25 - Capítulo 13: Que se jodan los héroes

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Hay un dragón en Badaron. Lo vi con mis propios ojitos cuando estaba terminando de limpiar la paja del granero en la granja. Literalmente me encontraba saliendo del lugar cuando vi una maldita cosa blanca saliendo del agujero en el camino que conecta a la tercera capa.

Nunca olvidaré lo ridículo que se veían los monjes y guardias que custodian la puerta, sus rostros de pánico han quedado grabados para siempre en mi mente, ja, ja, ja.

Como soy muy valiente, solo temblé un par de segundos. Bueno, tal vez fueron más, pero no es mi culpa; si no fuera tan débil en estos momentos, sin duda alguna podría hacerle frente a ese dragón yo sola. Claro, todavía tengo recuerdos no gratos de cuando luché por escapar de la boca de uno, ugh, que asco.

Pero ahora soy solo una linda jovencita granjera que ha perdido su capacidad para despedazar a la mitad de El Abismo sola. Sigo resentida con Amcottes por eso.

Como sea, luego de que el dragón de escamas blancas se estableció en el pueblo, el jefe de la aldea, un viejo llamado Wolfmanwing, convocó una asamblea de emergencia en Badaron. Las instrucciones fueron claras, no luchar ni confrontar al monstruo hasta que alguien capacitado pudiera hacerse cargo del asunto.

Por desgracia, los cazadores de dragones son unos malditos cobardes y ninguno acudió al llamado. Todos dijeron las mismas palabras, algo así como "de ninguna manera vamos luchar contra un dragón de escamas blancas, es de mala suerte". ¡Cobardes! ¿Quieren saber que es mala suerte de verdad? Es ser gótica y renacer con colores chillones hasta en el culo.

Yo misma me haría cargo de la situación en secreto si pudiera, en serio, pero como mencioné hace poco, mi capacidad de pelear se encuentra limitada... buaaaaaah. Quiero mi acceso al Sistema de vuelta, y voy a luchar hasta conseguirlo de nuevo.

Al final, alguien propuso llamar a un héroe capaz de matar al dragón. Como en todos esos cuentos cliché donde un caballero con armadura y espada pelea contra una lagartija gigante. Al final recibimos una respuesta positiva de parte del reino.

Y hablando de reino, es hora de hablar un poco sobre este mundo, cosas de las que no tenía ni idea cuando era un unicornio vagando en el piso de abajo. Al parecer, vivimos en una sociedad regida por dos bandos, un reino y una iglesia (que se joda la iglesia). En resumen, tenemos un sistema político dividido en una monarquía y teocracia, ambos lados tienen la misma autoridad y conviven armoniosamente.

La iglesia del Dragón Negro es quien manda y dirige junto al rey y reina: Edmund y Quinella Vawdrey. Y por si fuera poco, su familia es bien extraña. Indagando un poco sobre el asunto, el señor Bowyar me contó que la realeza tiene una maldición donde algún mocoso nace con ojos del llamado Dragón Blanco, la criatura que creó el mundo con su gran poder y luego se volvió loco e intentó matar a todos.

Ese dragón murió gracias a la intervención del Dragón Negro, quien lo asesinó y salvó a la humanidad. Cada cierto tiempo, nace un príncipe o princesa maldita, intentando resurgir poseyendo su cuerpo para terminar lo que empezó. Por supuesto, la iglesia se encarga de eliminar a estas amenazas para evitar que la historia se repita.

Y la última princesa en nacer con esa maldición se llama Majorie Vawdrey, pero por alguna razón que honestamente no me importa no ha sido ejecutada. Estúpidas historias secundarias, ¿Quién rayos las escribió así?

¿Pero por qué estoy repasando todos esos datos de una familia real a la que nunca me voy a acercar ni un segundo? Que el héroe encargado de eliminar al dragón de escamas blancas es el primer príncipe de esta generación. No es que espere mucho de él, dudo mucho que un niño mimado y ricachón pueda hacerse cargo de algo de este calibre.

Me acuesto sobre un montón de paja y cierro mis ojos para descansar ahora que el señor Elfash y Dranin se encuentran dentro de la casa. Je, je, je, solo será un momento de relajación y el dragón no me verá. Lo he visto merodeando por los alrededores y solo en esos momentos es donde me escondo. El resto del pueblo está lleno de cobardes que han dejado de trabajar para huir de la lagartija voladora.

Que se jodan los arcoíris ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora