún lado. Sin embargo, hay algo que me inquieta mucho. Este sitio está lleno de vestigios de una antigua civilización, o mejor dicho, de una civilización que todavía existe. Y no me refiero a los semi humanos, no, me refiero a literalmente una civilización que todavía existe, pero la humanidad dentro de El Abismo desconoce.
̶¿̶Q̶u̶é̶ ̶c̶ó̶m̶o̶ ̶l̶o̶ ̶s̶é̶?̶ ̶B̶u̶e̶n̶o̶,̶ ̶p̶r̶e̶g̶u̶n̶t̶é̶m̶o̶s̶e̶l̶o̶ ̶a̶l̶ ̶s̶e̶ñ̶o̶r̶ ̶a̶u̶t̶o̶m̶ó̶v̶i̶l̶ ̶d̶e̶ ̶l̶u̶j̶o̶ ̶q̶u̶e̶ ̶s̶e̶ ̶e̶n̶c̶u̶e̶n̶t̶r̶a̶ ̶a̶q̶u̶í̶ ̶a̶ ̶m̶i̶ ̶l̶a̶d̶o̶.̶ ̶H̶o̶o̶o̶o̶o̶o̶l̶a̶a̶a̶a̶a̶.̶ Hablando en serio, hay vestigios de autos, alumbrado público, pavimento y edificios muy similares a los que había en el planeta tierra. Es la primera vez que me encuentro con este tipo de registros en este mundo, y no hace más que recordarme por qué estoy aquí.
—Estoy muy cansado, tomemos un respiro—pide Julian.
Arthur suspira y asiente. Puedo ver una mirada de angustia y arrepentimiento en su rostro.
—Sí, hagámoslo—dice a secas.
Dejamos caer todo el equipo a mitad de lo que parece ser una enorme avenida vehicular. Estar aquí me hace sentir en una película apocalíptica. Julian se deja caer en una manta para descansar.
—La encontraremos, majestad. Confíe en eso—Norbert se acerca para colocar su mano en el hombro de Arthur.
—Yo... ni siquiera sé que decir al respecto. No quiero que algo le pase, ha estado con nosotros desde el inicio. No me perdonaría si no estoy ahí para ayudarla. Para ustedes...
—No se adelante a los hechos, majestad. No deberíamos estar lejos de Sybil—lo tranquiliza Norbert.
—Ella es testaruda, pero no imprudente. Aun así estoy preocupado—confiesa Julian.
Arthur se sienta en el suelo y suspira. Se talla la cara mira para todos lados. Se le ve realmente preocupado. Ojalá yo pudiera encontrar a esa maga de pacotilla, pero en serio, se está escondiendo bien.
—Escuchen, tengo que decirles algo. Les mentí—Arthur suelta el primer balde de agua helada.
Julian y Norbert lo miran fijamente, sin comprender. Oh no, va a hacerse el héroe de forma literal y asumirá toda la culpa. No puedo dejar que lo haga, yo soy la responsable de toda esta mierda.
—Yo... no vine aquí buscando la cura de Majorie.
—¿Qué? No lo entiendo, todo este viaje hemos estado explorando cada rincón—Julian parece confundido.
—Al principio todo se trataba de eso. Pero luego conocí a Panqueque. Ella me prometió un cuerno para curar a Majorie a cambio de traerla hasta aquí. Por favor, no la culpen a ella, yo fui quien decidió arrastrarlos hasta este lugar—continúa.
Ay, ahora me siento culpable. Seguro que piensan que soy una maldita manipuladora, pero les juro que tengo mis razones para haber mantenido todo esto en secreto de ellos.
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Que se jodan los arcoíris ©
FantasyLa vida apesta, en especial para Jean, una chica gótica que ha reencarnado en un unicornio dentro de un mundo de fantasía luego de morir en su oscura vida anterior. Rechazando su nueva naturaleza, Jean se opone a los colores y decide tomar el contro...