No tenemos tiempo

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— Kara no están arriba— le dijo Kal a Alex bajando las escaleras.

Como le había dicho a Kara, Alex fue por Kal y Luisa al estudio de Maxwell, se habían tardado más de lo esperado, pero no demasiado. Sin embargo, cuando llegaron a la casa la encontraron vacía. La puerta de la entrada estaba abierta de par en par, por lo que supuso que Kara no había ido lejos.

Había dicho que quería dormir, así que le pidió a Kal y a Luisa que la buscaran por toda la casa, mientras ella revisaba el jardín y los alrededores. Pero no la encontraron por ningún lado. Comenzando a preocuparse Alex había llamado a Sam, hacia cosa de quince minutos.

La más lata atravesó la ciudad en su auto a una velocidad impresionante y estaba escuchando a Alex que le contaba sobre la desaparición de Kara.

— ¿Llamaste a su celular? — preguntó Sam volviendo a fijar su atención en Alex.

— Su celular está aquí— fue Kal quien respondió mostrando el aparato en su mano.

— ¿Crees que este con Lena? — le preguntó ahora Alex a Sam con nerviosismo.

— No lo creo, ella... no, estoy casi segura de que no están juntas.

— Llámala. Pregúntale si la vio o le ha llamado.

Ante la insistencia de Alex, Sam llamó a Lena, pero después de varios intentos, supo que no contestaría. Se habían peleado y al ver su número en la pantalla era obvio que no respondería.

¿Cabía la posibilidad de que Kara estuviera con ella? Si era así ¿Entonces por qué tenía ese extraño dolor en el pecho? ¿Acaso era un presentimiento?

— No entiendo por qué tanto alboroto— comentó de pronto Luisa tomando asiento despreocupada en uno de los escalones — Seguramente la jefa ZorEl fue por algo de comer y se le olvido llevarse el celular. No sería la primera vez que pasa.

— Kara no fue a comprar comida—. La voz de Braini llamó la atención de los cuatro.

El chico, estaba de pie, en la puerta de la casa. Con el semblante sombrío. Y si él estaba allí, solo podía significar una cosa.

Peligro.

— ¿Y tú quién eres? — preguntó Luisa.

— ¿Qué es lo que sucede? — preguntó Alex sepultando la interrogante de Luisa — ¿Sabes en dónde está?

— Se los advertí— dijo él con amargo pesar — Les dije que, si regresaban, Kara iba a correr un gran peligro.

— ¿Quién es él? ¿Lo conocen? — fue ahora Kal quien preguntó, pero al igual que Luisa, fue ignorado.

Alex y Sam caminaron de inmediato junto a Braini.

— Ok, está bien. Tenían razón—. Dijo Sam — Solo, dinos qué es lo que pasa ¿En dónde está Kara?

— Monel y Andrea se la llevaron. — dijo Braini — Intente detenerlos, pero fue demasiado tarde. Cuando llegué, ellos ya se habían ido.

— ¡Maldición! — gritó Sam llevándose las manos a la cabeza, llena de frustración y caminando varios pasos.

Alex se volvió una estatua que apenas si respiraba, su piel se había vuelto mucho más blanca de lo que ya era. Mientras que Kal y Luisa se miraban llenos de confusión.

— ¡Lena! — Sam recordó a su amiga — ¿También se la llevaron?

— No— respondió Braini permitiendo que la más alta sintiera alivio por una fracción de segundo — Pero ella fue a buscar a Kara.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora