Solo hay algo peor que el calor abrasador que hace en el territorio semi humano. Y ese es no poder ver ni un carajo a tu alrededor. En serio, quien haya construido este coliseo cerrado es un maldito lunático que no tiene idea de arquitectura.
—Nos tratan como si fuéramos unos criminales—bufa Sybil.
—Relájate, si así fuera, no nos dejarían cargar ni siquiera nuestras armas—Julian defiende a los furros.
—Ajá, ¿y cómo piensas tensar tu arco con las manos inmovilizadas, genio?
—Uy... bueno, eso lo complica.
—Guarden silencio. No estamos en disposición de hablar con libertad. Nuestras palabras pueden cambiarlo todo—indica Norbert.
—Vean a Panqueque, es un ejemplo a seguir—apoya Arthur.
De hecho, mi estimado cabeza hueca, no hablo porque estoy cagándome de miedo. Presentimiento no ha dejado de punzarme en el alma. Es una sensación de pavor tan grande como la que me infundió Amcottes cuando luché contra él en los Jardines Huecos. Sé que estuvo detrás de nosotros durante todo el viaje, al igual que Howard. Me pregunto dónde está ese cazador de pacotilla ahora que vamos a necesitarlo.
—Otra vez alabando a Panqueque. Estoy comenzando a enojarme...
—Silencio—Norbert parece percatarse de algo.
El instinto que tiene este tipo es realmente bueno. Unos pasos se escuchan alrededor de la oscuridad hasta que unos pilares se encienden en fuego, iluminando el coliseo de forma perfecta. Ok, lo admito, me equivoqué con lo de la mala arquitectura de este lugar. Se ve imponente a pesar de lo rustico, pero agradecería una ventana abierta.
—Así que ustedes son los forasteros de los que todo mundo está hablando—habla una voz.
No es hasta que los desconocidos hablan que me percato de una especie de escenario que se separa del suelo por medio de más pilares de roca. Encima, hay cuatro tronos tallados en roca.
Quien parece haber hablado es un hombre con orejas y cuernos que se parecen a los de un toro. Su cabello rojo resplandece aún más con la iluminación que el fuego proporciona. Eso sí, está mamadisimo el muy hijo de su vaca madre.
—Les dije que eran sujetos curiosos. ¡Me deben una buena tanda de bebidas, imbéciles, yo tenía razón!—la capitana Rhea aparece en el escenario y se sienta en uno de los tronos.
No puedo hacer más que mirar hacia arriba, aguardando a que el resto de los líderes furros se presenten.
—No los hagamos aguardar más. Les presento al resto de tribus—anuncia Rhea.
De entre las sombras del escenario entra en escena otro hombre similar a la capitana, solo que sus orejas son plateadas y mucho más cortas. Tiene pinta de ser una cruza con lobo. Le había pedido permiso a Rhea para analizar su especie por pura curiosidad científica, pero me respondió sencillamente que era un zorro Fennec. Sí, esas especies existen en este mundo, y ya sé el porqué.
—Soy el líder de la tribu Escorpiones Amarillos. Mi nombre es Siliogen, es un placer—se presenta de forma seria.
̶A̶h̶í̶ ̶v̶a̶,̶ ̶o̶t̶r̶o̶ ̶p̶e̶r̶s̶o̶n̶a̶j̶e̶ ̶c̶o̶n̶ ̶p̶e̶r̶s̶o̶n̶a̶l̶i̶d̶a̶d̶ ̶m̶u̶y̶ ̶f̶r̶í̶a̶ ̶y̶ ̶s̶e̶r̶i̶a̶ ̶p̶o̶r̶q̶u̶e̶ ̶e̶s̶o̶ ̶e̶s̶ ̶l̶o̶ ̶q̶u̶e̶ ̶e̶s̶t̶á̶ ̶e̶n̶ ̶o̶n̶d̶a̶ ̶c̶o̶n̶ ̶l̶o̶s̶ ̶c̶h̶a̶v̶o̶s̶ ̶d̶e̶ ̶h̶o̶y̶ ̶e̶n̶ ̶d̶í̶a̶.̶
—Y yo soy Telase, líder de los Guerreros de arena. Espero que esta reunión sea productiva—añade una voz profunda.
Cuando el dueño sale a la luz, el corazón se me parte. Arcoíris. Otro puto arcoíris en el cabello de alguien. Se trata de nada más y nada menos que un centauro, pero no uno cualquiera, no, tenía que ser un unicornio. Él nos dirige una mirada a todos los que estamos abajo, pero se me queda viendo por unos segundos más que al resto.
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Que se jodan los arcoíris ©
FantasyLa vida apesta, en especial para Jean, una chica gótica que ha reencarnado en un unicornio dentro de un mundo de fantasía luego de morir en su oscura vida anterior. Rechazando su nueva naturaleza, Jean se opone a los colores y decide tomar el contro...