En la montaña

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— ¡Claro que no! — gritó Kara.

— ¿Por qué no? Tu misma dijiste que eres mucho mejor que yo, así que prácticamente ya tienes la carrera ganada. A menos que me tengas miedo.

— Yo no...

— No te preocupes princesa, no pasa nada. Solo acepta que soy mejor que tú y se acabó.

— Eso nunca. — dijo Kara estirando la mano para sellar el trato.

Lena le estrecho la mano con una gran sonrisa en los labios.

— Esto se está poniendo interesante. — dijo Kal para sí mismo cruzándose de brazos complacido.

°°°

— ¿Crees que es una buena idea? — preguntó Lex a Lena antes de que se marchara junto con la rubia para subir la montaña.

— Creí que estabas emocionado.

— Lo estoy, pero... Sam te dijo que te alejaras de ella. Y no lo sé, me pareció que hablaba en serio.

— No te preocupes, quizá de verdad sea una muy buena esquiadora y termine pateándome el trasero.

— Muévete. — le ordeno Kara pasando junto a ella.

Lena asintió y se despidió de su calvo amigo.

— Te veré en la meta. — le dijo Kara a Kal, y por fin se fueron.

°°°

Alex miraba la barra de pasteles tratando de decidir cuál de todos elegir. Era una decisión muy difícil para ella porque le gustaban todos, y la mayoría se le antojaban en ese momento. Se quedó de pie frente a la vitrina con el plato en las manos analizándolos hasta que de pronto alguien a su derecha colocó una rebanada de pay de limón sobre su plato. 

Cuando se giró, se encontró con la dulce sonrisa de Sam.

— Siempre te gustaron las cosas agridulces — dijo.

— Gracias.

— ¿Quieres hablar?

Alex asintió, pero cuando estuvieron a punto de sentarse en una mesa, apareció Monel.

— Alex...

— ¿Qué quieres? — preguntó ella con su expresión de hartazgo.

— ¿Has visto a Kara?

— No. — respondió tajantemente para deshacerse de él de inmediato.

— Alex por favor. — suplicó el chico. — Solo quiero saber en dónde está.

— Ya te dije que no lo sé. — a Alex realmente la fastidiaba verlo.

— Estoy preocupado. Me acaban de decir que se aproxima una tormenta de nieve, no creen que sea peligrosa, pero por seguridad están regresando a todos al hotel. Solo dime donde esta Kara para buscarla. — al escuchar las palabras de Monel, Alex guardo su furia y desprecio para otro momento y trato de comportarse.

— Esta con Kal en la montaña.

°°°

— Entonces...— habló el chico a un lado de Kal — ¿Quién crees que gane?

— No lo sé, ham... ¿Cuál me dijiste que era tu nombre?

— Lex.

— Sí, Lex. No puedo decir quién ganará, porque nunca he visto que tan buena es Lena. Mi prima es muy rápida y ágil, así que no debería de tener ningún problema.

— Lena es muy buena también. Sus padres le enseñaron a esquiar desde los tres años.

— Bueno, entonces supongo que va a ser muy reñido.

— ¡Kal!— de pronto gritó alguien llamando la atención de los dos chicos.

Alex, Sam y Monel corrían por la colina hacia donde estaban.

— ¿Qué sucede? — preguntó Kal frente a una agitada Alex que se inclinó para poder recuperar el aliento.

— ¿En dónde está Kara? — preguntó Monel igual de agitado.

— En la montaña

— ¿Por qué subió? — preguntó Alex.

— ¿Qué demonios les pasa?

— Se aproxima una tormenta y por seguridad todos debemos regresar al hotel, nadie puede subir a la montaña porque puede ser peligroso. — la joven amiga de Alex le explico a Kal. — No se los dijeron los guardias.

— No vimos a ninguno. — respondió Kal.

La nieve comenzaba a caer con más intensidad mientras ellos hablaban.

— Espera. — dijo Sam. — ¿En dónde está Lena?

— Subió junto con Kara a la montaña. — respondió Lex.

— ¡Oigan! — gritó uno de los guardias del hotel a unos metros de ellos. — No puedo estar aquí.

°°°

Tardaron unos minutos en llegar a la cima de la montaña. Lena fue la primera en descender del asiento móvil y por cortesía extendió la mano para ayudar a Kara, pero esta la ignoró, logrando arrebatar una nueva sonrisa a los labios de Lena.

Había comenzado a nevar unos minutos atrás y los copos caían sobre ellas a un ritmo constante, pero ninguna de las dos le tomó importancia.

— ¿Qué estas esperando? — preguntó Kara en la línea de salida preparándose para comenzar con la absurda carrera.

Lena sonrió y se colocó a un lado de ella.

— ¿No crees que esto está demasiado solo? — preguntó Lena algo extrañada de que no hubiera nadie más en la cima. No era como que tuviera que haber mucha gente, pero eran las únicas dos personas en ese lugar.

— La que llegue primero al final de la montaña gana. — le dijo Kara ignorando el comentario mientras se colocaba las gafas protectoras. — Una simple carrera, sin trucos ni demostraciones innecesarias, y sin trampas.

— Me ofendes. — la sonrisa no se borraba del rostro de Lena, aquello definitivamente la estaba divirtiendo. —¿Quieres que te dé dos minutos de ventaja?

Kara giró el rostro de inmediato para ver a la chica.

— Digo, para que sea más justo.

— Gracias, pero no necesito ese tipo de consideraciones. Soy capaz de ganarte sin siquiera sudar.

— De acuerdo. Si así lo prefieres. — la nieve seguía cayendo cada vez con más intensidad — A la cuenta de tres. — Lena se puso en posición y Kara hizo lo propio. — Uno...

— Dos... — continuó la rubia.

— ¡Tres! — gritaron las dos al mismo tiempo.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora