No quiero asustarte

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— Pasa por favor. — pidió Lena después de abrir la puerta de su departamento.

Las dos habíamos terminando empapadas de la cabeza a los pies después del choque y la posterior caída a la fuente. Fue practicante imposible permanecer secas. 

Salí del agua furiosa, dispuesta a matar al idiota con quien había chocado, pero, al ver la cara llena de preocupación de Lena mientras intentaba ayudarme a salir del estanque, lo único que pude hacer fue empezar a reír.

Lena insistió tanto en ir a su departamento para secar mi ropa, que no pude negarme. Aun cuando mi casa está mucho más cerca que la suya.

— ¿Segura que no hay problema? — pregunte insegura.

— No — respondió de inmediato con una sonrisa. — Lex está en el hospital, y Sam... bueno, no sé dónde está ella, pero, creo que tampoco está en la casa. — pareció dudar. — Déjame revisar.

Desapareció por el corredor, dejándome sola en medio de la sala. El lugar estaba muy silencioso e increíblemente limpio. Miré con detenimiento una foto donde aparecía Lena, Sam y Lex. Probablemente era el cumpleaños de Sam porque tenía la cara llena de pastel; Lena sonreía a un lado con unas orejas de Mike Mouse sobre la cabeza y Lex lanzaba serpentinas sobre ellas.

— No hay nadie. — Lena apareció de nuevo, la miré y sonreí.

Pasaron los segundos y ninguna dijo nada.

— Entonces... — me atreví a romper el silencio. — ¿Dónde está el baño?

— ¡Cierto! Perdón. Al fondo. Te acompaño.

La seguí por el corredor hacia el baño, abrió y la puerta y me quedé sorprendida al descubrir lo amplio que era. Había una tina de baño en el fondo de la habitación.

— Aquí hay toallas y una bata — me indicó abriendo la gaveta del lavamanos. — Dame tu ropa para ponerla en la lavadora.

Dejé que pasaran unos segundos, pero Lena no parecía entender que debía de salir del baño para que pudiera desnudarme.

— ¿Podrías...? — le sugerí cuando el silencio se alargó demasiado.

— ¡Oh sí! Perdón, me voy. — totalmente apenada y con las mejillas enrojecidas se dirigió a la puerta. — Espero afuera para que me des la ropa.

La vi salir torpemente y no pude evitar sonreír.

°°°

Lena se quedó fuera de la puerta esperando a que Kara le pasara la ropa. Una vez que lo hizo corrió a ponerlo en la lavadora, tratando de no prestar demasiada atención a la ropa interior, pero mirándola unos segundos de más. Luego fue al baño de su habitación y se dio la ducha más rápida de la historia. Se puso ropa limpia y seca, y volvió a la cocina antes de que Kara saliera del baño. Estaba nerviosa, pero, aun así, se las arregló para preparar un poco de té y unos bocadillos. 

Estaba terminando cuando escuchó la voz de su invitada.

— Tienes una casa muy linda. — dijo Kara.

Cuando Lena la miró se quedó congelada. 

Trago saliva con dificultad e intento disimilar lo mejor posible, el temblor en sus manos.

La chica estaba de pie, frente a ella, con nada puesto más que la bata de baño. Su cabello húmedo caía sobre sus hombros y había algunas gotas de agua que recorrían su clavícula y se perdían en su pecho. Sus piernas apenas si estaban cubiertas por la tela de la bata. Fue allí donde clavó la mirada y se perdió por un largo rato. No podía dejar de mirarla. No quería dejar de hacerlo.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora