Esta vez, todo saldrá bien.

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Irlanda 437 años d.c

La joven Alexandra lloraba sin controlo mientras que Samantha trataba de consolarla pese a que ella también se sentía destrozada. La escena que habían presenciado y el horror de no haber podido hacer nada por su amiga, era un dolor que jamás podrían dejar atrás.

Aquellas imágenes, la sangre y la culpa, serían la mezcla perfecta para alimentar sus pesadillas de por vida. Había sido un asesinato cruel y sanguinario; aunque sabían cuál era la razón, no lograban explicarse el porqué de aquella carnicería innecesaria y mucho menos que el autor del crimen fuera encontrado muerto a un lado del cuerpo de su amiga sin ninguna herida aparente.

— ¡No es justo! — sollozó Alexandra con furia. — ¡No merecían morir de esa manera!

— Lo sé, pero...

— ¡Su único pecado fue enamorarse!

Samantha se quedó callada porque no tenía idea de que decir. Lo único que tenía era el ferviente deseo de poder de alguna manera, cambiar las cosas. Quería hacer algo por Kara, en esta vida o en la otra.

— ¿Ese es tu verdadero deseo?

Ambas escucharon la voz proveniente de la nada, como un susurro.

Era una voz masculina que no conocían. 

No pertenecía a ninguno de los habitantes del palacio. Se encontraban solas en los jardines, en medio de la noche, mientras todos los demás estaban en el funeral de la princesa.

Alexandra había comenzado a llorar y desapareció en medio de la ceremonia, así que Samantha fue a buscarla.

— ¿En verdad quieren ayudar a su princesa?

Oyeron de nuevo la voz, pero esta vez pudieron descubrir de dónde provenía. 

Delante de ellas apareció un joven.

— No se asuste. -- les pidió con una sonrisa amigable -- Mi única intención es ayudarlas.

Ninguna de las dos aparto la mirada de aquel extraño.

— ¿Quién eres? — preguntó Samantha.

— Un amigo.

— La princesa está muerta. No podemos hacer nada por ella ahora. — dijo Alexandra con pesar y sin mucho interés por conocer la identidad del joven.

— Tienes razón. — concedió él. — Está muerta. Pero no por ello, deja de estar en peligro.

— ¿De qué estás hablando? — quiso saber Samantha.

— Las almas de la princesa y de Kieran fueron maldecidas con un hechizo muy poderoso. Condenadas a repetir la historia sin parar hasta que Andrea y Monel consigan lo que quieren.

— ¿Quién eres? — volvió a preguntar Samantha.

— Mi nombre es Braini. Soy hermano de Andrea.

— ¿Andrea? — Samantha trató de recordar en donde había escuchado antes ese nombre.

— ¡¿La bruja del ónix?!— gritó Alex, y el chico frente a ellas, asintió — ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Qué es lo que quieres?!

— Ya se los dije. Solo quiero ayudar...

— ¡¿Ayudar a qué?!

— Escuchen. Lo que mi herma ha hecho es horrible. No solo convenció al señor Monel de matar a la princesa; sino que además lanzó un hechizo sobre ellos. Por eso se ha derramado tanta sangre. Ellos cuatro van a reencarnar una vida tras otra hasta que Andrea consiga lo que desea.

Cuando el amor se convierte en odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora