En otra vida - Secretos

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Los días pasaron y con cada uno de ellos, la relación y el cariño que Lena y Kara sentían la una por la otra crecía a pasos agigantados. La mayoría del tiempo Kara lo pasaba con Lena, pronto se hicieron grandes amigas y ya que Kara iba a visitar a Monel, nadie cuestiono nunca la relación que ellas tenían. Monel no hablaba mucho con ella, pero a él le gustaba mucho, aunque no podía decir que la amara o sintiera algo más que atracción por ella, pero siendo su prometida no tenía por qué preocuparse. Seguramente una vez que estuvieran casados comenzarían a enamorarse.

A Kara se le hacía apuesto Monel, pero ella no lo amaba y estaba segura de que jamás lo llegaría a hacer. Tenía que casarse con él, aunque ella no lo quisiera. No podía decidir no hacerlo, tristemente su padre era quien había elegido a su marido y en eso ella no tenía opinión alguna. Así que decidió que lo mejor que podía hacer era no pensar en ello hasta el día de la boda y gracias a que era poco el tiempo y las palabras que compartía con Monel, eso no era difícil.

—Tus papas llegan la próxima semana. — le dijo Kara a Lena una tarde mientras las dos estaban en los jardines de la hacienda. Las chicas habían adoptado la costumbre de pasear por ellos por las tardes mientras platicaban de todo y nada a la vez.

Al escuchar eso Lena sintió que el corazón se le encogía.

No le gustaba platicar de la realidad de su triste vida. Sin poder evitarlo se había enamorado perdidamente de Kara, pero era un amor que solo le provocaba tristeza. Primero porque Kara solo la veía como a una amiga y segundo porque Kara era la futura esposa de su hermano. Así que, al escuchar las palabras de Kara, su expresión se endureció y no dijo nada, solo siguió caminando.

—¿Me escuchaste?

—Sí. Pero ya lo sabía, fui yo quien le leyó la carta a Monel.

—Pues no parece que te alegre ver a tus padres. —Kara tomó asiento en una de las bancas del enorme jardín.

—A ellos no les alegrara verme.

—¿Tan mala es tu relación con ellos?

Lena se sentó junto a Kara y dejó escapar un suspiro.

—Digamos que... siguen molestos conmigo por haberlos puesto en ridículo.

—¿Por cancelar tu boda?

Lena se sorprendió de que Kara supiera lo de su boda.

—¿Cómo...?

—Monel me lo contó— agregó Kara apenada.

Aquellos detalles hacían que Lena se muriera de celos. No le gustaba para nada que Kara pasara tiempo con Monel, pero no podía hacer nada para evitarlo

—Pues sí. Por eso mis padres me enviaron a aquí. Para dejar de ridiculizarlos... supongo.

El silencio las inundo por unos segundos y eso extrañó mucho a Lena ya que por lo regular Kara era muy ruidosa.

—¿Por qué no te casaste? — le preguntó de pronoto Kara.

—No quería hacerlo. — Se limitó a decir Lena. Pero, detrás de esas palabras había una larga historia que la verdad tenía miedo de contar y que al hacerlo Kara la rechazara como todas las personas que la habían rodeado y se había hecho llamar sus amigos durante años.

La diferencia era que el rechazo de Kara no podría soportarlo.

—¿Estabas enamorada de alguien más?

''Creí estarlo'' pensó Lena.

Era gracioso, pero desde que había conocido a Kara no pensó en Cat ni una sola vez. Aquel amor que según ella era el único de su vida, quedo rápidamente en el olvido. Paso a ser un muy grato recuerdo, pero dejó de tener la importancia que Lena creía que tenía. Siempre recordaría a Cat con cariño, pero era muy diferente a estar enamorada.

—¡No quiero hablar de eso!

—¿Por qué no?

—Es mi secreto. —Kara se encogió de hombros.

—Si me lo preguntas, creo que fuiste muy valiente al atreverte a desafiar a tus padres y no aceptar casarte. Quisiera ser un poco como tú.

Lena miró a Kara extrañada por sus palabras ¿A caso no quería casarse con Monel? Eso no podía ser, en ninguna de sus pláticas anteriores mencionó algo parecido ¿O sí?

—¿Estas nerviosa por la fiesta de compromiso? — le preguntó Lena, pero Kara pareció molestarse de inmediato.

—¡Me caso en dos semanas! — dijo como respuesta y espero a que Lena dijera algo, pero no lo hizo, a pesar de que quería decir tantas cosas.

—Vas a ser muy feliz con mi hermano, eso te lo aseguro.

Kara miró a Lena directo a los ojos, era obvio que está muy enojada por algo que al parecer Lena había dicho.

—¡Cállate!

—¿Qué ocurre? — Preguntó Lena confundida.

—¡Nada! ¡Solo ya no hables! — Kara se puso de pie y comenzó a caminar de un lado para otro. Lena también se levantó de la banca, pero no intento detener a Kara.

—Es normal estar nerviosa, sé que quizá Monel es un poco intimidante, pero es un buen chico. Yo sé que juntos serán muy felices.

—¡Deja de hablar! — Gritó la chica parándose frente a Lena. Parecía que quería llorar y aquella expresión más que asustar a Lena, la llenaba de ternura.

Sonrió para tratar de tranquilizarla.

—Tienes que calmar...— Lena no pudo continuar hablando porque Kara la estaba besando.

Aquello fue realmente inesperado.

Una alerta se activó en ella, sabía que estaba mal, pero no le importaba, al final correspondido a la danza de aquellos cálidos y dulces labios. Cerró los ojos y dejo que el sentimiento las envolviera. Era un juego peligroso, pero a Lena le encantaba. Podía morir en aquel mismo instante sin ningún remordimiento más que el de no poder volver a probar aquellos labios que le estaban dando el regalo más placentero de su vida.

Cuando Kara se apartó de ella sintió como si le fuera cortado un brazo o una pierna, el dolor era muy parecido a sentir que le arrancara algún órgano mientras ella no podía hacer nada para evitarlo.

Las dos estaban agitadas y se miraban con intensidad.

—Kara...— susurró Lena tratando de hacer que su cerebro dejara de sentirse tan aturdido.

—No eres la única que tiene secretos. — dijo la heredera de los ZorEl antes de salir corriendo y dejar a Lena más confundida que nunca.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora