Mi novia

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Lena llevó a Kara a un centro comercial. 

Para lo que pidió su ayuda fue para elegir el vestido perfecto para la cena que daría el hospital esa noche. Era un evento donde se le daría la bienvenida al nuevo inversionista que se uniría a ellos para trabajos de investigación. Lena quería dar una muy buena impresión a aquel hombre para que no le fuera difícil invertir fondos en su área de especialidad.

— Lena, ya sal. Necesito verte el vestido para poder darte mi opinión.

— Espera solo un segundo. — ya habían pasado por varias tiendas, pero hasta ahora no habían encontrado el vestido perfecto y que le gustara al cien por ciento a Lena. Aunque claro, Kara estaba disfrutando mucho todo eso, pero comenzaba a cansarse y a sentir hambre — ¿Lista?

— Desde hace media hora -- dijo rodando los ojos un poco cansada.

— No seas exagerada. — le pidió Lena cuando salió del vestidor.

En cuanto Kara la vio se quedó sin aliento.

— ¿Y? -- preguntó Lena dando vueltas frente a los espejos para mirar todos los ángulos -- ¿Qué piensas?

— Yo... te vez... digo... — Kara no podía pensar, mucho menos decir algo coherente.

Lena seguía mirándose en los espejos, mientras que Kara veía su hermosa espalda descubierta y el tatuaje que asomaba por la espalda baja, era una frase. Kara trato de leerlo, pero Lena se giró para mirarla.

— ¿No crees que es demasiado...?

— Es perfecto.

Lena sonrió satisfecha por la reacción que había provocado en Kara, la miró y de nuevo consiguió que sus mejillas se sonrojaran.

— ¿Entonces te gusta?

— Te vez muy bien con el vestido puesto.

— Te aseguro que me veo mucho mejor, sin el vestido puesto.

— ¡Lena! — Kara se llevó las manos al rostro, para cubrir su pena, mientras Lena no dejaba de reír.

— Ok, entonces me llevare este. Voy a cambiarme y luego vamos a comer algo, ¿Tienes hambre? — Kara seguía con las manos en el rostro y solo asintió — De acuerdo, no me tardo.

°°°

— ¿Qué es lo que quieres comer? – preguntó Lena cuando estaban pagando el vestido — Oye, espera, ¿Tú no compraras un vestido?

— Yo no lo necesito -- dijo Kara con una sonrisa.

— ¿Entonces no piensas acompañarme a la cena?

— Sí, pero yo ya tengo un vestido. Tengo mi propia casa de modas, ¿Lo recuerdas?

— Cierto ¿Y por qué no me diste un vestido de los tuyos?

— No lo pediste.

— ¿Lena? — detrás de ellas, llego una mujer que al parecer conocía a Lena.

Las dos se giraron para ver a aquella dama. Era una mujer delgada y aunque probablemente ya estaba en los cincuentas o sesentas, no dejaba de ser hermosa, su cabello estaba encanecido y se veía genial en ella.

— Lena, no sabía si en verdad eras tú.

Lena saludo con una ligera inclinación de cabeza. Al parecer se conocían.

— Buenas tardes.

— Por favor Lena, no hagas eso. Hace un mes que no te veo y ahora me hablas con formalismos. Sabes, deberías de pararte por la casa más seguido.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora