En otra vida - Mil monedas

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España 1905

Lena estaba en medio de la plaza, sentada en una banca con los brazos cruzados y sumergida en sus pensamientos, mientras las personas caminaban alegremente frente a ella. Hacia una semana que no veía a Kara y ese día llegarían sus papás para la fiesta de compromiso de su hermano.

Eso la habría podido tener muy estresada, pero la verdad era que ni siquiera había pensado en ello. No, había algo mucho más importante que ocupaba sus pensamientos, algo que no había podido hacer más que darle una y mil vueltas.

El beso.

Aquel beso había sido tan inesperado que tardo varios minutos en poder reaccionar y decidir ir tras de Kara. Pero había sido muy tarde, la joven ZorEl ya no estaba en la hacienda.

Pasaron un par de días en los que Lena no hacía más que pensar en lo sucedido, en lo que aquello significaba y en lo que haría. Esa era la verdadera complicación. No tenía la menor idea de lo que iba o tenía que hacer. Después de dos días decidió ir a buscar a Kara a su casa para hablar con ella y tratar de darle sentido a las cosas, pero ella no quiso verla y eso la terminó confundiendo mucho más.

—Mil monedas por lo que estás pensando.

La voz de Andrea la sorprendió. Se giró para encontrarse con la chica de pie a un lado de ella. Después de su primer encuentro, Andrea se encontraba "accidentalmente" con Lena cada vez que esta visitaba la ciudad y de ese modo comenzaron una peculiar amistad. A Lena no le importaba a lo que se dedicaba Andrea. Para ella, era una simple y agradable chica con quien le gustaba conversar de vez en cuando.

Lo que Lena no sabía era que Andrea tenía una obsesión por ella, que rápidamente se convirtió en un enamoramiento enfermizo. Por alguna extraña razón que no comprendía, sentía que Lena le pertenecía, y a toda costa quería hacerla suya.

—Hola, Andi.

—¿En qué piensas?

Lena dejo escapar un largo suspiro, se inclinó hacia el frente y se llevó las manos a la cabeza.

—¡Wow! ¿Tan grave es? — preguntó la joven sentándose junto a ella.

—Algo.

—¿Quieres contarme?

—Andrea... ¿Te has enamorado alguna vez?

Andrea abrió los ojos sorprendida por la pregunta.

— Perdona, fue muy indiscreto de mi parte— le dijo Lena al darse cuenta de su reacción.

—No. No lo eres. Es solo que, me tomaste por sorpresa, ¿Por qué me preguntas eso? ¿Tú lo has estado?

—Creía que sí. Pero ahora no estoy muy segura de que eso fuera amor. —Andrea parecía confundida por lo que Lena trató de explicarse mejor. — Yo tenía una relación en Inglaterra y estaba segura de que lo que sentía era amor. Pero, luego vine a este país y conocí a alguien maravilloso que puso mi mundo de cabeza y creo que ahora si estoy enamorada de verdad. Pero no lo sé, no se siente como la primera vez.

—Bueno, quizá este sea el verdadero amor de tu vida y por eso no lo sientes igual.

—Puede ser...

—¿Y cuál es el problema?

—Es complicado.

—¿Qué tan complicado?

—Muy complicado. — Lena volvió a suspirar y se puso de pie. — Es algo imposible. Ella está en una especie de trato que creo que no puedo romper.

La palabra "ella" llamó la atención de Andrea. Y luego estaba la mención de un trato, ¿era acaso estaba hablando de ella?

— Y eso me mata, no puedo rescatarla porque eso implica muchísimas cosas. Decepcionaría a mucha gente, incluidos a mis padres y ya los he decepcionado una vez. No la aceptarían, jamás. Es una locura. — Lena se veía muy desesperada —¿Qué harías tú Andi?

—Yo...— ¡Era de ella! Lena estaba enamorada de ella, ahora lo sabía. — A mí no me importaría lo que dijeran los demás. Si de verdad estuviera tan enamorada como tú, lucharía por eso contra todos. Porque de lo contrario mi vida sería muy miserable. Lucha Lena, lucha por ese amor. — los ojos de Lena brillaron como Andrea nunca los había visto brillar. Sonrió, la abrazo y le dio un beso en la mejilla.

—Gracias. — le dijo antes de irse.

Andrea se llevó la mano a la mejilla donde Lena había depositado sus labios y la vio marcharse.

°°°

Alex salía de la panadería cuando fue arrollada por Lena. La joven parecía muchísimo más feliz que hace tan solo unos veinte minutos que la había dejado en aquella plaza.

—¡Vamos Alex hay que darnos prisa! — Lena la tomó de la mano para comenzar a correr.

—¡¿Qué sucede señorita?! ¡¿Por qué hay que darnos prisa?!

Lena le quitó la bolsa de pan y la arrojo en la parte de atrás del carro, luego la tomo por los brazos y sonrió.

—Hay una novia, que tenemos que robarnos.

—¿Tenemos...? ¡¿Robarnos a la novia?!— Alex se sorprendió.

—Anda, en el camino te cuento. — Lena subió al carro y Alex la siguió.

Ahí iban de nuevo, otro plan que Alex pedía al cielo funcionara esta vez.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora